Casablanca y Houston inician la temporada de primavera sobre tierra batida. El torneo marroquí, único africano del circuito, presenta un cuadro liderado por Stanislas Wawrinka y Kevin Anderson, además de numerosos tenistas españoles que aspiran a suceder a Pablo Andújar en el palmarés del evento.
Este lunes, el circuito comienza la tradicional gira de tierra batida primaveral. Europa será el centro de atención de los principales jugadores durante los próximos meses, en los que se disputarán tres Masters 1000 sobre dicha superficie antes de rendir cuentas en el templo de la arcilla, Roland Garros para dilucidar quién es el nuevo rey de la tierra.
Sin embargo, antes de que todo esto ocurra, la segunda semana del mes de abril será testigo de la celebración de dos torneos, cada uno en una punta del mundo, que sirven como prólogo al inicio de la gira. Se trata del ATP 250 de Houston y el de Casablanca.
Especialmente destacable es este último, pues constituye un oasis en pleno desierto, pues no en vano, el abierto marroquí tiene el honor de ser el único torneo que se disputa en continente africano -de 2009 a 2011 se celebró otro en Johannesburgo-. Una cita relativamente reciente si atendemos a que esta será su 29 edición, y que hasta 1989 pertenecía a la categoría de Challenger.
Ubicado en el complejo Al Amal, cuya pista central cuenta con capacidad para 5.500 personas, una de las notas más características del torneo es su carácter modesto, pero no por ello menos encantador. El hecho de comenzar a disputarse un día después de las eliminatorias de Copa Davis de los distintos grupos, y una semana antes tan sólo de que empiece el Masters 1000 de Montecarlo provoca que la participación se resienta. Y es que a pesar de que este año puede presumir de tener en su cuadro de 28 jugadores a 22 tenistas del Top 100, para encontrar al primer cabeza de serie hay que irse al puesto 17 del ranking, el suizo Stanislav Wawrinka, algo que no sucede en ningún otro torneo del circuito. El segundo Kevin Anderson, es el 29º. De hecho, para no ver a al menos un jugador de los 15 primeros en un evento ATP, hay que remontarse al torneo de Moscú, en septiembre pasado.
Uno de los grandes problemas del torneo es, sin duda, la grave crisis del tenis marroquí. Hemos abordado en Punto de Break en algunas ocasiones los problemas del tenis africano en general, y la escasa representación que tiene en el Top 100 (Kevin Anderson es el único integrante). Quizás, la mejor escenificación de este problema sea la triste situación del tenis marroquí.
Marruecos apenas sitúa a tres tenistas en el Top 1000, y ninguno de ellos se encuentra dentro de las 750 primeras raquetas del mundo. Mehdi Ziadi es su mejor baluarte en un discreto puesto 756, seguido por Younes Rachidi, 923 del mundo, jugadores ambos que participan en el cuadro, pero gracias a dos invitaciones de la organización.
Falta de trabajo en la base, estructuras sólidas de torneos menores, carencia económica y la rápida salida hacia Europa hacen que lejos queden aquellos inicios de siglo XXI en los que el país norteafricano era capaz de ubicar a tenistas como los ya retirados Hicham Arazi, Karim Alami o Younes Aynaoui entre los 40 mejores del mundo, o ganar torneos ATP (no ganan uno desde que Aynaoui lo hiciera en Múnich 2002).
Un paraíso para España
Problemas para el tenis africano que, sin embargo, no son tal para sus vecinos del norte, los españoles, que hacen de este uno de sus torneos preferidos. Y es que desde que en 1986 se puso en marcha el torneo en Casablanca, hasta en siete ediciones, el título ha ido a parar a manos de raquetas españolas, destacando el nombre del ex número 1 del Juan Carlos Ferrero, Tomas Carbonell, Beto Martín, o el conquense Pablo Andújar, vencedor de las últimas dos campañas.
Precisamente, en Andújar estarán puestas muchas de las miradas, pues el conquense tan sólo ha sido capaz de llegar a unos cuartos de final (semifinales Belgrado) desde hace doce meses. Un racha que le llevó a perder diez encuentros consecutivos entre finales de 2012 y principios del 2013 y a acumular tres victorias tan sólo desde el pasado US Open. En Casablanca, de nuevo tiene la oportunidad de empezar a cambiar las cosas.
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