
Oscar Hernández (Barcelona, 1978) lleva una vida entera ligada al tenis. Fue el número 48º de la ATP en 2007 y ahora, a sus 36 años, ha vuelto a competir en los cuatros Grand Slams. Atrás dejó el peor momento de su carrera cuando, después de una operación de hernia discal, estuvo más de dos meses empotrado a una cama 24 horas a causa de una fuga de líquido cefalorraquídeo que le impedía regar el cerebro. El tenista se sobrepuso a unos síntomas que no le permitían estar de pie y volvió a competir al máximo nivel.
Hernández, atiende a Punto de Break en las instalaciones de la Federación Catalana de Tennis en Cornellà (Barcelona) donde tienen montada su academia profesional llamada RV Tennis. El catalán disfruta de su vida nueva, valora el tenis de una manera diferente y es feliz inculcando a sus jugadores los valores que le permitieron conseguir el sueño de dedicarse al tenis profesional.
Un charla distendida en la que comenta los amaños que vivió en el tenis en primera persona, el nulo esfuerzo de la ITF por frenar estos hechos prohibidos, la actitud de los jóvenes de hoy en día y un profundo repaso a su enfermedad que le impedía caminar con normalidad.
Tiene 36 años y está nuevamente compitiendo. Después de las operaciones, lesiones y dificultades que vivió esto es muy meritorio….
Sí. Me gusta mucho este deporte y físicamente siempre me he mantenido bien. Cuando tengo la oportunidad, juego torneos o equipos. Me apasiona el tenis.
En 2011 le dijeron que nunca más podrías volver a jugar al tenis en tu vida…
Sí, Ángel (Cotorro) me dijo que tenía un problema en el nervio serrato, que está debajo de la escápula y es el que te permite sacar. Me dijeron que tardaría un año y medio en recuperarme. Ahí es cuando pensé: “con 33 años, esperar un año y medio, estando el 160º del mundo… me retiro”. Y Ángel tenía razón, tras un año y medio dos años pude volver a jugar un poquito al tenis.
Tuvo unas consecuencias tras la operación de hernia discal que solo las padecen una de cada 1000 personas…
Tuve muy mala suerte. Era una operación normal, sencilla, una hernia discal L5-S1, una operación que hacen miles cada día. Lo que pasa es que cuando rascaron el disco me tocaron el tubo que riega el cerebro del líquido cefalorraquídeo.
¿Cómo lo detectaron?
Yo salgo de la operación y me encontraba perfecto, pero al cabo de unos días me empiezo a marear. Cada vez que estaba mucho rato de pie, me mareaba. Y eso iba creciendo. Si estaba ya unos pocos minutos igualmente me mareaba mucho. Ahí es cuando me dicen que tengo que estar tres semanas en cama.
¿De reposo total?
Absoluto. Sin moverme nada.
¿Cuál fue el diagnóstico?
Era un pequeña fuga del líquido cefalorraquídeo que cuando te pones de pie no riega el cerebro.
¿Qué síntomas tenía?
Mareos y unos dolores de cabeza profundos. Pero cuando yo me tumbaba estaba perfecto, no pasaba nada. Estuve como un mes en cama y me dijeron que se taponaría solo. Al cabo de un mes me vuelvo a levantar y me pasa exactamente lo mismo. Me pasaba a los cinco o diez minutos de pie. Ahí me asusté mucho y me abrieron otra vez la misma cicatriz de la espalda.
Una seguidilla de semanas de sufrimiento..
Sí, y lo peor es que tras la cirugía todavía me seguía pasando lo mismo. Ahí es cuando me dicen que me esté un mes más en reposo total pero ahora en el hospital. Pasé casi dos meses en cama sin moverme.
Usted comentó hace unos años que era una sensación similar a la de estar muy borracho.
Sí, era de mareo total. No controlaba nada, tenía muchos vértigo. No podía andar ni de aquí a allí (señala una distancia aproximada de unos 6 metros).
