
El 2013 se ha convertido en un año especial para tenistas que parecían en un declive irremediable. Es el caso de tenistas como Tommy Robredo o Tommy Haas, con más de 66 años entre los dos, pero parecen no haber dicho sus últimas palabras en este deporte.
En el caso del español, este año ha sido uno de los mejores de su carrera, habiendo logrado dos títulos para su palmarés, los masters 250 de Casablanca y de Umag. Ha logrado igualar su mejor marca en el Abierto parisino, los cuartos de final, después de remontar dos sets abajo en tres partidos consecutivos. En el Master 1000 de Cincinnati alcanzó los octavos de final, y en el Grand Slam de Estados Unidos, dio la sorpresa batiendo en tres sets a Roger Federer y alcanzando los cuartos de final, su mejor marca. Es insultante la capacidad de sacrificio de este tenista, que vuelve al top 20 después de estar más de un año prácticamente inactivo. Todo este esfuerzo le ha permitido al de Hostalrich contar con la confianza de Alex Corretja para el equipo de Copa Davis, en el que se perfila favorito para jugar por delante de Fernando Verdasco.
El caso de Tommy Haas es todavía más sorprendente. El alemán tiene ya 35 años, lleva 17 años jugando en el circuito ATP y en este momento ocupa la decimotercera posición en el Ranking, después de haber culminado un año realmente sorprendente para un tenista que se encuentra cerca de la cuarentena. En Roland Garros alcanzó los cuartos de final, su mayor logro en este Grand Slam, y en Wimbledon llegó a una nada despreciable cuarta ronda. En el Master 1000 de Miami batió al número uno del mundo Novak Djokovic en dos sets, y alcanzó las semifinales, donde firmó un gran partido, poniendo contra las cuerdas a David Ferrer, que luego perdería la final ante el británico Andy Murray. Su nombre ha aparecido constantemente en torneos de renombre, como en el Master 1000 de Cincinnati, donde perdió en tres sets contra Roger Federer, pero no sin antes haber disfrutado de serias opciones para ganar el partido.
Estos casos de resucitados tenistas son alentadores. Dos excepcionales jugadores que siguen superando marcas, que todavía tienen tenis que ofrecer y que siguen al pie del cañón. Es una controversia que ya vimos el año pasado con Federer. El mundo del tenis empezaba a considerarle un tenista de capa caída, con poco más que ofrecer, perdiendo en rondas donde antes no perdía y sin regularidad en grandes torneos.
La batalla se centraba más entre Nadal y Djokovic. Hasta que llegó Wimbledon. Allí el suizo resurgió de las cenizas y consiguió su decimoséptimo título de Grand Slam, silenciando a las malas lenguas. El 2013 en cambio ha sido un año mucho peor, con su vitrina de trofeos de Master 1000 y de Grand Slams vacía. En líneas generales, la impresión es de que no va a remontar el vuelo, pero, ¿quién sabe?. Para eso están el caso del catalán y del alemán, para insuflar un último aliento de fuerzas y de pasión tenística. Si ellos lo han conseguido, ¿por qué no iba a hacerlo Roger? El mejor tenista de todos los tiempos no puede ser menospreciado. Es cierto que su degaste estos años ha sido mucho mayor que el de los otros dos tenistas, pero también su calidad y su experiencia. ¿Seguirá el tenis siendo un deporte de resurrección?. Solo hace falta tiempo para saberlo.