
Rafael Nadal clasificó para la final del Masters 1000 de Madrid. Su victoria sobre el conquense Pablo Andújar (6-0 6-4) le sitúa en el partido decisivo de la capital española. Mostrando el mejor nivel de toda la semana, el balear hizo buena una confesión hecha tras el partido ante Ferrer. Que los partidos exigentes ayudan a encontrar el tono de juego. La mejor cara del mallorquín llegó en la semifinal, un escalón históricamente intocable en la coraza de Rafa.
El mallorquín continúa su periplo por la gira batida europea sumando un nuevo partido por el título a su expediente. Era el tramo de temporada donde el balear quería ofrecer su mejor nivel. Donde se encontraba el punto de mira al colocar en el mes de marzo nuevamente su figura en el circuito profesional. Quizá no esté rindiendo a su mejor nivel, pero el de Manacor, como ya hiciera en Montecarlo y Barcelona, vuelve a figurar en el último orden de juego en la capital de España. Se colocará las zapatillas para trazar el epílogo del Mutua Madrid Open. En Punto de Break, repasamos unas líneas de actividad que siguieron perfilándose en la Caja Mágica en torno a la figura del balear.
Sin error desde Roland Garros 2009 - Tras recibir uno de los golpes más duros de su trayectoria profesional, el mallorquín ha venido respondiendo con firmeza atronadora en cada escenario discutido entre polvaredas. Clavar la rótula por primera vez en París cuatro años atrás supuso romper un idilio virginal con el major parisino a nivel de resultados. Un níveo expediente sin mancha quedaba marcado para siempre en los libros. ¿Supondría tal error una erosión en su despliegue sobre el terreno? De haber sido así, la profesión ha ido por dentro. En cuanto a resultados se refiere, para haber sido un estímulo para agudizar aún más el rendimiento. Desde aquella tarde en que Robin Soderling logró una victoria de octavos de final de calado histórico, Rafa no ha vuelto a flaquear antes del último partido cuando la empresa ha requerido mancharse los calcetines. Y hablamos de 19 torneos consecutivos firmando presencia en la última jornada. Sin excepción, todos los torneos de tierra batida disputados con posterioridad al Slam francés de cuatro años atrás han contado con la figura del balear en su última fotografía. Sigue estirando el chicle. Roma será el siguiente destino.
Siete meses fuera, siete finales seguidas – Son tantas que el mérito parece quedar difuminado. Llega a rozarse la osadía de darse por supuesta su supervivencia hasta el último capítulo. Pero lo cierto es que tras la lesión que ha implicado la baja más larga de su carrera, el mallorquín ha respondido con un despliegue humanamente admirable. Se podrá discutir la entidad de algunos torneos competidos, dispuestos en una suerte de exigencia gradual desde la categoría más baja del circuito. Navegando primordialmente sobre arcilla pero pisando también cemento. Pero el mallorquín acumula siete torneos jugando desde el primer al último partido. Ha igualado su mejor registro histórico en este sentido, ya conseguido en la temporada 2011 entre Indian Wells y Roland Garros. ¿Conseguirá romper la marca en Roma alcanzando una octava cima consecutiva?
Thomas Muster, a un partido de distancia – Se encuentra Rafael Nadal al borde de una de las pocas plusmarcas sobre arcilla que escapan a su dominio. La que habla del jugador con más torneos coronados sobre polvo de ladrillo en la historia del deporte. En la clasificación histórica de torneos conquistados, cuantitativamente hablando, aún le hacen sombra dos figuras del pasado. Dos brazos que ya perdieron temperaturas pero cuyos registros aún toman polvo preferente en los libros. Thomas Muster (40) y Guillermo Vilas (45) son los únicos tenistas que cuentan con una colección más amplia que el mallorquín. Al austriaco, no obstante, pudieran quedarle horas en ese segundo peldaño que desde 1996 ostenta en solitario. Aspira el mallorquín, por tanto, a convertirse en el tercer tenista con un cuadragésimo cetro de arcilla en su bolsa. Cuando alcanzó tal cifra, el de Leibnitz contaba con 29 años; el de Buenos Aires ya vivía en la treintena. Nadal aún sustenta 26 primaveras. Margen relativamente holgado para destrozar la marca total.
El mito de las semifinales en arcilla – Encara el mallorquín el penúltimo peldaño de los torneos con el espíritu entregado a la causa. Como si el rodaje inherente para alcanzar tal profundidad en el cuadro unido a lo cercano que queda el objetivo acelerase su entrega, Rafa no encuentra rival en dicha empresa. Nadie en la última década del tenis masculino ha ganado una semifinal de arcilla a Rafael Nadal. Es un escenario impenetrable que, tras la victoria sobre Pablo Andújar en Madrid, se extiende ya hasta los 45 partidos. Uno de esos patrones de rendimiento escondidos bajo los grandes titulares dirigidos a las finales. El momento de la verdad convertido en coto privado. Cuando la meta comienza a asomar en el horizonte la mirada queda fijada en ella.
El número 4 en Roland Garros, posible - Corretea Nadal con una seguridad en el desempeño. Depender de sí mismo para procurarse una ruta más descargada en París. Si corona Madrid y posteriormente Roma habrá logrado el objetivo. Sería una locura tomar la empresa por mínimamente lograda. Pero una cosa es segura, Nadal corre ya en esa dirección con todo bajo sus manos. Sin dependencia de terceras partes. Nadal confiando en Nadal sobre tierra. Palabras mayores.