Jeremy Chardy como invitado sorpresa en el Open de Australia. Su rendimiento, inesperado. El tapado del torneo. Así podríamos definir el papel del galo que, con 25 años, ha alcanzado por primera vez en su carrera los cuartos de final en un Grand Slam firmando así la mejor semana de su vida. El verdugo de Juan Martín Del Potro sigue en racha y no tuvo excesivos problemas en el día de hoy para batir a Andreas Seppi.
Si repasamos los resultados de nuestro protagonista de hoy, a lo largo de su trayectoria, no encontramos grandes registros. Por debajo del 50% de victorias en torneos ATP, solo cuenta en su palmarés con un título ATP, el cosechado en Stuttgart en un lejano 2009. Su irrupción un año antes en el top-100 tras alcanzar los octavos de final en Roland Garrós le situó como uno de los jugadores a seguir tras una prometedora carrera junior que le vio triunfar en la catedral del tenis, pero a pesar de ello, su tenis no conseguía salir de un agujero negro en el que predominaba la irregularidad y los errores por encima de sus aciertos.
Dotado de golpes muy potentes, el pupilo de Kerei Abakar es todo un pegador. Su servicio puede llegar a ser su mejor arma, superando la barrera de la veintena de saques directos en partidos de larga duración. Sin embargo, su golpe de derecha tampoco se queda atrás. Con el ‘forehand’ domina desde el fondo de pista consiguiendo un ritmo de bola devastador. Chardy golpea plano a la bola sin complejos. A pesar de no prodigarse mucho en la media pista, en los últimos tiempos ha mejorado su porcentaje de acierto en la red así como sus resultados en la modalidad de dobles, que en los inicios de su carrera eran poco menos que esperpénticos.
En el partido de octavos de final ante Del Potro pudimos ver una versión mejorada del tenista francés, alejado de la irregularidad que comentábamos antes y que le ha caracterizado a lo largo de su carrera llevándole incluso a acabar fuera del top100 hace dos temporadas, hasta el punto de tener que volver a disputar torneos de nivel Challenger. La utilización que el oriundo de Pou le dio a su golpe cortado de revés desquició al argentino, que admitió al final del encuentro que el ‘slice’ de Chardy consiguió en reiteradas ocasiones sacarle de pista forzando así el error del tandilense.
Los que conocían a Jeremy antes de este torneo, son sabedores de que es capaz de lo mejor y de lo peor. Hasta el inicio de este Open de Australia, acumulaba una racha de nueve derrotas consecutivas en torneos disputados en el mes de enero, teniéndonos que remontar a la edición del 2009 en Melbourne Park para encontrar una victoria suya a inicios de temporada. A pesar de esta estadística tan negativa, parece que aquí ha encontrado la sintonía con su tenis, firmando cuatro victorias consecutivas para colarse de forma sorprendente entre las ocho mejores raquetas del primer Grand Slam del curso.
Siendo el único jugador no preclasificado en clasificarse para la penúltima ronda del evento, su gran rendimiento en las calurosas pistas aussies tendrá su recompensa con una espectacular subida del ranking que le hará subir más de diez posiciones en la clasificación mundial de la ATP, ascendiendo del puesto 36 al 25 aún cayendo en la siguiente ronda ante el ganador del partido que disputarán Gilles Simon y Andy Murray. Por tanto, con el rendimiento mostrado hasta ahora y con una posible llamada para la eliminatoria de Copa Davis ante Israel en el horizonte, Chardy no parece conformarse con llegar hasta aquí.
Francia coloca a cuatro de los suyos en octavos
Además de su ingreso en el top25 por primera vez en su carrera deportiva, en este torneo Chardy forma parte del cuarteto francés que se ha colado en la segunda semana del primer ‘major’ del año, siendo el país con más representación en tal alta ronda. Junto a Tsonga, Gasquet y el anteriormente mencionado Simon, simboliza el cambio de guardia que debe colocar a Francia como primera potencia tenística en detrimento de España que empieza a perder jugadores en el top100 debido al paso de los años