Novak Djokovic mantiene unos registros deportivos de impresión sobre las pistas duras. El tenista serbio camina con paso firme sobre el cemento del ATP 500 de Dubái. Presente en semifinales del evento emiratí, el competidor de Belgrado continúa dilatando su insultante historial sobre el mencionado suelo. Su última muesca de dominación, haber reducido a tres insignificantes juegos las intenciones del vigésimo jugador del circuito profesional.
Camina el italiano Andreas Seppi con gesto torcido sobre el asfalto del Golfo Pérsico, asistiendo a un test de exigencia deportiva que eleva el listón a niveles prohibitivos. La pelea dura apenas un peleado primer juego. Pronto se ve devorado por un ciclón inabordable. Aun en semana de toma de contacto con la dinámica de competición, los fundamentos más básicos del esquema del balcánico siguen bastando para desfigurar rivales sobre cemento con relativa suavidad.
Mordiendo con fuerza en el inicio, deja marcadas las fauces en el oponente anticipando el inevitable desenlace. Buscando el tono de competición, parece ser el plan trazado en Oriente Medio: salir en tromba antes de permitir cualquier género de dudas. Así, cediendo apenas un juego en la primera manga ante Troicki y Bautista, doma sus dos primeros escollos. Así, hilando siete juegos, coloca a Seppi contra la pared antes de que el duelo coja forma. Y así, de zarpazo en zarpazo, va creando un aura cercana a la imbatibilidad sobre suelos duros.
El primer hombre capaz de firmar seis finales de Grand Slam consecutivas sobre cemento apenas ha cedido tres partidos en la superficie desde el pasado mes de marzo. Una dulce travesía que le ha visto competir en nueve eventos, tomar parte en ocho finales y levantar hasta seis títulos. Un rendimiento donde el error representa la excepción que confirma la regla. Ha normalizado la victoria en la superficie, levantando una muralla de autoridad de calibre histórico.
En 2011 el tenista de Belgrado construyó la tercera mejor racha de victorias de la Era Abierta al encadenar 43 triunfos de manera consecutiva, siendo el período de imbatibildiad más dilatado en cerca de tres décadas. Una marca legendaria cuya base y más del 50% del recorrido se levantó sobre pistas duras. Semejante heroicidad competitiva terminaría por catapultar al balcánico al ático de la disciplina, condición que aguantaría al término del curso por primera vez en su carrera.
¿Será capaz de asimilar tal rol y mantener el patrón evolutivo adoptado? Era una de las principales incógnitas al comienzo de 2012. Su rendimiento sobre cemento, habitat subrayado con fuerza durante los últimos meses no deja lugar a dudas. A pesar de ceder momentáneamente el trono ante Federer durante el estío, el referente masculino actual ejerce como tal en la superficie prioritaria.
El suelo duro copa la mayor parte de los torneos. "Si quiero volver al número 1, debo jugar en pista rápida" reconocía recientemente Nadal. Quien dome el cemento dominará el circuito. Y, atendiendo al momento actual, queda poca duda sobre quién encarna el papel de alumno aventajado.
Tenistas con mejor porcentaje de triunfos sobre suelo duro en el último año.
Novak Djokovic | 46-3 (93.8%)
David Ferrer | 36-8 (81.8%)
Roger Federer | 36-9 (80%)
Juan Martín del Potro | 31-9 (77.5%)
Andy Murray | 34-10 (77.3%)
La diferencia de fiabilidad del serbio pisando cemento (porcentaje muy similar el que presente Nadal sobre arcilla en toda su carrera -93%-) respecto a los mejores resulta atronadora. Nada menos que doce puntos porcentuales separan al balcánico del segundo tenista con mejor balance sobre la superficie. Los niveles de fiabilidad actuales del serbio se encuentran muy por encima de la media de su carrera (81.3%), muestra de la madurez alcanzada y, sobre todo sostenida -hablamos de una estadística de todo un año-, en los últimos tiempos.
Los únicos tres partidos perdonados por el serbio fueron la final del Masters 1000 de Cincinnati (habiendo ganado la semana anterior en Canadá), la final del US Open (exigiendo cinco parciales a Andy Murray) y la primera ronda del Masters 1000 de París-Bercy (torneos con multitud de sorpresas, condicionado por la inminente celebración de la Copa de Maestros a la semana siguiente).
¿Cómo se siente ahora el serbio? "Estoy más relajado que a comienzos de 2012. Después de la temporada 2011 era un gran desafío para mí a nivel físico y mental. Por primera vez en mi carrera me encontré a mí mismo siendo número 1 del mundo con tanto por defender -tres títulos de Grand Slam-. Por ello, terminar como número 1 la temproada 2012 fue más satisfactorio para mí que terminarán en el primer puesto en 2011" indicaba días atrás en Dubái.
Teniendo cierta revolución emocional, su despliegue en territorio fetiche no se vio afectada lo más mínimo. Si el equilibrio de sensaciones que expresa es sincero, ¿cuál puede ser el techo del serbio en 2013 sobre cemento? Por ahora, camina sobre una racha de 15 triunfos en la superficie iniciada en el O2 Arena de Londres, posteriormente ampliada en Australia y ahora estirada en Oriente Medio. Semifinalista ya en Dubái, es consciente de que comienza lo serio.
¿Indian Wells y Miami en el horizonte?
Conocido popularmente como March Madness, el reto que representan los dos Masters 1000 de pista dura estadounidenses se encuentran entre los más duros del calendario. Dos torneos estirados hasta las dos semanas de competición, con cuadros de 96 jugadores. Esto es, seis partidos a superar en apenas diez días para los favoritos. No son pocos quienes apuntan que lograr el doblete en los albores de la primavera constituye un elemento de dureza deportiva superior a la consecución de un Grand Slam.
De hecho, solamente siete tenistas ATP han logrado conquistarlos en la misma temporada de forma consecutiva. El último de ellos, precisamente, el serbio. Acreedor de la hazaña en 2011. El único tenista de la historia capaz de alcanzar seis finales consecutivas de Grand Slam sobre pista dura, buscará unirse a Federer como único tenista en la Era Abierta capaz de sellar dos dobletes en tierras americanas. ¿Será capaz de igualar la marca del helvético? Un registro de victorias cercano al 94% en la superficie durante el último año representa aval suficiente como para otorgarle, al menos, el beneficio de la duda.