Maria Kirilenko accederá al bendito top10 el próximo lunes, salvo que la serbia Jelena Jankovic sorprenda en París y se cuele en la final de Roland Garros. Kirilenko lleva buscando alcanzar ese status de top10 mucho tiempo. Es un sueño desde niña, que tras este Roland Garros llegará casi con total seguridad. Aprovechamos la ocasión para discurrir un poco sobre la actual #2 de Rusia.
Maria Kirilenko es uno de los ocho nombres de tenistas que aún están en competición en Roland Garros. Poco (o mucho, según se mire) queda ya de aquella niña que se recorría decenas de kilómetros cada día para entrenar en Moscú, desplazándose desde su pequeña aldea (Yubileyny) a la que todavía vuelve de vez en cuando para recargar pilas, pescar y pasear. Con un carácter duro, frío, en ocasiones cortante, Maria Kirilenko perseguía desde hace tiempo un objetivo como tenista que se le venía escapando de las manos: alcanzar el top10.
Tenista sólida, con buenos resultados en todas las superficies, donde más ha brillado siempre ha sido en hierba (en 2012 sin ir más lejos alcanzó los QF en Wimbledon, quedó 4ª en los Juegos Olímpicos disputados en el All England Club y consiguió la medalla de bronce en la modalidad de dobles femenino). Este año sus grandes logros han sido el título en Pattaya City, las semifinales de Indian Wells y la 4ªR del Open de Australia, fundamentalmente. Bastante, pero no suficiente.
Siempre una tenista en la élite, que no ofrece a sus seguidores sorpresas demasiado desagradables, pero que tampoco termina de explotar un potencial que desde niña le descubrió la extenista Elena Brioukhovets. “Siento que hoy no jugué bien, sentía que no golpeaba del todo cómoda ni con el servicio ni con ninguno de mis golpes”, comentó Kirilenko después del partido. “Volví a pista cuando estaba 1-4 abajo en el primer set, sintiendo que nada funcionaba. Pero decidí que todo iba bien. Ya soy una jugadora veterana, así que sabía que simplemente necesitaba tomarme un tiempo y relajarme. Después de ello, fui remontando y estaba seguro de que iba a terminar ganando el partido”, resumió.
En sólo dos ocasiones ha logrado alcanzar los cuartos de final antes de este Roland Garros 2013 (Wimbledon 2012 y Open de Australia 2010). Nunca ha conseguido superar esa ronda. Y su rival será Victoria Azarenka, una de las temibles top3 a la que conoce bien, con la que ha jugado en muchas ocasiones y que ha sido una cercana y exitosa compañera de dobles de la rusa. Sin embargo, estamos en el Grand Slam que más dudas presenta a la bielorrusa que aquí no extiende un reinado temible sino más bien una jerarquía con hueco a las sorpresas.
“He tenido oportunidades par alcanzar los cuartos de final aquí en París en años anteriores, pero al final nunca lo conseguía. Ahora que tengo 26 años, finalmente lo he logrado”, dijo Maria en rueda de prensa. “Creo que la edad en el tenis más que nunca te impulsa. Todo el mundo está empezando a mostrar su mejor tenis y a lograr sus mayores resultados tras cumplir los treinta. No sé por qué, pero está bien”.
Una Kirilenko que se siente veterana, cada día mejor y más completa al fin logra su reto de colocarse entre los grandes nombres del circuito, no entre los de top30 y top20, sino entre los de las 10 mejores del mundo. No obstante, Kirilenko, más allá de su belleza, no es una de las tenistas más conocidas del circuito. No le acompaña un gran carisma, no pertenece a un país en el que sea indiscutible referencia (al hablar de Rusia, la lista de grandes nombres es interminable) y nunca ha logrado un grandísimo resultado que le haya permitido destacarse en una cita concreta (más allá de los pasados Juegos Olímpicos en los que sí fue el auténtico nombre sorpresa de las semifinales). Esto hace que no sea conocida por el gran público.
Sólida y con buen tenis, esta asaz aficionada a la música clásica y al ballet, “muy rusa” como un día se describió ella misma, no falla pero no pega un gran salto. Quizás la de Azarenka en la tierra parisina sea una gran oportunidad para ella. Un perfil de notable, nunca con sobresaliente, que dispone de suficientes ingredientes como para alcanzar el top10, mantenerse en él y seguir subiendo poco a poco peldaños. Kirilenko necesita encontrar algo que le permita diferenciarse, una especia que haga de su plato algo distinto del de las demás top10. Ésa será la forma de encontrar su lugar, de luchar de tú a tú con el resto de tenistas referencia y de ser un ejemplo para las que llegan. En esa búsqueda y en esa lucha sigue Kirilenko, que en Roland Garros se enfrentará a sí misma de nuevo. ¿Se repetirá la misma historia de siempre o estamos ante una nueva Kirilenko?