Aparte del susto, no debe ser una situación fácil de asimilar para la cabeza…
Mi mujer siempre me dijo que no entendía cómo podía estar dos meses en cama, que era muy fuerte.
¿Se pasaba las 24 horas sin moverse?
Vamos a ser más claro… no podía ni ir al baño. Todo era en la cama. Es muy, muy duro. Comer tumbado… pipi y caca en la cama… es muy duro. Mi cama de matrimonio, en mi casa, la pusieron con libros debajo de las patas para que me regara mejor, para que el líquido fuera mejor a la cabeza.
Tenía mucho tiempo para pensar...
Sí, aunque dormía muchísimo. Estaba muy cansado, tenía ganas de dormir todo el tiempo. Pero claro todo el día, pues miraba internet, leía, miraba la televisión… mi mujer fue un gran apoyo en esa época.
¿Y usted cómo se sentía?
Te sientes como que no ayudas, como que eres un estorbo. Pero eso me hizo muy duro de cabeza. Ojala me hubiese pasado esto antes, cuando era más joven. Me hubiese hecho más duro para el tenis.
¿Qué aprendió de esa época?
Que la paciencia es vital en esta vida. No solo en el tenis sino en la vida en general. Hay que ser paciente y un buen paciente.
¿Cómo ve el tenis ahora?
Lo valoro mucho más. Este deporte es una pasada. Estar en una pista de tenis, luchando, jugando solo, sudando, batallando… este deporte me tiene fascinado.
¿De joven también lo tenía fascinado?
No, de joven no tanto. Siempre decía: ‘¡qué asco!’ o cosas similares a las que dice Andre Agassi en el libro (Open). Pero te vas dando cuenta con los años que el tenis es muy bonito. El problema es que cuando eres joven no lo ves, eres tan inmaduro que te da asco, tiras partidos, no luchas…
¿Cómo fue Oscar Hernández como jugador?
Siempre digo que a mí, el tenis me ha dado mucho más de lo que yo esperaba que me diera, pero mucho más. Yo no esperaba que me pudiera ganar la vida con esto. Nunca lo pensé.
Cuando era pequeño no era de los que más prometía…
Yo de junior o de cadetes no era, ni de cerca, de los mejores. Me pegaban palizas los buenos de ese momento como Beto Martín, Oscar Serrano o Salva Navarro. Estos tíos me pegaban palizas, no podía ni jugar con ellos de pequeño. Pero se dieron muchos cambios que me hicieron poder llegar arriba, fue un cúmulo de cosas y yo maduré más tarde que la gente ‘normal’. A los 20 no era nada maduro como sí lo fui a los 24. Hice todo tarde, pero a cada uno le toca cuando le toca.
Usted incluso pensó en dejarlo.
Fue el verano de los 19 años. Desde los 19 para abajo, mis padres me pagaban todo el tenis. Yo tenía mala actitud, tiraba partidos y tenía que ver que mis padres hacían un esfuerzo económico por pagarme toda mi carrera. Ese verano les dije que no quería jugar más a tenis y que tampoco quería que se gastaran ni un duro más conmigo.
¿Dejó de jugar para trabajar?
Sí. Me puse a trabajar todo el verano de camarero en una discoteca en Barcelona. Tenía muchos amigos trabajando ahí y me fui con ellos que pagaban muy bien. En esa época eran 40.000 pesetas a la semana.
Pero le volvió a picar el gusanillo del tenis nuevamente…
Luego empecé a jugar nacionales con ese dinero y empecé a ganar algo porque en ese entonces estos torneos repartían un poco. Y ahí ya no dependía de mis padres. Esto me hizo ser mucho más independiente y no me sentía tan mal con mi familia, a pesar de que ellos siempre me habían apoyado. El salto de verdad fue cuando conocí a Marcos Roy e Ignasi Verdonces.
¿Marcos Roy fue una de las personas que más le ayudó en su carrera?
Sí, ha sacrificado muchas cosas en su vida por estar conmigo muchos años. Ha creído en mí incluso más que yo mismo.
