Ferrer inicia Roland Garros sin sobresaltos
El cuarto cabeza de serie superó de forma cómoda su partido de debut ante Matosevic


David Ferrer vuelve a disputar un Grand Slam y de nuevo se encuentra en el ramillete de los aspirantes, justo por detrás de Nadal, Djokovic y Federer. La ausencia de Andy Murray en Roland Garros le otorga la condición de cuarto preclasificado en el cuadro final, por lo que no cruzará con ninguno de los grandes antes de la penúltima ronda. Por tanto, el objetivo mínimo marcado por el de Jávea es el de igualar las semifinales logradas en 2012. Su victoria de hoy en tres sets ante Matosevic, el primer paso para conseguirlo.
Roland Garros, el segundo major de la temporada ya ha empezado, y desde las once de esta mañana se vienen disputando partidos de la parte baja del cuadro masculino. Liderando esa zona, se encuentran dos hombres que no llegan en su mejor momento pero que se enfrentarían hipotéticamente en semifinales para jugarse el puesto en la final del domingo 9 de junio. El primero de ellos, Roger Federer, campeón de la edición de 2009 y el hombre con más Grand Slam de la historia de este deporte, ha arrasado sin ningún tipo de miramientos al qualy Pablo Carreño en la Philippe Chatrier. El segundo de ellos, David Ferrer, hacía su aparición en el tercer turno de la Suzanne Lenglen.
Pasadas las tres de la tarde entró a la segunda pista de mayor importancia del torneo de Roland Garros el actual número cinco del mundo para disputar su partido ante Marinko Matosevic. Algunos tachan su temporada de irregular, de no haber rendido al nivel que se le exigía en la temporada de tierra batida, pero lo cierto es que los números no engañan, y ahí poco se le puede reprochar al alicantino. Con 2925 puntos y dos títulos ATP -Auckland y Buenos Aires- en cinco finales se encuentra en el tercer puesto de la Carrera de Campeones, esa que dicta quienes son los mejores tenistas del año, solo superado por Rafael Nadal y Novak Djokovic, dos extraterrestres del tenis.
A un solo punto del título en el Masters 1000 de Miami, y a dos de batir en arcilla a Rafael Nadal tras tenerle contra las cuerdas en Madrid, al pupilo de Javier Piles se le achaca esa falta de instinto asesino cuando tiene que darles la puntilla a los grandes jugadores, esos que poseen mejor ranking ATP que él. En Roland Garrós, se le presenta una gran oportunidad de repetir, primero semifinales, y de tener como un objetivo plausible entrar en su primera final de Grand Slam.
Como todos los jugadores, Ferrer quiere ir paso a paso. Y lo primero era superar la primera ronda. Un tenista inconstante como Marinko Matosevic, cuya peligrosa explosividad queda sepultada bajo las lentas condiciones de la arcilla, era su primer rival en esta edición de Roland Garros. Partido enmarañado y nublado, como el cielo de París. Victoria del español en tres sets, pero tras trece breaks, de los cuales fueron cinco para el aussie, que no supo aguantar la presión en el momento en el que los parciales tenían que decantarse por uno u otro contendiente.
Partido a partido. Despacio y con buena letra. Así ha conseguido llegar David Ferrer a las semifinales de tres de los cuatro Grand Slams -solo le falta Wimbledon, donde el año pasado llegó a cuartos de final-, pero precisamente llegar lejos a Roland Garros le ha costado más de lo debido. Ferrer es, como casi todo tenista español, un especialista en tierra batida. Criado en polvo de ladrillo desde su juventud, sus mejores resultados llegaron sobre esta superficie, aunque luego ha desarrollado otras características en su juego como una mayor presencia en la red para poder mejorar registros en cemento o en césped.
En el pasado curso, Ferrer se plantó por primera vez en semifinales, en su año mágico. Batió a Andy Murray en los cuartos de final de París, el top4 más vulnerable en tierra batida, y en semifinales pretendía ponerle las cosas difíciles a Rafael Nadal, que había sido su verdugo en la final de Barcelona y en las semifinales de Roma, pero el balear le dio un auténtico repaso, dejándole ganar solamente cinco juegos. Pero este año, las cosas son diferentes.
Como cuarto cabeza de serie, evitaba a Rafael Nadal hasta la final, ya que el siete veces campeón de Roland Garros era el tercer preclasificado. Además, la suerte le sonrió, porque Djokovic va por la parte superior del cuadro, y David por la inferior, junto a Roger Federer. A pesar de alcanzar la final en Roma, el suizo no está teniendo un buen año, y su rendimiento a cinco sets en partidos de arcilla está de momento bajo sospecha hasta que se demuestre lo contrario. Por tanto, si Ferrer consigue avanzar, cumplir los pronósticos y plantarse en semifinales, puede tener la oportunidad de colarse en la final de Grand Slam. Aún queda mucho para el desenlace del torneo, pero el alicantino ahí va a estar, como siempre, entre los aspirantes. Puede ser el tapado.