David Ferrer y el duro paso de la tierra batida a la pista rápida

Ferrer ofrece su peor versión cada vez que afronta el paso de la tierra a pista rápida. ¿ Cambiará su suerte este año?

Julio Muñoz | 8 Mar 2013 | 07.30
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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David Ferrer vuelve en Indian Wells a jugar sobre pista dura tras su intervención en la pasada gira latinoamericana de tierra. El alicantino es de los tenistas que más suele acusar el cambio de una superficie a otra a tenor de sus resultados.

Que David Ferrer es uno de los mejores jugadores del mundo sobre tierra batida nadie lo duda. Basta mirar su inmenso palmarés en la superficie más lenta del circuito (10 títulos) para darse cuenta de que estamos ante un jugador superlativo. Tal es su figura en la arcilla, que sólo Rafa Nadal (38) y Nico Almagro (12) pueden entre los hombres en activo del circuito firmar más coronas sobre este tipo de canchas que el ahora número 4 del mundo (no Novak Djokovic, no tampoco siquiera Roger Federer con 9 copas sobre tierra ocre y una sobre azul).

Ferrer nunca ha pasado de cuartos en Indian Wells.

Claro que no por ello, hemos de contextualizar al alicantino como un tenista terrícola exclusivamente. Ocho de sus 20 títulos tuvieron la pista dura como protagonista, e ironías de la vida cuatro de sus cinco semifinales en Grand Slams se produjeron sobre canchas rápidas. Incluso, hasta uno de sus mayores logros como profesional -la final de la Copa Masters 2007- se produjo en el indoor de Shanghái, en teoría, la superficie menos favorable a sus condiciones, pero donde también ha ganado Paris-Bercy.

Excelentes números en diferentes tipos de suelos que, sin embargo, contrarrestan con las prestaciones que el alicantino suele ofrecer en los primeros torneos en los que cambia la tierra por la pista rápida. Y es que si analizamos los resultados de Ferrer en Indian Wells o el Masters 1000 de Canadá (generalmente los dos momentos del año, donde hace el tránsito entre las dos superficies), vemos como éstos no son de todo satisfactorios.

De hecho, y con diferencia, estas son las dos citas del calendario que peor se le dan. Y es que Ferrer, un hombre que ha pisado alguna vez al menos seis semifinales diferentes en toda la serie de los Masters 1000, llega al nivel de presentar balances negativos en ambos certámenes. En Indian Wells (9 victorias por 10 derrotas), por ejemplo, sólo ha sido capaz de pisar una vez los cuartos de final, en el lejano 2007, y cuando por entonces no hacía la gira de tierra latinoamericana, sino Dubái. Desde que la hace, lo máximo que ha hecho, ha sido ganar un partido, en la pasada edición al búlgaro Grigor Dimitrov. Tanto en 2011 como en 2010 ni siquiera venció un encuentro, algo que en el desierto californiano ya le ha ocurrido cinco veces a lo largo de su carrera.

Algo similar le ocurre en Canadá (5-9), donde suele comenzar la gira de cemento de verano tras venir de la temporada europea de tierra batida. En tierras canadienses nunca siquiera alcanzó los cuartos de final, y cuando como en los últimos dos años, postergó su regreso a Cincinnati, tampoco las cosas le fueron del todo bien.

Podría pensarse que esto se deba a mala suerte o sorteos duros, pero lo cierto es que en la mayoría de ocasiones cuando cayó lo hizo con jugadores ubicados detrás de él en el ranking, y hasta en varios ocasiones, lejos de los 50 primeros del mundo (Indian Wells, las últimas tres veces sin ir más lejos).

¿ A qué se debe este serie de malos resultados?

Es difícil saberlo, pues incluso una superficie dura no excesivamente rápida como la del primer Masters 1000 le debería ir bien a su estilo de juego. Sin embargo, ya sabemos que el paso de tierra a pista rápida exige una serie de acoplamientos que a los tenistas de tierra les cuesta más digerir. Mecanismos diferentes a la hora de golpear la pelota y de buscar de forma más directa el punto que puede ser que le lleven más tiempo a habituarse que a otros jugadores.

Puede ser que por ahí se explique parte de estos malos resultados, cosa que por el contrario no suele ocurrir con tanta frecuencia, cuando lo que hace es el cambio de tierra a hierba. Y si no ahí están sus dos títulos en el césped holandés de Hertogenbosch.

Otro motivo puede ser que el exceso de partidos en arcilla fruto de sus buenas actuaciones en ésta, le pase factura al llegar agotado a estos eventos. A pesar de su gran físico, Ferrer es humano y en determinados momentos puede acusar un bajón que le lleve a perder determinados encuentros que no debería.

Por último, está el hecho de que existen en todos los tenistas ciertos torneos que nunca acaban de darse bien. Que por diversas circunstancias siempre es difícil desplegar buen juego, y que dé la casualidad de que en Ferrer sean estos dos.

Indian Wells, una bonita oportunidad esta edición

Sea como fuere, lo cierto es que David tiene en 2013 una buena oportunidad para despejar esos fantasmas que le rodean cada vez que debuta en pista rápida tras venir de tierra. Más esta edición, en la que al partir como cuarto cabeza de serie, tendrá el privilegio de no enfrentarse a ningún Top 5 hasta las semifinales.

A David Ferrer se le da especialmente mal Indian Wells.

Algo que puede resultar decisivo para lograr una buena actuación que le acerque a una de las tres plazas en el mejor de los casos, o que le permita seguir manteniendo un buen colchón de puntos respecto a sus perseguidores en el peor de los casos.

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