
Opacado por la creación del ATP 500 de Río de Janeiro, y en simultáneo con Dubai y Acapulco, San Pablo, sede el abierto de Brasil, con Haas y Almagro como principales figuras, buscará convencer a la dirigencia de un cambio de semana con Buenos Aires para 2015. Se tentó a Wawrinka pero la gestión no prosperó.
El contexto y la disputa con Buenos Aires
Durante once años, el abierto de Brasil se disputó en Costa do Sauipe, en un paradisíaco complejo del nordeste brasileño. Desde 2013 se mudó a San Pablo, bajo techo, donde tuvo el privilegio de ser la sede donde Rafael Nadal ganará su primer título tras el regreso por su lesión en la rodilla.
El cambio de calendario de este año, con la creación del 500 de Río de Janeiro le quitó la exclusividad en su país y lo relegó a la última semana, en coincidencia a otros dos certámenes categoría 500: Acapulco y Dubai, el primero por primera vez a disputarse en cemento.
Hace unos días, cuando se dio a conocer el calendario 2015, se supo que no estaba definido en que semanas se disputarían Buenos Aires y San Pablo. Las opciones son que se continúe con el cronograma de 2014 (Viña, Buenos Aires, Río y San Pablo) o que la plaza brasileña tome la segunda semana de febrero, hoy en poder de Argentina. El premio es evitar competir en simultáneo con Acapulco y Dubai.
Decisión difícil que el presidente de la ATP Cris Kermode tomará recién después de haber presenciado ambos certámenes en sus ediciones 2014. Es decir que Buenos Aires y San Pablo estuvieron y estarán este año bajo la atenta mirada de la ATP y recién allí conocerán sus destinos (y semanas) para el año próximo.
El tenis y el torneo
Así ubicado, como último acto de la gira sudamericana a San Pablo le es difícil competir por figuras de elite aunque deviene en un atractivo torneo para aquellos tenistas que desean seguir jugando en tierra batida. Con el paso de Acapulco a cemento, al torneo brasileño se le abre la puerta a conquistar a los fanáticos del clay.
En esta edición ha logrado convencer a una figura atractiva que no suele pisar tierras sudamericanas, el legendario Tommy Haas. Será el primer preclasificado y como principal oponente emerge Nicolás Almagro. Dos top 20, no es poco aunque la diferencia es grande respecto a la edición anterior cuando jugara Nadal. Completarán el cuadro de sembrados los españoles Granollers y García López (Marcel disputó los cuatro torneos de la gira), el holandés Haase, los argentinos Mónaco y Mayer y el colombiano Giraldo. Estarán presentes también Ramos, Cuevas, Volandri, Montañes, Delbonis, Pella y Zeballos y la organización ya oficializó la invitación al brasileño Thomaz Bellucci. También se intentó sin éxito traer a Wawrinka, quien estaba inscripto en 2013 y terminó desistiendo en aquella oportunidad por agotamiento tras Australia y Copa Davis.
Por un lado San Pablo pelea en inferioridad de condiciones frente a los colosos categoría 500, aunque dicha situación lo torna en una gran oportunidad para los tenistas del segundo lote que por primera vez no encuentran entre sus potenciales adversarios a oponentes de la talla de Nadal, Ferrer o Fognini y brinda un corte de ingreso directo por encima del puesto 100 del ranking mundial (Guido Pella -107° es el último aceptado).
Dos cuestiones que resultarán vitales para las aspiraciones de San Pablo refieren a las canchas y a las pelotas dado que ambas recibieron duras críticas en la edición anterior. El certamen anunció que utilizará las Wilson Australian open, mismas bolas que utilizó Buenos Aires y que presentará un nuevo estadio auxiliar para 700 personas. Las modificaciones vienen de la mano de Paulo Pereira, el nuevo director ejecutivo del Abierto de Brasil, seguramente contratado para enmendar las falencias de 2014.
Todo listo entonces para el Abierto de Brasil, el único certamen de la máxima categoría ATP disputado en tierra batida bajo techo.