Montañés resurge en Niza para ganar su sexto título ATP

El tenista español superó en la final del evento galo a Gael Monfils

Albert Montañés ha logrado vencer en la final del torneo de Niza a Gael Monfils, consiguiendo así el sexto título ATP de su carrera. El veterano tenista de Sant Carles de la Rápita, que estaba en Barcelona el fin de semana pasada, entró en el cuadro final reemplazando a Tomas Berdych, que se dio de baja tras llegar a las semifinales del Masters 1000 de Roma. La lluvia impidió iniciar la fase previa del evento galo, lo que le otorgó al jugador español la ocasión de viajar a la costa azul para disputar el cuadro final en lugar del checo. Una vez allí, aprovechó su oportunidad y ha culminado una semana fantástica con un nuevo trofeo que añadir a su palmarés.

En el circuito existen muchos tipos de tenistas. Dicen que en la variedad está el gusto, y aunque la homegeneización de las pistas se ha perdido parte de esa esencia que permitía encontrar estilos tan diferentes, aún quedan reductos de especialistas en el panorama tenístico. Uno de ellos es Albert Montañés. Nacido en noviembre de 1980 en Sant Carles de la Rápita, un municipio situado en Tarragona, el veterano tenista español es un jugador nacido por y para la tierra batida. Además, es un tipo realmente longevo, que lleva doce temporadas consecutivas finalizando entre los cien mejores, y con la victoria de hoy en Niza, da prácticamente por cerrada otra temporada acabando dentro del top100.

La progresión de un jugador como el catalán debe ser manifiesta para no sufrir un estancamiento. El circuito tenístico está en plena evolución y si no mejoras año a año te acaban pasando por encima. En primer lugar, el juego de Montañés adquirió tintes más ofensivos desde que empezó a trabajar con Narcis Pelach. Sin golpes definitivos pero con una derecha liftada incisiva y un revés a un mano muy efectivo que consigue abrir pista, Albert trata de enmarañar a sus oponentes en arcilla. Pero también hay que tener otros recursos, y uno de los más utilizados por el español es la dejada, tan complicada de ejecutar y de moderar.

Su primer título ATP llegó muy tarde. Fue en 2008, en Amersfoort, en su quinta final. Luego lograría otros cuatro cetros más en las dos temporadas siguientes, dos de ellos en Estoril, uno de ellos batiendo por el camino al mismísimo Roger Federer, que tuvo que doblar la rodilla ante el empuje de un Montañés que vivió entre el top30 de la clasificación mundial durante dos cursos consecutivos, consiguiendo el puesto #22 del ranking como mejor posición. Su mejora en pista dura, llegando a octavos incluso en el US Open, le permitió convivir con la élite, pero no todo fueron alegrías, también tuvo que sufrir derrotas muy duras.

Una de las más dolorosas fue la que sufrió en Roland Garrós 2011 ante Fabio Fognini. A un paso de los cuartos de final, Albert tuvo varios puntos de partido ante el tenista italiano que estaba visiblemente lesionado, pero que al verse perdido empezó a jugarse todas las bolas sin estrategia alguna. Y acabaron entrando. A Montañés le entraron los nervios al darse cuenta de las oportunidades perdidas y terminó cayendo en cinco sets. En la siguiente ronda, su verdugo ni siquiera se presentó ante Djokovic ya que no estaba en condiciones físicas de saltar a la pista.

Durante estas dos últimas temporadas el tenis del jugador español decayó bastante. Las victorias empezaron a escasear, y no solo en superficies duras, sino también en tierra batida. Tuvo que volver a transitar los torneos pertenecientes al ATP Challenger Tour para asegurar su posición entre las cien mejores raquetas de la clasificación mundial. En el pasado mes de octubre le veíamos en Marbella haciéndose con el título y mostrándose contento por permanecer en la élite a pesar de jugar eventos menores. Sin embargo, a Montañés el destino le tenía reservada una alegría inesperada.

El curso 2013 no le estaba yendo mal a Albert. Un comienzo dubitativo, sobre todo en la gira latinoamericana donde no consiguió apenas triunfos, pero que con la llegada de la temporada europea de tierra batida había mejorado. Se adentró con éxito, desde la fase previa, en los cuadros finales de los Masters 1000 de Montecarlo y Roma, y también logró un triunfo en el Trofeo Conde de Godó. Apuntado al torneo ATP 250 de Niza, se quedó a solo una baja de poder entrar, pero la suerte iba a estar a su favor.

Tomas Berdych, primer preclasificado del cuadro final se dio de baja tras llegar a las semifinales de Roma, ya con el sorteo realizado. En condiciones normales, esa ausencia hubiese hecho que uno de los tenistas de la fase previa entrase como Lucky Loser, pero la qualy no comenzó hasta el domingo debido a la lluvia. Se le comunicó a Albert Montañés lo que había ocurrido con el checo mientras tomaba unas cervezas con unos amigas en Barcelona, y viajó a Niza para empezar a entrenar sobre la arcilla de la costa azul.

Al ocupar el lugar del número seis del mundo, estaba exento de la primera ronda y aprovechó a la perfección su cuadro para ganar primero a Hanescu y luego a tres franceses de forma consecutiva: Mathieu, Roger-Vasselin y Monfils. Ante este último, realizó su mejor partido de la semana, dejando claro quién es el merecedor del título. Desde su creación, Niza ha sido testigo de semanas mágicas. La victoria de Gasquet en la primera edición, el gran torneo de Brian Baker tras años de lesión, y en este 2013 el triunfo de Montañés a sus 32 años y casi por casualidad.

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