Nico Almagro, y el siempre peculiar torneo de Houston

El murciano aspira en Houston a lograr por octavo año consecutivo un título ATP

Julio Muñoz | 9 Apr 2013 | 09.00
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Nico Almagro afronta en Houston la posibilidad de ganar el primer torneo del año. El tenista murciano lleva encadenando siete temporadas consecutivas ganando al menos un título. En Texas, en el único evento estadounidense masculino sobre tierra batida, parte como el gran favorito.

Es Houston un torneo singular, que poca duda cabe. Tiene el honor de ser denominado el US Men´s Clay Court Championship, que vendría a ser como el campeonato de tierra batida de los Estados Unidos, en parte porque es el único evento ATP que se disputa sobre tierra batida en un país tradicionalmente ajeno a este tipo de canchas.

Houston se disputa sobre tierra batida marrón.

Es también diferente porque no lo hace sobre la tradicional tierra roja, la usada en Europa o Sudamérica y conocida en el mundo anglosajón como “red clay”. Tampoco, sobre la cada vez menos frecuente tierra verde que utilizó en 2007 o se usa habitualmente en el evento femenino de Charlestone, o la revolucionaria tierra azul, inventada en Madrid. Destaca Houston por usar la “maroon clay”, llamada también tierra marrón u oscura, una superficie algo más dura y rápida que la habitual arcilla.

Es, por supuesto, peculiar por disputarse en el vetusto River Oaks Country Club de la ciudad texana, inaugurado en 1931, y con apenas cobijo para 3.000 personas en sus gradas. Un club exclusivo -tal vez demasiado, si atendemos a que en su día fue criticado por discriminar de forma encubierta a determinados estratos sociales- , repleto de historia, sede de aquellos prestigiosos torneos de exhibición que tuvieron el honor de ver finales como la celebrada en 1974 entre Rod Laver y Björn Borg en lo que era un traspaso de poderes en toda regla, o en 1962, entre el citado Laver y su compatriota Roy Emerson. Especial, también por no tener como campeones a dos de los tenistas locales más laureados de la historia, Pete Sampras o John McEnroe.

En ese escenario tan variopinto, que une tradición y singularidad, tiene Nico Almagro la gran oportunidad de estrenar el palmarés en 2013. Ocasión de oro para el murciano, segundo tenista en activo con más títulos en tierra batida del circuito (12, por los 10 de Ferrer o Federer, o los 7 de Djokovic) y uno de los pesos pesados del tenis en arcilla, que por fin se enfrenta en este curso a un cuadro sin la presencia de Rafa Nadal o David Ferrer, sus dos grandes verdugos con los que acumula 22 derrotas en otros tantos enfrentamientos (13 con el alicantino, nueve con el balear).

Una bonita posibilidad para el líder en saques directos del circuito, que aspira a sumar su octavo año consecutivo alzando al menos un galardón ATP, algo de lo que sólo pueden presumir Rafa Nadal, Roger Federer, Novak Djokovic o Andy Murray actualmente, y que lo colocaría en una inmejorable posición para abordar el asalto al retorno al Top 10, ya en la tierra europea.

Más brillante que nunca en Australia, donde estuvo a un juego de las semifinales, el murciano ha aprendido a mostrar una gran regularidad como así muestra el hecho de que todas su derrotas han sido con jugadores metidos dentro de los 20 primeros, a excepción de la caída en Brasil a manos de David Nalbandian,

Una meritoria buena nueva para un hombre de inmensa potencia en sus golpes, que ahora tiene la oportunidad de adornar de nuevo sus vitrinas. Para ello, tendrá que lidiar con el eterno Tommy Haas, siempre correoso sea cual sea la superficie y su verdugo en Indian Wells, el argentino Juan Mónaco (sin ninguna victoria ATP en el curso, pero pieza clave en la Davis y actual campeón del torneo), los siempre peligrosos cañoneros norteamericanos Sam Querrey y John Isner, o los irregulares Fernando Verdasco y Gaël Monfils, quien será su primer rival.

Almagro aspira a ganar un torneo en 2013 por octavo año consecutivo.

Difíciles contrincantes, pero para nada accesibles para un jugador que ha hecho de ganar un torneo ATP, una costumbre desde 2006.