Casablanca: Tommy Robredo y el fin de su calvario

El gerundense, lastrado por las lesiones, volverá a luchar por un título ATP tras veintiséis meses

José Andrés Izquierdo | 13 Apr 2013 | 18.45
facebook twitter whatsapp Comentarios
En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.

Robredo jugará la final del ATP 250 de Casablanca. El tenista de Holstaric luchará mañana domingo por alzarse con su undécima corona tras ganar en semifinales a Stanislas Wawrinka por un tanteo de 1-6, 6-3 y 6-2. El español, finalista de este evento en 2001, peleará por unirse a los otros seis jugadores de nuestro país que tienen el cetro de la capital marroquí en sus vitrinas.

No es fácil volver en el mundo del tenis. Y menos si las lesiones fueron las que te obligaron a parar. Tommy Robredo, desde sus inicios en el circuito profesional allá por finales de los noventa, siempre fue considerado un jugador rocoso. La consistencia, su buen juego de fondo de pista y su gran preparación física fueron siempre avales que jugaron en su favor. Fueron pasando los años y el gerundense explotó tal y como se esperaba. Ingresó en el top-ten, ganó prestigiosos torneos como el Conde de Godó o el entonces llamado Masters Series de Hamburgo, e incluso llegó a ocupar la quinta plaza del ranking ATP en el verano de 2006.

Sin embargo, y pese a todos esos magníficos logros, su estado físico empezó a pasarle factura en 2010. Tras más de diez años de carrera, los pequeños achaques comenzaron a aparecer en su cuerpo. En esa misma temporada una lesión de espalda le impidió adquirir la regularidad necesaria para mantener su posición en la clasificación mundial, cayendo así hasta el puesto cincuenta, su peor plaza a fin de año desde hacía una década, cuando apenas era un adolescente. En el curso siguiente jugó poco, pero lo hizo bien, ganó el título en el ATP 250 de Santiago y alcanzó los cuartos de final en Indian Wells. Con continuidad, Tommy seguía estando entre los mejores.

¿Cuál era entonces el principal problema? Que no podía mantenerse sano. Se perdió toda la temporada de tierra batida por una lesión en la pierna, su parte favorita de la temporada. Para un jugador que ha llegado hasta en cuatro ocasiones a cuartos de final de Roland Garrós, es un contratiempo importante. Robredo finalizó fuera del top50 el 2011 pero el año siguiente iba a ser mucho peor. Las molestias que arrastraba le obligaron a operarse y se perdió los primeros seis meses de competición, con la consiguiente pérdida de puntos y posiciones en el ranking. Con treinta años recién cumplidos, el catalán decide regresar a las pistas.

Elige la tierra batida para hacerlo, concretamente la de Italia, donde disputa consecutivamente los Challengers de Caltanissetta y Milán. En principio se hizo muy raro ver a un jugador con el caché de Tommy -todo un ex top-5- jugando torneos de categoría menor. De hecho, desde marzo de 2001 no se le veía en un torneo perteneciente al ATP Challenger Tour. En aquella época se encontraba a las puertas del top-100 a sus diecinueve años. La situación hace unos meses, sin embargo, era bien distinta. Gana los dos torneos en Italia pero antes de eso se encuentra en la posición número 470 de la clasificación mundial.

Enseguida sube como la espuma en los rankings a base de sumar victorias. Vuelve a disputar un torneo ATP en el torneo 250 de Bastad, ciudad en donde se siente muy cómodo. Allí ganó en 2006 y 2008 y se le ve jugando sin presión, simplemente para medir su nivel y ver hasta dónde puede llegar. Y las sensaciones son muy buenas. Ataviado con unas gafas de sol que le distinguen del resto en la veraniega arcilla sueca, Robredo se cuela en cuartos de final y se permite el lujo de arrancarle un set a David Ferrer. Su imagen destila madurez, su aspecto aniñado forma parte del pasado, y su carácter hace entrever un jugador forjado a base de cicatrices. La espada de Damocles de las lesiones siempre está ahí para casi cualquier tenista, pero durante años, no parecía siquiera rozar al pupilo de Karim Perona.

Durante los siguientes meses, Robredo ha seguido jugando más y más partidos. El tiempo no perdona y no parece que pueda volver a estar entre la élite, entendiendo ésta el moverse entre las diez o veinte primeras posiciones del ranking. Lo importante ahora para el español es que vuelve a sentirse tenista. En pista dura aún tiene que recuperar el nivel que antaño tuvo, pero en superficies lentas sigue siendo tan peligroso como siempre. Alcanzó las semifinales en Buenos Aires y eso ya fue un aviso de lo que era capaz de hacer. Tras Indian Wells, evento que disputó gracias a una invitación de la organización, decidió descansar y prepararse a conciencia para la temporada de tierra batida.

Su primera parada: Casablanca. En el único torneo africano de todo el calendario tenístico hemos visto al que en su día fuera número cinco del mundo colarse en una final ATP tras veintiséis meses sin hacerlo. Desde Santiago de Chile 2011 no se veía a Robredo en la lucha directa por conquistar un cetro importante. La semana cuajada por la undécima mejor raqueta nacional de la actualidad está siendo muy positiva. Sobre todo por la actitud mostrada en partidos complicados, que los ha tenido. Ayer ante Paire, supo mantener la calma y conseguir la consistencia necesaria para doblegar al galo. Hoy, con Wawrinka enfrente, esperó sabiamente su oportunidad, sabedor de que el suizo iba a tener muy complicado mantener durante todo el encuentro el nivel mostrado en la manga inicial. En el día de mañana, el calvario de Tommy puede llegar a su fin. Mirar de nuevo a la victoria a la cara y poder abrazarla, después de tantos sinsabores, es el gran objetivo de un tipo machacado por las lesiones en estas últimas tres temporadas.