¿Se ha sentido avergonzado por no tener dinero para jugar al tenis?
Totalmente. Mira, cuando me reúno con Marcos le digo: ‘esto es lo que te puedo pagar. No hay más’. Era una cifra insignificante y él con familia e hijos dijo que aceptaba. Durante un año le iba a pagar eso.
¿Qué puesto estaba en ese momento?
Era el 400 aproximadamente. Pasaron 10 meses y me metí top 100, en el 80. Un cambio muy rápido. Y ahí recuerdo que le dije a Marcos que ya empezaba a ganar dinero y que le podía renovar el contrato. Y ahí él me dijo: “no, no. Yo te dije que era un año, y es un año”. Yo quería pagarle más esos dos meses que faltaban pero él se negó.
Sorprendente.
Muchísimo. Ahí te das cuenta con qué tipo de persona estás tratando. No está contigo porque eres bueno o quiere aprovecharse de ti.
¿A día de hoy está mal visto trabajar y sufrir?
Ha habido un cambio ahora con la crisis que desgraciadamente los que juegan más a tenis son los que tienen dinero. Esto significa que el niño tiene un respaldo económico muy fuerte detrás. Los que juegan son los de estatus medio-alto. Son más mimados, poco sufridores. Han tenido las cosas mucho más fáciles en la vida. Antes no era así, podía jugar a tenis cualquiera. Ahora son mucho más señoritos y es por eso que no sufren tantos.
Usted como entrenador, ¿Qué trata de inculcarle a los chicos?
Yo intento meterles valores de sufrimiento. Sin el sufrimiento no van a conseguir nada en la vida. No en el tenis, sino en la vida. Hay que sufrir por lo que tú quieres. A mí me decían que no iba a llegar y mira, al final lo conseguí. Yo intento inculcarles que, pase lo que pase, esté el partido de la manera que esté, que la luchen. Que miren a David Ferrer o Rafa Nadal, son ejemplos de lucha total.
Ante la gran falta de ayudas y lo fácil que puede ser ganar dinero con las apuestas, ¿cómo ve que tenistas apuesten en sus propios partidos para poder ganar un buen puñado de euros?
Lo veo mal pero por otra parte lo entiendo. Yo veo tantas cosas en los Futures… si tú sabes de tenis, estás viendo un partido y tú ya sabes quién está haciendo algo o quién no. Se ve claro quién lo hace. Insisto, entiendo que lo hagan en su situación pero creo que la ITF debe poner un remedio y creo que no lo están haciendo. Al, contrario, lo fomentan poniendo un ‘live score’ para que haya más apuestas.
Lo ponen muy fácil para los propios tenistas.
¿Por qué hay apuestas en Futures? Es la base del tenis y ¿ya la están ensuciando? Si la ATP ya está sucia y hay muchos que lo hacen, no voy a decir nombres pero hay muchísimos que lo hacen, ¿cómo no va a estar podrido lo otro?
Suena lógico.
Si los que ganan medio millón al año lo hacen por 200.000 o 150.000 euros una semana. ¿Entonces cómo no lo van a hacer ellos (los jugadores de Future) por 2.000 euros? Si con esos 2.000 euros van a pagar al entrenador y van a poder hacer una gira de otras dos semanas. Es normal que lo hagan y lo veo muy difícil de parar.
¿Las apuestas pasan tanto en torneos ATP como en Challengers?
Sí. Totalmente, totalmente. Estoy cien por cien seguro.
Hubo un partido suyo en 2009 en primera ronda de s-Hertogenbosch ante Daniel Koellerer que estuvo bajo sospecha y en investigación porque se realizaron muchas apuestas extrañas, con mucho dinero a que usted ganaba ese encuentro cuando no era favorito…
¡Lo hizo! Si me preguntas a mí, te digo que (Koellerer) se apostó a que perdía.
Pónganos en situación.
