
A medio camino entre las rayitas del Pong y las magníficas recreaciones gráficas que hacen de los jugadores los videojuegos actuales, se sitúa Match Point, la primera simulación “de verdad” de un partido de tenis. La revolución llegaba en 1984.
En los años 80, un pequeño microordenador de 8 bits y sólo 48k de memoria, hacia furor en los hogares de medio mundo. Se trataba del archiconocido Spectrum, máquina para la que se llegaron a desarrollar unos 30.000 juegos, que se dice pronto. Para correr en el Spectrum, o en el Amstrad, otro mítico de aquella época, nació Match Point, el primer videojuego que recreaba de forma realista (dentro de las lógicas limitaciones de aquella tecnología) una pista de tenis sobre la que los dos contendientes podían moverse con total libertad y golpear a la bola de muchas y variadas formas.
No faltaban los recogepelotas, el juez de silla y el público pero, lo que realmente hizo de Match Point un auténtico éxito, fue su jugabilidad. El manejo era sencillo e intuitivo, pudiendo mover a tu jugador en todas direcciones, variar la velocidad y dirección de los golpes, ejecutar globos, dejadas… Las posibilidades eran infinitas, permitiéndote mantener largos peloteos desde la línea de fondo o practicar el saque y volea, al más puro estilo McEnroe.
El reglamento del tenis se respetaba íntegramente, incluyendo los cambios de pista en los juegos impares. Y ojito con los cambios de pista, porque dada la perspectiva tridimensional empleada, el manejo de tu jugador desde la parte alta de la pantalla se tornaba mucho más complicado, sobre todo a la hora de calcular el momento exacto de golpear a la pelota.
Además de competir contra “la máquina”, en tres niveles distintos de dificultad, la posibilidad de medirte contra un amigo en el mismo ordenador, era una de sus principales bazas, garantizando horas y horas de diversión.
Psion, la desarrolladora sudafricana que parió esta maravilla, fue capaz de exprimir las 48k del Spectrum (64k, en el caso del Amstrad) hasta límites insospechados. Antes de que Match Point viera la luz, lo más parecido al tenis a lo que habíamos podido jugar era el mítico Pong y sus sucesivas imitaciones. Hay que recordar que estamos hablando de hace 30 años; el cassette nos parecía el no va más, aunque tuviéramos que esperar pacientemente un buen puñado de minutos a que el juego cargara, y en algunos salones todavía se contemplaban televisores en blanco y negro.
En tiempos de fibra óptica, modos multijugador online y mandos inalámbricos, uno no puede evitar esbozar una sonrisa recordando cómo se lo pasaba jugando uno contra uno al Match Point… cuatro manos sobre un único teclado de apenas 30 centímetros de ancho… Aquello sí que tenía mérito. Como ganar a la computadora en el modo de dificultad más alto, donde la frenética velocidad de la bola ponía a prueba los nervios de cualquiera.
Si a alguien le pica la curiosidad o, como el que escribe, tiene ya una edad y quiere rememorar viejos tiempos, no es complicado conseguir emuladores de Spectrum y Amstrad a través de la red. A día de hoy, es posible jugar al Match Point original en un PC o en cualquier Smartphone de última generación. Todo es ponerse, googlear un poco, y retrotraerse a los tiempos de Verano Azul.