Tommy Robredo lo volvió a hacer. Si el pasado miércoles ya batalló de lo lindo para sacar un partido complicadísimo ante Sijsling, en el día de hoy ha vuelto a repetir la gesta. Y esta vez ha sido mucho más difícil. En la Suzanne Lenglen, ante un público volcado con Gael Monfils, y teniendo que superar dos bolas de partido al resto en el cuarto set. Ha sobrevivido. Ningún inconveniente ha podido con el gerundense, que acabó venciendo en el quinto acto al jugador galo, que acabó físicamente destrozado ante la fe y la pujanza del de Hostalric, que vuelve a estar en octavos de final de Roland Garros.
Intercambio infernal. Uno de tantos en el partido. Bote pronto dificilísimo y el oponente se encuentra en la lona tras más de tres horas y media de intensa lucha. Tommy Robredo se arrodilla en la arcilla parisina. Visiblemente emocionado, tras estar unos diez segundos tumbado sobre la tierra roja de la Suzanne Lenglen, levanta los brazos y sonríe. Todo el sufrimiento pasado tiene su recompensa en ese instante, con el estadio aplaudiendo, con todo su equipo estallando de alegría, con Alex Corretja -capitán español de la Copa Davis- observándole a él, a todo un veterano curtido en mil batallas que no pierde la fe por muchas barreras que se le pongan por el camino.
En apenas unos segundos, un torrente de pensamientos y emociones habrán pasado por la cabeza de Tommy Robredo, que a sus 31 años vuelve a encontrarse entre los dieciséis mejores del Slam parisino por primera vez desde hace cuatro temporadas. Afortunadamente, tiene unos instantes para calmarse y saborear el momento. En la cancha están entrevistando a Gael Monfils, otro jugador acostumbrado a penar por diversas lesiones que le han lastrado durante los últimos tiempos. El parisino, el favorito del público local, vuelve a marcharse de Roland Garros sin una recompensa mayor, pero debe estar satisfecho con el trabajo realizado. Hace apenas dos semanas, se encontraba en Burdeos disputando un Challenger y fuera del top100. El tenaz competidor galo se va derrotado tras desaprovechar dos bolas de partido con su propio servicio en el cuarto set. Cruel desenlace.
Han pasado algunos minutos y Tommy Robredo sale de nuevo a la pista para ser entrevistado por el ilustre Cedric Pioline. El de Hostalric se anima a hablar en francés y desde el primer momento se mete al público en el bolsillo. El mítico ex jugador local, que ahora hace las veces de entrevistador, le comenta que le han cancelado el partido de dobles que debía jugar junto a Andújar en el día de hoy. El español, se lamenta irónicamente. Afortunadamente para él, este viernes podrá cenar tranquilamente y evitar irse a dormir a horas intempestivas. Se toma con humor lo de su posible rival en el próximo partido. Cuando le comentan que Almagro va ganando de forma cómoda a Seppi, él responde: "Seguro que contra Almagro el partido será mucho más fácil que este".
No ha sido fácil volver para Tommy, a pesar de que nunca fue la referencia absoluta del tenis patrio. Siempre a la sombra de grandes campeones del tenis español como Carlos Moyá, Juan Carlos Ferrero o Rafael Nadal, Robredo ha ido poco a poco labrándose un nombre en el circuito, y un palmarés que no tienen varios de los tenistas que forman el actual top-ten. Como todo tenista clásico nacido en nuestro país, el gerundense siempre ha sido más peligroso en tierra batida. Títulos como el logrado en Barcelona en 2004 o su gran victoria en el Masters Series de Hamburgo 2006 así lo atestiguan. Sin embargo, donde mejor ha jugado, con diferencia, ha sido en Roland Garros.
En París ha librado grandes batallas a lo largo de los años. No obstante, en las proximidades del Bosque de Bolonia suma un total de 32 victorias desde que apareciese por primera vez en el cuadro final en el año 2001, con apenas dicienueve años recién cumplidos. En su debut ya alcanzó la cuarta ronda, cayendo en cuatro sets ante Yevgeny Kafelnikov, el campeón cinco temporadas antes y el número siete del ranking ATP por esa época. Dos cursos después, llegaría a los cuartos de final, cruce que hasta la fecha es su tope. Nunca pudo pasar de ahí en ninguna de sus diez participaciones anteriores.
En 2003, dominaba dos sets a cero ante Albert Costa, que era el vigente campeón del evento parisino, pero el leridano consiguió darle la vuelta. En la siguiente ronda, caería ante Juan Carlos Ferrero, cediéndole el testigo al de Onteniente, que ganaría la Copa de los Mosqueteros dos días después. Robredo volvió a la carga en 2005, protagonizó junto a Marat Safin un auténtico partidazo en los octavos de final, pero volvió a perder en cuartos, en esta ocasión ante Nikolay Davydenko. Dos años después regresaba a la antepenúltima ronda, ya como top-ten estable, y fue capaz de robarle un set al mismísimo Roger Federer, pero seguía sin ser suficiente. En 2009, su cuarta y última aparición en los cuartos de final, aprovechó la eliminación de Djokovic a manos de Kohlschreiber para colarse entre los ocho mejores. A esas alturas, Juan Martín Del Potro fue demasiado para él.
A un solo partido se encuentra Tommy Robredo de llegar por quinta ocasión en su carrera deportiva a los cuartos de final de Roland Garros. Cayó Jurgen Zopp, en tres sets fáciles. Luego sucumbieron Sijsling y Monfils en arduas batallas a cinco parciales. El próximo rival es Nicolás Almagro, al que nunca ha ganado en ninguno de sus cinco enfrentamiento, habiendo sido cuatro de ellos en tierra batida. Dicen que las estadísticas están para romperlas. Como se ha visto en el día de hoy, al catalán no le va a faltar fe. Tampoco físico, ni tenis. Ha sufrido y ha luchado mucho como para conformarse con llegar a octavos de final. El tenis sonríe a Robredo. Escribe Manuel Poyán en su biografía de twitter: "Si algo te gusta, persevera." Y a más de uno que se lo ha tomado al pie de la letra le ha ido bien. Incluido a Tommy.