La Crisis del tenis sudamericano. Parte I: La presentación del escenario. Argentina y sus malos augurios
Analizamos en profundidad la crisis por la que actualmente se encuentra el tenis sudamericano


Uno de los legados de la gira sudamericana fue la emergencia de la idea de crisis terminal del tenis en la región. Tal aseveración puede variar de acuerdo a la perspectiva y respecto con que período se lo compare. Apuntamos las primeras cuestiones con el caso emblema: Argentina y la era post legión.
Cuando el mes pasado Carlos Berlocq fue derrotado por el holandés Robin Haase en un encuentro válido por los octavos de final del ATP de Buenos Aires, ya nadie recordaba de memoria cuantas ediciones habían transcurrido desde la última vez que ningún local alcanzara los cuartos de final del tradicional certamen rioplatense.
De allí a asegurar que el tenis argentino atraviesa una crisis terminal hubo un solo paso. El dato habla por sí mismo, sin embargo habría que tener en cuenta algunos atenuantes. El primero que en la semana previa Leonardo Mayer había sido finalista en Viña del Mar y que en el cierre de la gira sudamericana Federico Delbonis ganó su primer título ATP en San Pablo. Por tanto, la tragedia anunciada parece apresurada.
El segundo y más importante es que la Argentina tiene en Del Potro a un potencial top 5 de apenas 25 años, que entre otros lauros ha conseguido ganar un Grand Slam, una medalla olímpica por primera vez para el tenis masculino de individuales y que si llegara a poder superar la lesión de la muñeca izquierda que lo tiene a maltraer de un tiempo a esta parte, el tandilense aún tiene mucho por dar.
En ese contexto, el problema para los argentinos es pensar que un país puede colocar compatriotas en forma permanente en el pedestal del tenis mundial. Pero aún más iluso es que esa nación sea una con enormes y deficitarias diferencias respecto a otras potencias del planeta. Es decir, el error fue creer que brotarían "legionarios", jugadores de elite a granel. La década de 2000 permitió asistir a una camada de talentos irrepetible e inigualable y que superó con creces lo que se había hecho para arribar a esos resultados.
Coria, Gaudio, Cañas y Nalbandian, todos con títulos 1000 o de Grand Slam, sumados a Puerta, Acassuso, Calleri, Zabaleta y Chela entre otros, fueron una conjunción de talentos que en algunos casos recibieron un importante apoyo de la Asociación y en otros, poco y nada. A ellos se agregan las exitosas carreras de Paola Suárez y Gisela Dulko en la rama femenina en dobles, aunque Suárez también alcanzó las semifinales en individuales en Roland Garros en la misma edición de la final entre Coria y Gaudio.
Por tanto, la perspectiva catastrófica se aplaca si atendemos a lo antedicho, esto es, lo normal no fue lo que sucedió hasta hace poco sino lo que parece venir. ¿Y que se viene? Mónaco (cumplirá 30 años en marzo) y Berlocq (31), atraviesan la etapa final de su carrera y lo esperable es que tal vez aún puedan tener más que interesantes actuaciones, pero es más una apuesta que una realidad. Hoy oscilan en la franja 40 del ranking y con ello pueden disputar todos los torneos ATP que deseen.
Detrás de ellos asoma una camada de tenistas nacidos a comienzos de la década de 1990, encabezados por el zurdo Delbonis, que de a poco fueron arrimando al top 100. El de Azul se ha despegado del resto basado en dos descollantes actuaciones que le han permitido trepar hasta su mejor ranking (44°): Finalista en Hamburgo 2013 y campeón en la última edición de San Pablo. Aún con magros resultados en cemento, Delbonis de 23 años no ha encontrado su techo y posee potencial para pelear más arriba. Similar situación que el correntino Leonardo Mayer, de 27 años y 74 del mundo y con un gran juego aunque en ocasiones irregular desde el aspecto anímico.
Aún más retrasados pero con un avance gradual que los posiciona en el lote 100-150 del escalafón asoman Guido Pella (23 años y 110° del ranking), Facundo Bagnis (112°-24), Facundo Arguello (121°-21), Diego Schwartzman (130°-21) y Guido Andreozzi (142°-22) entre otros.
Respecto a ellos, se dice que los latinos poseen tiempos de maduración más lentos, aseveración seudo científica pero que sin embargo tiene una comprobación empírica voluminosa en la historia del tenis sudamericano. Más claro, en estas tierras los jugadores explotan más tarde con la salvedad de aquellos distintos, tocados con una varita que rompen con todos los moldes y están llamados a conformar el grupo selecto, la elite del tenis. Sería un error comparar que había ganado Nalbandian, Coria o Del Potro a la edad de la generación '90.
Finalmente, hay un exceso de expectativas en cuanto a que un jugador sería exitoso sólo si alcanzara la cima o peleara los primeros puestos. Una falacia porque no hay lugar para todos en ese reducido club. Mal acostumbrados a las mieles de las grandes victorias y conquistas, los jugadores jóvenes cargan con la mochila de arrimar a las trayectorias de la que fuera en conjunto, la mejor generación del tenis argentino. A nivel individual el mejor de la historia continua siendo Guillermo Vilas, con cuatro Grand slam, torneos de maestros y algunos records aún en vigencia.
Sin embargo el público y algunos periodistas han puesto la vara bien alta, lo que ha construido la noción de fracaso/crisis si en los próximos años no hubiera un argentino disputando las instancias finales de los grandes torneos. Un logro que depende de varios factores, principalmente que un talento inigualable nazca en estas tierras...
En el próximo envío:
- Otros casos sudamericanos.
- Las ventajas y desventajas regionales actuales para que un jugador de el salto al profesionalismo.
- El vacío post figuras ilustres: ¿Las dirigencias desaprovecharon el auge?
- Cuestiones para entender el por qué una política integral (infraestructura, inversión, detección de talentos, etc.) no garantiza asegurarse el desarrollo de un jugador top ¿Figura de elite se nace o se hace?
- Otros tópicos para la reflexión acerca de si Sudamérica atraviesa una crisis en torno a la formación de jugadores profesionales.