La Copa Davis 2013 se queda en el lugar que estaba al comienzo de la final de Belgrado. La República Checa revalidó su corona tras vencer 3-2 a la Serbia de Novak Djokovic. Tras igualar Nole en el cuarto punto ante Berdych, Radek Stepanek dio la tercera ensaladera en la historia checa, tras doblegar en tres mangas al inexperto Dusan Lajovic. Sucedió todo lo que la opinión pública había predicho: Djokovic ganó sus dos individuales, Chequia los otros dos restantes y el dobles decantó una balanza y abrió el debate sobre la elección adoptada: no jugar el sábado con su mejor hombre.
Ya no había nada que hacer para el cuadro local, tras decidir Obradovic que Bozoljac haría pareja con Nenad Zimonjic para enfrentar a la que probablemente es la mejor pareja de dobles del mundo en esta competición, Berdych-Stepanek. El domingo amanecía con los últimos partidos oficiales del curso tenísticos. Tras vencer Novak en tres sets, la responsabilidad iba a caer en espaldas de desigual talla. La de Radek Stepanek, 34 años, vencedor de un quinto punto en 2012 ante Almagro y uno de los paradigmas de la competición y sus secretos, y Dusan Lajovic, que el viernes dejó una correcta impresión en su derrota ante Berdych, pero que no había logrado ni una sola victoria en el ATP Tour en todo el 2013.
La verdad es que no hubo partido. Y eso que Lajovic, paradójicamente a los nervios que se pueden tener en el inicio, rompió el servicio de Radek en el primer juego de partido. Fue el único momento que el joven Dusan fue por delante en el marcador, rompiendo la primera barrera: no había conseguido romper a Berdych en todo el duelo del viernes. Peor ahí se quedaron las esperanzas de los balcánicos. Stepanek cogió rápido las riendas del partido y a mediados de segundo set puso a funcionar un rodillo de saques, voleas y tiros profundos que dejó a Lajovic sin posibilidades.
Con buena técnica y mano, los golpes del joven de Belgrado no comprometían apena sla posición de Radek. Faltos de profundidad y sobre todo de potencia, las buenas direcciones de su revés no encontraban ni un solo golpe ganador. Stepanek encontró mayor inspiración cuanto más avanzaba el partido y estuvo muy cómodo haciendo su tenis de épocas pretéritas: combinaciones, voleas de todo tipo, dejadas y remates. Un entrenamiento que deslució el nivel de una final que ya se había completado en sus cuatro anteriores puntos con victorias todas por 3 a 0.
Deja la final la sensación de que Novak debió jugar el dobles, aún rompiendo el concepto de dos doblistas jugando a subir –Nole ahí tiene menos recursos-, pero su nivel al resto, sus golpes de fondo, su defensa y sobre todo, el impacto psicológico de influiría en la grada y en sus adversarios, hubiera compensado sus deficiencias para, al menos, competir, que no garantizar, el partido. Berdych y Stepanek demostraron un temperamento maestro, una vez más, sobre cómo se atempera y se da forma al punto de dobles.
Una actuación que vuelve a dejar claro el compromiso de dos jugadores, seguramente motivados con un punto extra por los problemas de salud de su capitán, Jaroslav Navratil, y que tras vencer a Suiza, Kazajstan, Argentina y Serbia, revalidan un torneo que han hecho suyo durante 24 meses, en cualquier circunstancia y condición. Mención especial de nuevo para Radek Stepanek, que dio una exhibición en el dobles y que cerró nuevamente la final con su experiencia y calidad en el quinto punto.