Nick Kyrgios ha conseguido a sus dieciocho años ganar su primer partido de Grand Slam. En esta época en la que la precocidad en el mundo tenístico brilla por su ausencia, el número uno del mundo junior ha logrado vencer en la primera ronda de Roland Garros a todo un ex número ocho del ranking ATP, el veterano Radek Stepanek. El checo es dieciséis años y medio más mayor que el joven australiano, pero eso poco le ha importado a esta descarada promesa que le ha batido en tres desempates, salvando numerosas bolas de set por el camino.
Nicholas Hilmy Kyrgios nació el 27 de abril de 1995 en Canberra. Su padre George es un pintor de origen griego y su madre Norlaila, que es de Malasia, es una ingeniera informática. Una mezcla de razas, culturas y de maneras de entender la vida y el trabajo que el joven Nick ha aprendido desde pequeño, también de sus hermanos mayores, de Christos, que a sus 26 años es abogado o de su hermana Halimah, que con 23 años prefiere dedicarse al teatro. El menor de los Kyrgios parecía que iba a decantarse por el baloncesto en un principio pero lo cierto es que en el tenis tuvo más éxito, por lo que escogió el deporte de la raqueta.
Enseguida se vio el potencial que podía tener Kyrgios. Desde categorías inferiores se le veía algo especial, un talento único. La adolescencia llegó, y su altura se elevó hasta los 191 centímetros. La potencia de su juego desbordaba a sus oponentes, no solo a nivel cadete sino a nivel junior también. En el pasado curso empezó a destacar en el circuito ITF, pero conseguía solo buenos resultados en dobles, ganando en Roland Garros y en Wimbledon. En individuales, acabó el curso como número cuatro del mundo, pero sin llegar a semifinales en ninguno de los Grand Slams.
Su progresión parecía ser lenta, como la de casi todos los jóvenes tenistas de hoy en día. Iniciaba 2013 muy cerca de ostentar la primera plaza en el ranking de la ITF ya en su último año como junior. Ganó el Optus 18 a su buen amigo Thanasi Kokkinakis, torneo que indica quién es el mejor sub18 de Australia, antes de adentrarse en la fase previa del Open de Australia. Allí cayó en primera ronda, pero en el torneo junior las cosas le iban a ir mucho mejor. En las pistas de Melbourne Park se vio la gran diferencia que había entre él y la mayoría de sus jugadores de su edad.
Pasó por encima de Omar Jasika, también aussie y nacido en 1997, que no pudo aguantar el infernal ritmo de bola de Kyrgios que no paraba de soltar cañonazos. Sus siguientes víctimas fueron el sudafricano Montgomery y el italiano Baldi, dos jugadores top-ten en la categoría a los que apenas dejó hacer dos y tres juegos respectivamente. En la final, por fin tuvo un rival de nivel. Kokkinakis, un año menor que Kyrgios, que ya se había asegurado salir como número uno del ranking ITF al término del evento, le planteó un partido incómodo, pero no fue suficiente siquiera para el ganarle un set. A pesar de la derrota, sí que es cierto que la sensación que había era la de que Thanasi bien podría haberle ganado si no hubiese estado tocado físicamente. De hecho, desde ese partido el joven jugador, también de origen griego, está de bajo por una fractura en la espalda.
Conquistado el cetro junior en el Open de Australia, tenía que adentrarse de una vez por todas en el circuito profesional. Se adentró en varios eventos Challenger de su país, con varias Wild Cards, en el puesto número 843 del ranking ATP. Llegó hasta las semifinales en West Lakes, ganando a Brydan Klein -#209 del mundo en esos momentos- y demostrando que era lo suficientemente maduro como para medirse ya a los profesionales. Disputó un par de Futures sin mucha fortuna pero lo que nadie esperaba es que se hiciese con su primer evento Challenger en la ciudad de Sidney. Con 17 años y 10 meses alzaba su primer título como profesional, y no sería algo aislado. Tras la borrachera de éxito en su país, le tocó viajar fuera. En China, disputó tres eventos Futures con un título, una final y una semifinal, muy buen bagaje ya que a los aussies les suele costar al principio lograr buenos resultados fuera de su país.
La organización de Roland Garros le otorgó una Wild Card para la fase previa del torneo por ser el mejor junior del momento y por sus buenos resultados en el circuito ATP. En apenas tres meses, había ascendido seiscientos puestos en la clasificación mundial, y todo el mundo hablaba de ese talento precoz capaz de irrumpir entre los mejores con tanta rapidez. Su adaptación ha sido muy rápida, pero muchos dudaban de que lo pudiese hacer bien en tierra batida. Lo cierto es que no disputaba un evento sobre arcilla desde que pisó París el pasado curso para el torneo junior del segundo Grand Slam del calendario.
Apenas unas horas antes de la salida del cuadro de la previa, se anuncia que John Millman es baja por lesión. Su compatriota había recibido la invitación que otorga Tennis Australia para que un australiano juegue el cuadro final sin tener que pasar la previa. Su baja provocó que la federación australiana le diese esa Wild Card a Nick Kyrgios. De una forma que no hubiese podido nunca imaginar, iba a debutar en un Grand Slam, y lo iba a hacer en Roland Garros, en la superficie menos predilecta para su juego. El sorteo del viernes le encuadró con Radek Stepanek en la primera ronda.
“¿Contra quién jugó Nick Kyrgios su primer partido de Grand Slam?”. Quizá sea una futura pregunta de trivial si el tenista australiano se convierte en uno de los grandes de este deporte. Es muy pronto para decir si su futuro será brillante, pero lo cierto es que tiene muy buena pinta. En su peor superficie y ante un veterano rival que tiene a sus espaldas una final de Masters 1000 sobre tierra y victorias ante jugadores como Roger Federer, Kyrgios ha demostrado que no había venido a París de paseo. Confirmó su etiqueta de clutch player en los tie-breaks, donde salvó numerosas bolas de set, especialmente espectacular su remontada en el desempate de la segunda manga, donde perdía 6-1 y lo acabó ganando 10-8. Su gran regalo, jugar ante Marin Cilic en segunda ronda. Un jugador que roza el top-ten y que le exigirá que dé aún más de lo que hoy demostró para derrotar al checo. En Wimbledon ya han tomado nota y le han reservado una Wild Card para la fase previa. Si sigue haciéndole bien en Roland Garros, quién sabe si los británicos tienen que otorgarle una para el cuadro final. Y es que este chico no parece tener límites.
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