
No son palabras de un hombre cualquiera. Las pronuncia uno de los vigentes campeones en la competición, un deportista con dos títulos a sus espaldas y más de 60 partidos como aval sin haber cumplido los 29 años. Tomas Berdych, como tótem del tenis checo, pide de manera clara una revisión del formato de Copa Davis. Terminar de una vez por todas con el carácter anual de la cita, con eliminatorias en fechas realmente incómodas, abriendo la opción de viajes largos, planificaciones rotas, cambios de superficie bruscos,...
Quiere soluciones y emite su deseo como vigente dueño de las últimas dos Ensaladeras. En concreto, una Copa Davis cada dos temporadas. Tomas, junto a su compatriota Radek Stepanek, han contribuido a colocar el sello de República Checa con fuerza en este siglo, batiendo a Serbia en la final de 2013 y un año antes a España. El finalista de Wimbledon 2010 ha descrito estos pasajes como los mayores logros de su trayectoria.
Pero este brillo no ciega los ojos de un tenista que pide cambios y soluciones. Porque esos esfuerzos, según expresó ante la prensa ante de disputar el torneo de Dubai esta semana, han tenido un coste irreparable en su carrera. "En los últimos dos años he perdido ocho semanas debido a la Copa Davis -cuatro para competir, y la siguiente a cada eliminatoria-. Quedas muerto para jugar un torneo o siquiera para prepararte" comentó Tomas en palabras recogidas por Reuters, que contribuyó al triunfo 3-2 de República Checa ante Holanda en la primera ronda de este año.
Uno de los focos de su crítica estuvo en el calendario que presenta la competición, con los cuartos de final en abril, las semifinales en septiembre y después un parón de dos meses hasta la celebración de la final en noviembre, como cierre a la temporada. "Terminamos la semifinal en septiembre, vine a casa y tras unos días, recibía llamadas donde me preguntaban por los rivales de primera ronda. Yo pensaba, 'tenemos una final por jugar, centrémonos en eso'. Este tipo de cosas se han cargado la competición".
Que esa es una opinión bastante compartida entre los principales jugadores, un atractivo irrenunciable en la competición, es evidente. Los nombres más granados del escalafón masculino ofrecieron un ejemplo claro en la última serie del Grupo Mundial.
Djokovic, campeón en 2010, descartó competir en la primera ronda de 2014 para poder descansar. Lo propio hicieron Nadal y Ferrer, con varias Ensaladeras a la espalda, renunciando a proteger los colores españoles en Alemania. Del Potro, siendo un caso distinto por las diferencias que mantiene con el ente federativo, tampoco se presentó en la competición. Berdych ya ha anunciado sus dudas para competir en series a domicilio, teniendo República Checa un compromiso en Japón en plenas faldas de la gira europea de tierra.
Dentro de ese top8, los jugadores más dispuestos a sumar series esta temporada parecen ser Murray y Federer, dos perfiles con poco apego habitual en la competición cuando sus carreras han alcanzado fase de élite. El primero, con mayor compromiso ahora que Gran Bretaña ocupa puesto en Grupo Mundial. El segundo, viendo en la presente edición una oportunidad única para sellar uno de los pocos agujeros presentes en su expediente.
No han sido pocas las veces que se han reclamado medidas sobre una competición anacrónica: en muchas ocasiones, vista más como un estorbo que como un estímulo real. En 2010, meses antes de la cita de Sudáfrica, los grandes jugadores lanzaron la idea de un formato similar a una Copa Mundial de Fútbol: un torneo de diez días con 32 países divididos en 8 grupos. Otra propuesta emitida es la que ahora protege Berdych:convertir la competición en un evento bienal para no desgastar ni su prestigio como competición ni la paciencia de los tenistas como parte integrante. En otro nivel de exigencias, Nadal vio denegada por el presidente de ITF con rotundidad su propuesta de reducir a tres mangas los duelos en la competición.
Un formato bianual es una demanda que vuelve a tomar forma, esta vez por parte de Berdych. Una competición que atrae tantos comentarios por su celebración como por el formato anacrónico que le acompaña. En un deporte donde los cambios son un fenómeno que cuece a fuego lento (hasta 1972 no se hizo jugar al campeón desde primera ronda, hasta 1981 no se creó un Grupo Mundial), el desenlace no parece nada claro.
DEBATE: ¿SERÍA CONVENIENTE ESTABLECER UNA COPA DAVIS CADA DOS AÑOS?
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