
Rafael Nadal reaccionó a tiempo ante Martin Klizan en la primera ronda de Wimbledon. El fantasma de otra eliminación prematura se acercó a Nadal, pero el tenista español sobrevivió a un partido con altibajos: 4-6, 6-3, 6-3 y 6-3. Su rival en la segunda ronda será el checo Lukas Rosol, verdugo de Rafa en Wimbledon 2012.
Ganó en hierba dos años después. En su presentación en Wimbledon, Rafael Nadal se pareció al jugador que cayó prematuramente en las dos últimas ediciones. El número uno tuvo capacidad de reacción ante Martin Klizan, pero se mostró vulnerable, incluso cuando el marcador le favorecía.
Las últimas actuaciones de Nadal en hierba, junto a la condición de zurdo y la agresividad de Klizan, hacían prever una primera ronda complicada para el número uno. Y las expectativas se confirmaron desde los primeros intercambios. El tenista eslovaco, extremadamente agresivo al resto, incomodaba a Nadal.
El español no mostraba autoridad en los juegos al servicio. Su primer saque le ayudaba por momentos, pero el segundo invitaba a Klizan a la rebelión. Desde el fondo de la pista, los golpes de Nadal eran demasiado cortos, carecían de profundidad. Rafa sufría cuando no podía crear ángulos. Sus golpes no hacían daño y apenas lograba golpes ganadores con su derecha. Una escandalosa doble falta cuando afrontaba un punto de break le condenaba en el primer set.
El resultado de este parcial alimentó sus dudas, mientras el estado anímico de Klizan le hacía subir hasta el cielo de Londres. Nadal salvó un momento muy delicado cuando levantó tres bolas de break en el comienzo del segundo set. Estaba mentalmente tocado, pero pensó y reaccionó. Adelantó su posición en la pista, fue más agresivo al resto y sus golpes ganaron profundidad.
Así conquistó el servicio de Klizan por primera vez y se adjudicó el segundo parcial, aunque debió superar otro momento de duda con su saque. Con el marcador igualado y el paso de los minutos, el eslovaco decayó mentalmente. Sus errores no forzados facilitaron la reconstrucción de Nadal, que tras caer a la hierba, regalaba un espectacular passing shot con un revés cruzado.
Nadal tomaba el mando con un doble break en el tercer set, aunque no lograba continuidad en su juego y añadía incertidumbre antes de llevarse esta manga. Klizan se retiraba al vestuario, pero nada cambiaba en su regreso. Su irregularidad era mayor que la del número uno.
Con un marcador favorable, Nadal volvió a acusar inseguridad y falta de confianza en la hierba. Sus problemas para consolidar ventajas dieron otra vida al eslovaco, pero el español reaccionó con determinación al resto y alcanzó la segunda ronda de Wimbledon. Esta capacidad de reacción fue lo mejor de Nadal en el partido de hoy. Sin embargo, su inseguridad al servicio es un síntoma preocupante para el jugador balear.
El examen de la segunda ronda revelará si la confianza adquirida por la victoria corrige las lagunas que hoy mostró Nadal. Lukas Rosol, que derrotó a Benoit Paire por 6-3, 3-6, 7-6(5) y 6-4, es un rival que no suele permitir titubeos sobre esta superficie. Y Nadal aprendió esta lección cuando cayó ante el checo hace dos años en el mismo escenario del próximo jueves. Rosol, con un servicio que concede menos oportunidades que el de Klizan, regresa a la pista central con la ambición de repetir su proeza de 2012. Wimbledon ofrece a Nadal la oportunidad de vengar aquella afrenta o de agrandar su herida. Un arma de doble filo.
Nadal: “Cuando sales a la pista central y has perdido el año pasado en primera ronda, y el año anterior en segunda ronda, lo tienes en mente”
Así explicó Rafael Nadal sus sensaciones tras el partido: “La hierba es una superficie difícil, pero la llevo en mi corazón porque aquí tuve uno de los torneos más importantes de mi carrera. No voy a mentir. Cuando sales a la pista central y has perdido el año pasado en primera ronda, y el año anterior en segunda ronda, lo tienes en mente. Pero cuando perdí el primer set, no estaba pensando en lo que pasó hace un año o dos. Estaba pensando en el siguiente punto y en encontrar una solución. El pasado es pasado. No he jugado mucho en hierba en los tres últimos años. Siempre es como empezar otra vez. Tienes que ajustar los movimientos y el ritmo, encontrar los lugares a donde sacar. El único modo de hacerlo es jugando partidos”.