Gigantes sin glamour
Muchos tenistas modestos sobreviven en el circuito gracias al potente saque que les proporciona su altura


Grandes sacadores del tenis con nombres pequeños. Muchos tenistas modestos sobreviven en el circuito gracias al potente servicio que les proporciona su altura.
No son Isner o Raonic. Ni siquiera Karlovic o Querrey. En las profundidades del ranking, entre las posiciones cien y doscientos de la ATP, nos encontramos con una multitud de jugadores de juego muy diverso. En el día de hoy nos fijamos en los gigantes menos conocidos del circuito. Aquellos que sobreviven gracias a un primer saque prodigioso y a un golpe seco que cierre rápidamente el punto, los que buscan el golpe ganador sin dudarlo.
Vasek Pospisil. 193 cm. Con 22 años el joven canadiense es un jugador aún por pulir. Su entrada en el top-100 en el pasado mes de marzo no le sentó demasiado bien, y no terminó de cuajar un buen año. Con solo un 25% de victorias en partidos ATP disputados, el pupilo de Frederic Fontang ha finalizado el 2012 en el puesto número 125 de la clasificación mundial. Dotado de grandes condiciones para la modalidad de dobles, es el compañero del legendario Daniel Nestor en el equipo de Copa Davis de Canadá y suele irse hacia a la red gracias a un servicio que aúna potencia y colocación a partes iguales. Reducir su número de errores no forzados se antoja básico para que Pospisil pueda desplegar su mejor tenis y empezar a ser peligroso en torneos de mayor enjundia.
Kenny De Schepper. 203 cm. El francés es uno de los techos del circuito, superando por poco los dos metros de altura. En el puesto 119 del mundo, jugará por segunda vez el Open de Australia con una WC que le ha otorgado la Federación Francesa. La temporada 2011 supuso el espaldarazo definitivo a su carrera tenística avanzando más de trescientas posiciones en la clasificación. Las finales en los challengers de Quimper y Recanati demostraron que sobre pista cubierta es un jugador temible, hecho su confirmación en el pasado curso cuando triunfó en Mons y Rennes, torneos con mucho más nivel que los anteriormente citados. El público español tiene buen recuerdo de él ya que se alzó con el título en Pozoblanco hace dos campañas. Uno de los sacadores más potentes del planeta, puede superar los 230 km/h en la mayoría de sus partidos, y se ayuda con su gran envergadura en la red para cerrar con rapidez los puntos antes de que su limitada movilidad le lastre en exceso.
Marius Copil. 193 cm. La sombra de Andrei Pavel es alargada, pero parece que Rumanía ha encontrado a un líder que por lo menos sea capaz de llenar el hueco que deberá dejar Victor Hanescu cuando se retire. Debutó muy joven en Copa Davis y durante años le ha costado responder a las expectativas creadas en torno a su tenis. Con un servicio temible y un juego que es todo potencia, en el fondo de pista sus carencias se acentúan si no domina con su golpe de derecha. Su revés a una mano es más vistoso que efectivo, y el ‘slice’ solo lo utiliza para defenderse y mantener la pelota en pista. Su presentación ante el gran público llegó en el torneo de Pekín, dónde con una WC batió al dos veces finalista del evento Marin Cilic y cedió ante Florian Mayer no sin antes plantarle cara. El 2013 debería ver a Copil en el top-100 y jugando los torneos importantes.
Daniel Brands. 196 cm. Una de las primeras palabras que le vienen a uno a la cabeza cuando se habla de un jugador como Brands es ‘talento’. Saque potente y colocado, una derecha plana que le proporciona un juego de ataque devastador, y un buen toque en la red. Su segunda semana en Wimbledon hace dos años y partidos de gran nivel ante Tsonga en Roland Garrós o Del Potro en Viena bien demuestran que el tenis de Daniel Brands da para mucho más de lo que indica su ranking. Sin embargo, su irregularidad es su mayor quebradero de cabeza, rindiendo muy por debajo de sus posibilidades en escenarios pequeños y ante jugadores de ranking inferior al suyo. Su movilidad y su juego defensivo son sus puntos débiles.
Dustin Brown. 196 cm. De origen jamaicano, el tenista alemán es uno de los rostros más peculiares de todo el panorama tenístico. Con sus habituales rastas y sus camisetas de manga corta, ‘Dreddy’ es uno de esos temerarios que aún se atreve a vivir en la media pista. Hasta con segundo servicio se dirige hacia la red. Con una gran gama de efectos en el servicio y unos reflejos felinos para volear, su bajo ranking solo se explica por un bajo porcentaje de primeros saques y por sus grandes limitaciones en el fondo de pista, donde a duras penas es capaz de aguantar un peloteo. Con más éxito en el circuito de dobles que en el individual, es uno de los jugadores que promedia más de diez servicios directos por encuentro. Durante sus primeros años en el circuito, cuando se encontraba disputando torneos Futures, vivía en una caravana para reducir los gastos entre viaje y viaje. Sin duda un ejemplo de la extravagancia de uno de los jugadores más espectaculares del circuito.
Por @FriKarian para @PuntoDBreak
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