El orden de los cabezas de serie en Roland Garros 2013 promete generar polémica tras unas declaraciones de Guy Forget recogidas por el rotativo galo L'Équipe. Miembro del comité de dirección del Grand Slam de tierra batida, dejó caer la posibilidad de que Rafael Nadal actuase en calidad de ‘preclasificado protegido’ con voluntad de postergar lo máximo posible su cruce ante las grandes raquetas sobre la arcilla parisina.
Bien entrada la tarde del domingo comenzaba a generar polvareda por las redes sociales una noticia relacionada con Rafael Nadal. Debía de ser algo realmente llamativo cuando la tesitura llegó a competir en interés con la primera derrota en nueve años del mallorquín en Montecarlo. Novak Djokovic había logrado hacer suyo uno de los templos cuasi-virginales del número 5 del mundo, abriendo de forma amenazadora el caminar de arcilla europea que desembocará en Roland Garros. Pero algo le robaba protagonismo. Precisamente la noticia guarda relación con el major parisino. En concreto, con una controvertida propuesta expresada por Guy Forget, miembro del Comité de Dirección de Roland Garros.
Para poner en perspectiva la situación. Con probabilidad elevada Rafael Nadal llegará como quinto clasificado ATP al Grand Slam de arcilla. En circunstancias normales, el balear debería de ser el quinto cabeza de serie del torneo masculino, una preclasificación más baja que la gozada en años anteriores. ¿Qué implicaciones tendría esto? La posibilidad de encarar tenistas top4 a partir de la ronda de cuartos de final, cuando este calibre de oponentes generalmente quedaba reservado hasta semifinales.
Dicho de otra manera, si Roland Garros respeta la clasificación y establece sus cabezas de serie en base al ranking, Rafael Nadal podría enfrentar a Novak Djokovic –ambos protagonizaron la final de 2012- en la antepenúltima ronda del torneo. Y esto es algo que París no quiere ver ni en pintura. Imagínense la pérdida potencial de interés de cara a las últimas rondas que supondría la caída de uno de los dos grandes candidatos cuando aún restan dos partidos por disputar.
Para explicar la idea, Guy Forget expuso en los siguientes términos la iniciativa que podría barajar el torneo: “Sí, Roland Garros puede cambiar: el reglamento establece que los torneos de Grand Slam puede cambiar este orden. No me chocaría, no sería ilógico. Ésta es sólo mi opinión pero veremos qué decide Roland Garros (...) Djokovic y Nadal en los cuartos de final de Roland Garros, si se siguen enfrentando en las finales de los grandes eventos de estas semanas, sería una catástrofe”. Jamás ha hecho uso el grande francés de tales artes para configurar un cuadro acorde a sus preferencias. Independientemente de lo que diga la norma, la acción sería un episodio ciertamente lamentable.
El problema no radica en que no se respete el ranking para establecer el orden de cabezas de serie de un torneo. El problema radica en que la medida se establecería de forma puntual, solamente sobre un jugador, tomando la decisión cuando el torneo se encuentra en el horizonte cercano. Eso tiene un nombre: una manipulación interesada por parte del torneo. La voluntad prioritaria, no se engañe nadie, no sería ‘ayudar’ a Nadal, evitándole un cuadro terrorífico donde podría encarar a todos los integrantes del top3 en las últimas tres rondas. La voluntad prioritaria es proteger los propios intereses del torneo, evitando un cruce que previsiblemente dañaría económicamente al evento en los últimos días de competición.
¿Ustedes se imaginan, por poner un símil futbolístico, que en el sorteo de la Liga de Campeones el Real Madrid y el Bayern de Münich pudiera cruzar en octavos de final pero la organización decidiera de antemano que esos conjuntos no pueden chocar en tal ronda “porque sería una catástrofe que se enfrentasen tan pronto”? Pues ése es el argumento esgrimido por Forget, nada menos que directivo de Roland Garros, en relación a Nadal y Djokovic.
Como interesando en este deporte, pocas cosas me apetecen más que ver a español y serbio volviéndose a cruzar en la Philippe Chatrier el próximo 9 de junio. Pero se deben respetar los méritos de cada competidor a la hora de conformar el cuadro. Esto no es una exhibición donde configurar a la carta el orden de juego y configurar un evento de ensueño al organizador. Esto es un Grand Slam, esto es competición en estado puro, uno de los torneos más importantes de la disciplina, donde compiten los mejores tenistas del mundo y donde nadie debe de tener privilegios por encima de ningún otro más allá de lo que cada uno en pista se haya ganado. Las últimas 52 semanas dictan sentencia. Las lesiones son parte del deporte, y si Rafael Nadal desgraciadamente ha debido mantener su cuerpo en reposo durante siete meses, debería de tener que competir con las bridas que su historial le indica. No necesita un impulso de nadie, menos aún en Roland Garros. Menos aún otorgándole unos privilegios no empleados para con el resto.
¿Qué debería hacer David Ferrer ante esto? ¿Bajar la cabeza y poner buena cara mientras le arrebatan un privilegio ganado a pulso durante los últimos meses? El alicantino sería el principal perjudicado. Tras completar la mejor temporada de su carrera, tras enriquecer sus prestaciones actuales por encima de los niveles globales de su carrera, el de Jávea se está labrando una oportunidad tremenda en Roland Garros: llegar como cuarto hombre y encarar un cuadro con ‘sólo’ dos top4 en su potencial travesía parisina. Cierto es que si Nadal cayera en su llave de cuartos de final, el panorama no diferiría en exceso de años anteriores. Pero también podría no tocarle en suerte el balear en el antepenúltimo peldaño, y ese privilegio le estaría siendo arrebatado. Teniendo en cuenta que la posibilidad de que esto ocurra es de un 75%, valoren ustedes la gravedad del expolio. ¿De qué serviría que David se hubiera ganado un puesto con el sudor de su frente? ¿Para qué se habría levantado día tras día si en el último momento una decisión inédita en la historia del torneo le colocase en la misma posición de siempre?
Antes de que surja el argumento, tiempo al tiempo, la circunstancia no es comparable con la realidad actual de Wimbledon. El grande británico es famoso por multitud de detalles propios, siendo uno de ellos el de emplear un sistema especial para determinar sus cabezas de serie. A través de un sistema de bonus, añade al ranking una serie de puntos extra en función de los resultados logrados por cada jugador sobre hierba recientemente. ¿En qué se diferencia de lo que propondría Roland Garros para 2013? Primero de todo que es una medida que afecta a todos los jugadores, no solamente a uno como en el caso de París. Segundo, que en el cuadro masculino lleva una metodología matemática intrínseca, careciendo de la aleatoriedad presente en el caso francés. Y tercero, que se trata de una medida conocida por todos a principio de temporada, no propuesta a última hora de manera atropellada cuando el torneo se ve desbordado por acontecimientos no deseados para sus propios intereses.
De confirmarse este movimiento -hasta ahora solamente es la voluntad de una persona; pero siendo esa persona un directivo del torneo y expresado su deseo de manera pública- la actitud de Grand Slam francés dejaría bastante que desear.