Oscar Hernández en hierba, más malo que… (risas)…. Nunca había ganado un solo partido en hierba. Yo lo intentaba pero era malo. Muy malo en hierba. Me tocaba contra Koellerer que no era un maravilla pero jugaba mejor que yo. Todo el partido va 1-1, 2-2… todo muy justo y en el 3-3 sacando él, tira todo afuera. Una doble falta, siguiente fuera, la otra a la red y ya vi que en ese juego cambió de actitud. Lo vi en el partido y pensé que era raro pero también dejé la posibilidad a que haya tenido un mal juego, que también puede ser…
Pero en el segundo set vuelve a pasar lo mismo…
Sí. Igual. 1-1, 2-2… y lo mismo: afuera, afuera, afuera y yo cierro el partido fácil. Y ahí veo que él falla y no se enfada con esos fallos y encima jugando contra mí, que habíamos tenido disputa antes. En ese partido salí y le dije a mi entrenador: “este tío lo ha hecho, seguro. Se ha apostado en contra seguro”.
¿Nunca nadie vino de la ATP a pedirte explicaciones de ese partido?
Nunca jamás.
¿Qué piensa de torneos de la ATP como el de Hamburgo en Alemania que están patrocinados por casas de apuestas?
No entiendo que inciten en un torneo a apostar, incluso en la sala de jugadores. Recuerdo que salían los ‘rates’ de cada uno y todo el club era de Bet-at-home. No hay voluntad por frenar esto y además no van a poder pararlo. No van a frenar de que tú y yo nos pongamos de acuerdo en un resultado. Nadie lo va a poder parar.
¿Cuánto cree que puede ganar un tenista con apuestas ilegales?
Depende del jugador si es bueno o malo. Si eres bueno, eres más favorito. Pero muchísimo dinero. No te puedo decir cifras pero mucho, mucho dinero.
Oficialmente ganó casi 2 millones de dólares en la ATP. No parece que le haya ido mal en su carrera…
¡No sé dónde están! (Risas). Nada, nada… aquí me ves trabajando cada día. En el boom inmobiliario te da para comprarte una casa, unos apartamentos y a seguir trabajando.
Usted disputó dos Futures en Zimbawe unas semanas atrás. ¿Por qué este destino?
Hago unas semanas en privado con un chico de Zimbawe. El chico está con nosotros en nuestra academia y estaba luchando por conseguir unos puntos ATP y me dice que me apunte al torneo y a ver si tenemos suerte, nos toca jugar juntos y le dejo ganar. No hubo suerte pero él consiguió su punto ATP ganando su primer partido de main draw. Pero yo ahí fui a trabajar, no a jugar.
El pasado US Open estuvo a un solo partido de acceder al cuadro final. Incluso le ganó en primera ronda de la fase previa al 116º del mundo Go Soeda. Curioso para no estar apenas compitiendo…
Lo que pasó en el US Open fue de risa. Me cogí dos semanas de vacaciones y me fui con la familia para allí una semana antes del torneo. Esa semana no entrené nada, cero. Llevaba un mes sin jugar al tenis. Hice todas las visitas turísticas la primer semana, disfruté y veo que me toca Go Soeda en primera. Yo quería jugar obviamente, si gano, gano y si pierdo, pues ya me pago los pasajes con lo que gano por disputar la previa. Entrené 45 minutos antes del partido con un amigo… y jugué un huevo y le gané. Me divertí a full, me lo pasé muy bien estando en la pista y viendo que no estaba tan mal como pensaba.
¿Y en la última de previa qué pasó?
Me volvió todo lo de antes. Me entrené a conciencia el día antes. Quería ganar, jugar mi último partido en main draw. Jugué fatal, tensionado, atrapado… pero fue un bonita experiencia. Pero bueno, me dio 16 puntos que me metió 800º en el ranking otra vez, je.
¿Qué quiere aportar Oscar Hernández al tenis?
Los valores que me inculcaron a mí desde pequeño. Hay que tener mucho sacrificio, mucho trabajo y tienes que rodearte de las personas con las que quieres estar y con las que veas que puedes conseguir algo. Esto es lo que quiero inculcar a mis chicos.