
Sam Querrey con su clasificación para los octavos de final de Indian Wells se asegura un puesto entre los 20 primeros del ranking evitando que por primera vez en su historia Estados Unidos se quede sin ningún representante en el Top 20. El norteamericano se convierte así, por primera vez, en la primera raqueta de su país.
Estados Unidos puede respirar tranquilo. La pesadilla de no contar con un hombre entre los 20 primeros del mundo no será tal. No por lo menos hasta que finalice el Masters 1000 de Miami, allá por finales de marzo a menos que al sudafricano Kevin Anderson se le ocurra hacer la machada de su vida ganando Indian Wells. Buenas noticias para la potencia tenística más grande de la historia, el país que lidera el ranking de Copas Davis (32 por 28 de Australia) , de Grand Slams en la Era Open (53 por 25 de Suecia) o de Masters 1000 (46 por 40 de España).
Las gracias a ello deberá de dárselas al gigantón Sam Querrey, el mismo hombre que ya les salvó de la quema de disputar los playoffs de permanencia en el Grupo Mundial hace apenas un mes ganando el punto definitivo contra Brasil en un dramático quinto partido contra Thiago Alves. Y es que Querrey, 25 años, y ahora hace una temporada alejado del Top 100 por culpa de una lesión en el codo y una rara infección en el cordón umbilical, parece haber recobrado su mejor tono justo cuando más lo necesitaba su país.
Ganador de siete títulos ATP, en este 2013 parece tener intención de ocupar su puesto más alto en el escalafón mundial (el 17º que ocupó en enero de 2011) y servir de válvula de escape a unos Estados Unidos que siguen sin ver la luz tras muchos intentos en su búsqueda.
Así, al menos lo atestiguan unos resultados prometedores en este inicio de campaña. Semifinalista en Auckland y San José, en Indian Wells de momento ya se ha metido en octavos de final, su mejor actuación en este evento igualando el registro conseguido hace dos cursos. Lo ha hecho siguiendo el patrón de siempre, el que le señala su poderoso saque -con el que está segundo en el ranking de aces de 2013, por detrás de Almagro- y sus poderosos golpes de fondos de pista.
Grandes virtudes que ahora deberá refrendar en la siguiente ronda ante Novak Djokovic, un viejo conocido al que se ha enfrentado en cinco ocasiones con cuatro derrotas y una victoria, pero ante el que tiene el privilegio de haber sido el último tenista en haberle vencido en partido oficial (segunda ronda de París-Bercy).
¿ Ganará algún torneo ATP este año Estados Unidos?
Claro que la notable actuación en tierras californianas de Sam Querrey y el hecho de evitar el drama que hubiera sido no tener un sólo representante dentro del Top 20, no debe ocultar el mal momento del tenis estadounidense, incapaz de generar jugadores sólidos capaces de competir de tú a tú con los mejores del planeta, e inclusive de ganar torneos.
Y es que desde que el pasado 26 de agosto John Isner levantara el cetro del ATP 250 de Winston-Salem, ningún tenista de esa nacionalidad sabe lo que es levantar un título o siquiera disputar una final individual. Un dato preocupante y alarmante para un país que además no tiene visos de mejorar en un relativo corto plazo. Más que nada porque de los siete jugadores ubicados en el Top 100, seis son mayores de 25 años, y el que es menor, Ryan Harrison no parece estar en condiciones de dar el salto hacia delante si observamos que sólo ha ganado tres partidos en este 2013.
Con Mardy Fish al borde de la retirada (se rumorea incluso que lo podría hacer después de Miami ya que aún no ha confirmado que hará después de la cita de Florida) y John Isner sin recuperarse completamente de la lesión que le apartó del Open de Australia, pensar hasta en ganar un título empieza a ser una quimera. Sin un sólo cuartofinalista en los cinco últimos Grand Slams, la inminente llegada de la tierra batida europea aportará aún menos luz a jugadores acostumbrados a hacer del saque su principal arma y a menospreciar la superficie más lenta del circuito.
Quizás, se haya de esperar a verano, cuando la hierba de Newport o el cemento de torneos como Atlanta o Washington les den la oportunidad de alzar un trofeo y evitar pasar un año en blanco. Porque de hacerlo, sería, sin duda, un hito negativo en la historia de la gran potencia de siempre en el tenis.
Algunos datos de interés:
Última vez que Estados Unidos ganó un ATP 250: Isner en Winston-Salem (agosto 2012)
Última vez que Estados Unidos ganó un ATP 500: Roddick en Memphis (febrero 2011)
Última vez que Estados Unidos ganó un Masters 1000: Roddick en Miami (marzo 2010)
Última vez que Estados Unidos ganó un Grand Slam: Roddick en Open USA (septiembre 2003)