Grandes tenistas que nunca triunfaron en tierra batida

Repasamos aquellos tenistas que nunca pudieron inscribir su nombre en la lista de ganadores de un torneo sobre tierra

Repasamos algunos Top 5 de la historia que nunca fueron capaces de ganar un torneo sobre tierra batida. Su juego nunca se adaptó a una superficie que requiere ciertos mecanismos a la hora de afrontar los puntos.

Se suele decir que la tierra batida es una superficie distinta a las demás por varios motivos. El primero de ellos, sin duda, por la perdida de importancia que adquiere el saque, cuyo valor resulta mucho menos decisivo que en otros suelos, permitiéndose que haya más roturas. El segundo, porque el fondo de pista y el juego liftado suelen ganar terreno a los golpes planos y los puntos de corta duración. Quizás por ello, existen muchas grandes figuras que tropezaron en arcilla, no consiguiendo obtener los resultados que sí lograron en hierba o en pista dura:

Murray nunca ha jugado una final en tierra.

Andy Murray: el caso más reciente. Un tenista con unas aptitudes aparentemente idóneas para la arcilla fracasa estrepitosamente cada vez que se enfrenta a ella. Este año, parecía que Madrid iba a ser el lugar donde romper una racha que le señala como un jugador sin ninguna final en polvo de ladrillo y con tan sólo una victoria sobre un Top 10 en la superficie (Nicolay Davydenko cuando era noveno del mundo). No ha podido ser tampoco.

Boris Becker: uno de los casos más sonados por su mala relación con la tierra. Seis títulos de Grand Slam y 49 títulos salpican una de las carreras más brillantes de los últimos tiempos, o ya no tan últimos. El alemán, un consabido sacador y un artista de la volea nunca encontró en la arcilla su aliada perfecta. Sin embargo, no fue por falta de oportunidades. Disputó dos finales de Montecarlo, en una de ellas desperdiciando dos bolas de partido contra Thomas Muster, otra de Roma y una más en Hamburgo. Junto a ello, tres semifinales en Roland Garros. Lamentablemente, se retiró sin cetro alguno sobre tierra.

Patrick Rafter: este australiano posiblemente ha sido el mejor voleador de finales del siglo XX y principios del XXI. En la red era un tenista con grandes reflejos que combinaba eficacia y espectacularidad. Llegó a ser número 1 del mundo en 1999 y fue capaz de alzar dos US Open y alcanzar otras dos finales en Wimbledon. Pero en la tierra, nunca encontró acomodo su juego agresivo y alegre. Apenas unas semifinales en Roland Garros ante Sergi Bruguera en 1997 y una final en Roma y otra en el modesto torneo austriaco de : Sankt Pölten jalonan su trayectoria en una superficie a la que parecía tener alergia.

Ivan Ljubicic: el croata ya retirado llegó a ser semifinalista de Roland Garros en 2006. Dotado de un poderoso saque y un extraordinario revés a una mano, la potencia de su golpe se amortizaba en la lenta arcilla. Tanto que nunca pisó una final ATP en la superficie ocre. Lo máximo, un Challenger en Zagreb ganado en 2005.

James Blake: el norteamericano aún sigue soñando (siendo muy optimistas) a sus 33 años con levantar un título sobre tierra batida. Su estilo directo ha sido muy apto para pistas rápidas pero en arcilla lo máximo que ha logrado ha sido una final en Estoril y otra en Houston. Pobre bagaje para un jugador alérgico a la superficie.

Tin Henman: siete apariciones en semifinales de Grand Slam marcaron su carrera. Todas ellas, sin éxito y una para más inri en Roland Garros, el suelo donde peor se desenvolvía. Lo suyo era la hierba y la moqueta. Su saque y volea difícilmente hacían daño en unas canchas que siempre premiaron más la regularidad desde el fondo de pista. Nunca pisó una final ATP.

Pat Cash: el australiano llegó a ser número 4 del mundo y campeón de Wimbledon 1987. Pero la tierra era “tierra maldita” para él, valga la redundancia. Al igual que Henman, que Ljubicic o Murray, nunca llegó al partido por el título en torneos en arcilla.

Tim Mayotte: el medalla de plata de los Juegos Olímpicos de Seúl ganó 12 títulos en su carrera y fue semifinalista en el Open de Australia. No llegó a ser Top 5, pero llegó a ser número 7 del mundo. La ATP sólo le contabiliza ocho partidos ganados en tierra en toda su carrera. Jugó 26. Todo dicho.

Brad Gilbert: su fama como jugador fue notoria pues en la primera semana de 1990 llegó a figurar como número 4 del mundo. Ésta acrecentó más durante su época de entrenador. Triunfador en 20 torneos, nunca se alzó con un título que no fuera con pistas rápidas o moqueta de por medio. De hecho, disputó otras 20 finales más, y sólo la derrota en Stuttgart sobre tierra se salió del guión antes comentado (o cemento o pista cubierta).

Otros Top 5 que nunca ganaron en tierra: Jonas Björkman, Greg Rusedki, Jo-Wilfried Tsonga, Kevin Curren.


Algunos datos de interés:

- Pete Sampras sólo ganó tres títulos de sus 64 en tierra. Uno de ellos en Roma, pero nunca jugó la final de Roland Garros.

- John McEnroe: 77 títulos, pero sólo cuatro en tierra y en Estados Unidos.

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