Agnieszka Radwanska aporta mucho a la WTA. Muchísimo. Proporciona riqueza, variedad, talento, pausa, genialidad, inteligencia... y de entre todo ello sin duda lo que más destaca por encima del resto es la enorme diferencia que le separa de la inmensa mayoría de sus compañeras y rivales, con un juego curioso de gran mezcolanza y recuerdos ingeniosos de tenis añejo. Con todo eso que suma y pese a estar firmando una notable temporada, Aga se diluye poco a poco y pierde parte de ese color intenso que a todos atrapó en el último Wimbledon.
Tras su derrota en 1ªR de Eastbourne, su primer partido en hierba desde que perdiera la final de Wimbledon 2012 ante Serena Williams, la figura de la polaca vive probablemente su momento más bajo desde un año para acá. Eso sí, la nacida en Cracovia goza de una gran virtud: la regularidad. Radwanska es una tenista constante, que saca adelante los compromisos a los que se enfrenta ante tenistas inferiores a ella, y de hecho hasta ayer sólo contaba con tres derrotas en los doce últimos meses ante tenistas no top20. Regular y sólida son adjetivos que sorprenden pues Radwanska cuenta con un juego que precisa de una elevada confianza y que ante determinados patrones de jugadoras se queda casi sin argumentos. Por ello, tras esa regularidad presenta una robustez mental como #4 más que destacable. Esto ya le permite tomar distancias con otras figuras del circuito femenino, con más palmarés, como Petra Kvitova, Samantha Stosur o Na Li.
A un solo set de coronarse como campeona de Wimbledon el año pasado, ante ni más ni menos que Serena Williams, sin lugar a dudas el mayor referente en hierba aún hoy en liza. Supo construir su partido ante una Serena por momentos imbatible, y arañar un espectáculo por el que pocos apostaban antes de empezar el partido y menos aún tras el primer set. Tras aquel brote de Agnieszka, se esperó mucho de ella. Incluso por su parte también se excedió comentando que se veía como #1 en un futuro a corto plazo. Nada de eso llegó. Cuando apenas restan unos días para que comience Wimbledon, cuando todo ya exhala olor a hierba y cuando todo se detalla al último milímetro en el All England Lawn Tennis & Croquet Club al que empiezan a llegar las estrellas, Radwanska no llega como una top ni como favorita al título. Hace un año, se quedó a muy poco y también llegaba tras perder en 1ªR de Eastbourne, ¿qué ocurrirá este año?
"Creo que jugar el primer partido en hierba siempre es difícil, y el hecho de que ella (en referencia a Hampton) hubiera jugado tres partidos antes que este, le ha ayudado”, comentaba en la posterior rueda de prensa la tenista polaca. "Por supuesto, eso no es excusa pues llevaba entrenando aquí un par de días, pero creo que los partidos son diferentes de los entrenamientos, y quizás yo no estaba lista todavía”. “¡Ahora puedo sólo espero que las cosas salgan como el año pasado! Perdí en la primera ronda aquí pero terminé jugando un gran tenis en Wimbledon", cerró Radwanska.
Con esas ganas, nadie puede poner en duda que es una tenista interesante a seguir en Wimbledon. Presenta dudas su posible forma física con un hombro, un codo y una espalda que dan problemas de vez en cuando, especialmente dadas las especiales (y atípicas) características de su tenis. Eso sí, la intensidad en hierba es total y los despistes se pagan caro, pero también la duración de los partidos acostumbra a ser menor y la importancia de los momentos clave y de resolver las oportunidades que surjan se convierten en la llave para la victoria. Eso acostumbra a beneficiar a las grandes tenistas, y Radwanska como #4 de la WTA no hay duda de que está entre ellas.
A principios de año, sobre todo en los comienzos del Open de Australia, tras su gran senda en Auckland y Sydney, Aga era un nombre referencia. Incluso dada su regularidad y la diferencia de puntos con respecto al resto de top10 se habló de un top4, que le acercaba más a Serena, Sharapova y Azarenka que al resto de tenistas. Esos galones han caído en el olvido. Lo cierto es que Radwanska nunca ha estado a la altura de ese trío, precisamente porque más allá de su título en Miami y de su final de Wimbledon, en los grandes torneos no es protagonista, como sí lo son los otros tres nombres mencionados. Serena es la más conocida de las tenistas en todo el mundo, Sharapova con gran campaña de marketing no se le queda atrás, Azarenka aún algo desconocida para el gran público se ha labrado un nombre y un lugar, pero Radwanska es muy desconocida. No para los que sigan el tenis, desde luego; pero sólo partidos como su final de Wimbledon le permitirán convertirse en la tenista de renombre que aspira a ser.
En este sentido, llegará hoy a Londres y comenzará a entrenar sobre hierba. Esta vez no cabe hablar de que sea su gran oportunidad ni nada por el estilo, no debemos exagerar, pero es bien cierto que tras Wimbledon Aga puede estar ante tres potenciales escenarios: a) el primero de ellos sería una pronta derrota (esto es: antes de cuartos de final), lo que le haría descender en el ranking y perder gran confianza; b) el segundo sería quedarse tal y como está, tras arrancar del Grand Slam de hierba unos cuartos de final o las semifinales; y c) la tercera y última opción sería que alcanzará de nuevo la final de Wimbledon, repitiendo su hazaña de un año atrás y demostrando que de nuevo está en disposición de luchar por los grandes cetros.
A día de hoy, sin ser tan negativos como para referirnos a la primera opción, tampoco la polaca nos da argumentos para esperar que vuelva a colarse en su segunda final de Wimbledon. Lo más probable es que estemos de nuevo ante una tenista constante, regular, resolutiva, pero no preparada para luchar ante Azarenka, Sharapova y Williams, hoy por hoy mucho más que ella; para desgracia de los que querríamos ver enfrentar su patrón al de estas grandes tenistas. Y con la regularidad sin sorpresa alguna se puede uno mantener en el ranking pero al final se baja enteros, se pierde parte de aquella magia que aportó y que tributó a la WTA. Aún así, igual que con su tenis, hay margen para la sorpresa.
¿Qué papel jugará Radwanska en Wimbledon? Esperamos sus comentarios.