Informe África, el tenis olvidado

Repasamos las figuras históricas del continente africano así como las causas de su limitada potenciación de talento

George Kimble escribió: “La cosa más oscura sobre África, ha sido nuestra ignorancia de ella”. El geógrafo británico hacía referencia al desconocimiento político-cultural que existía del continente africano. Casi cien años después de esta cita, aún puede aplicarse a muchos aspectos de la sociedad y vida africana. Por ello, vamos a analizar la situación del tenis en dicho continente.

Históricamente, el continente africano no tuvo jugadores legendarios que pasaran a la memoria de los aficionados. Su primer gran exponente fue el sudafricano Harold Kitson, ganador de siete torneos y medalla de oro en la modalidad de dobles y plata en individual en los Juegos Olímpicos de Estocolmo 1912.

Ocho años después, su compatriota Louis Raymond se alzaba de nuevo con la gloria olímpica para Sudáfrica al conquistar la medalla de oro en la final individual de Amberes 1920. Tras tres décadas sin grandes resultados ni jugadores de referencia, en los años cincuenta una de las grandes estrellas del tenis Jaroslav Drobny, de origen checo, adquirió la nacionalidad Egipcia y se hizo con dos ediciones de Roland Garros y un Wimbledon.

Jaroslav Drobny con sus características gafas oscuras

En 1974 se produjo el mayor éxito de un país africano en el tenis. Sudáfrica se alzaba con la Copa Davis, tras la renuncia de su rival en la final, India, en protesta a la política del Apartheid. En los años 80 el tenis sudafricano alcanzaba sus más altas cotas en torneos individuales. Johan Kriek encabezaba la lista de jugadores africanos, al proclamarse vencedor en dos ediciones consecutivas del Australia Open (81 y 82). Solo dos años después, Kevin Curren llegaba a la final del Open de Australia, para al año siguiente obtener la nacionalidad americana y convertirse en finalista de Wimbledon y Top10 mundial.

La década de los noventa, supuso el gran salto africano al panorama tenístico. De la mano de los sudafricanos Wayne Ferreira y Byron Black así como de la generación de oro del tenis marroquí, este continente llegó a tener a cinco tenistas entre las treinta mejores raquetas mundiales. Ya no se trataba de un jugador ocasional, sino de un grupo de jugadores que enseñaban al mundo que las cosas estaban cambiando en la África tenística.

Marruecos vivió su gran esplendor de la mano de Karin Alami, Hichan Arazi y Younes El Aynaoui. Entre los tres conquistaron ocho torneos ATP y su rocosidad y fortaleza en tierra batida les hacían temibles antes sus rivales. En esa misma época, Sudáfrica de la mano de Wayne Ferreira en individuales y Byron Black tanto en individuales, como sobre todo en dobles llegaba a altísimas cotas. Ferreira llegó a alcanzar el número seis del ranking ATP, superando la mejor marca de sus compatriota Johan Kriek desde que empezó a calcular el ranking desde la Asociación de Tenistas Profesionales en el año 1973 y conquistar 15 títulos, dos de ellos Master Series, más la plata olímpica en dobles en Barcelona´92.

Coetáneo a él, Byron Black y su poco habitual drive a dos manos, llegaba a ser número uno del mundo en la modalidad de dobles y 22 del ranking individual. Esta genial generación llevó a Sudáfrica a los cuartos de final de la Copa Davis durante tres años consecutivos en 1995, 1996 y 1997. Algo estaba cambiando, hasta ese momento los niños de África soñaban con ser jugadores de futbol profesional en Europa, pero este boom produjo un incremento de niños que practicaban tenis y una autentica devoción por la Copa Davis, cada vez que el grupo mundial llegaba a Marruecos o Sudáfrica las pistas se llenaban y la prensa deportiva local llenaba páginas con el tenis.

ohan Kriek en competición

Sin embargo, casi dos décadas después el tenis africano pasa por uno de sus peores momentos. Actualmente solamente un jugador se encuentra situado en el Top100, el sudafricano Kevin Anderson, número 20 ATP, afincado en Estados Unidos y en disputa con la Federación Sudafricana por sus ausencias en la Copa Davis. Para ver al siguiente jugador de origen africano tenemos que bajar hasta el puesto 170 del ranking, donde se encuentra Rick de Voest.

¿Por qué se produce esta ausencia de jugadores en un continente? El motivo fundamental es la falta de torneos de nivel y los grandes desplazamientos que tiene que acometer económicamente estos jugadores para poder ir progresando a medida que avanzan las distintas etapas de formación de un tenista. El calendario del circuito ITF Futures ofrece en Europa la posibilidad de disputar 379 torneos repartidos por toda la geografía, 131 a lo largo del continente Americano y 79 entre Asia y Oceanía. En cambio los jugadores africanos solo tienes 46 Futures de los cuales 35 se disputan en Egipto.

Esto provoca que un jugador para poder competir con otras promesas de su edad y nivel en un continente tan grande como es el africano, tenga que realizar miles de kilómetros, con el coste económico que esto supone.

Una vez pasada la etapa ITF la situación se vuelve más dramática. En todo el continente solo se disputan 6 torneos Challengers, totalmente insuficiente para adquirir un ritmo de competición y una puntuación ATP que te proporcione el acceso a las fases previas de torneos ATP. Unido a este problema se encuentra la falta de instalaciones deportivas y entrenadores de nivel. La miseria económica que vive el continente, provoca que las Administraciones no puedan invertir en unas instalaciones adecuadas para fomentar la práctica del deporte y las academias privadas con medios deportivos sean escasas, ya que su elevado coste les hacen ser un negocio muy deficitario, solo al alcance de unos pocos privilegiados que viven en las zonas más acomodadas del continente.

Todo ello ocasiona que si surge la eclosión puntual de un tenista con potencial para llegar alto en el mundo del tenis, tenga como única salida marchar a Europa o en la mayoría de los casos a Estados Unidos, donde las becas de estudios y deportes que concede USTA se convierten prácticamente en la única posibilidad de llegar a ser profesional de este deporte para un jugador oriundo de África.

Visto el largo desierto que atraviesa el tenis del continente africano y los motivos que lo originan, nos podemos plantear si la situación puede cambiar en un futuro próximo. Si miramos la clasificación junior del circuito ITF nos encontramos al sudafricano Wayne Montgomery en el puesto 36 y otros dos jugadores más en el top100.

Potencial existe en este continente, pero desgraciadamente las condiciones para desarrollar este potencial no se dan y su única vía de éxito se encuentra en la migración deportiva. Parece ser que el tenis africano vive en un continuo match point en contra.

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