Ha habido grandes jugadores en los últimos 30 años que no han conseguido ganar ningún Grand Slam. En Punto de Break repasamos algunos de los mejores tenistas que no han podido saborear las mieles del éxito en los grandes torneos a pesar de su calidad.
A lo largo de la historia del tenis existen muchos tenistas que han destacado por sus cualidades dentro de una pista de tenis. Virtudes que les han llevado a conseguir grandes logros, pero que no han podido rematar con la consecución de un Grand Slam, el título más importante para un tenista profesional.
Los nervios, adversarios muy fuertes, o simplemente mala suerte, lo cierto es que existen muchos casos donde el alto nivel del jugador no ha sido suficiente para levantar alguno de los cuatro grandes torneos del tenis.
En la actualidad, hay varios ejemplos de ello. Uno de los más significativos sea el de David Nalbandian. El argentino es uno de los tenistas con más clase de todo el circuito, no sólo de ahora, sino de los últimos 20 años. Un revés esplendido y una anticipación magnífica en el resto le han valido para llegar a la final de Wimbledon 2002 y las semifinales de las otras tres citas importantes del calendario. Incluso, ha sido número 3 del mundo y ha ganado una Copa Masters, pero jamás ha podido dar con la tecla para ser campeón de un Grand Slam.
Algo similar le ocurre a Nicolay Davydenko. El ruso ha ganado la Copa Davis y también se ha proclamado “maestro”. Al igual que David Nalbandian ha sido número 3 del ranking, pero nunca ha podido traspasar la barrera de las semifinales, pese a haber levantado 22 títulos a lo largo de su dilatada carrera.
Tampoco David Ferrer ha podido pisar nunca una final de Grand Slam pese a mostrarse como uno de los tenistas más sólido del último lustro. El alicantino ha sido semifinalista de tres de los cuatro grandes y número 4 del mundo, pero jamás ha podido ir más allá, en parte por la mala suerte de haber coincidido con una de las mejores generaciones de la historia.
El veterano Tommy Haas es otro claro ejemplo de que talento y clase no siempre es sinónimo de ganar grandes. El alemán ha sido número 2 del mundo y medalla de plata en los Juegos Olímpicos de Sidney, pero al igual que David Ferrer o Nicolay Davydenko nunca ha estado en una final.
Estos cuatro casos actuales no son más que el reflejo de tenistas que nunca tuvieron la suerte necesaria de ganar un “major” a pesar de contar con condiciones de sobra para ello. Sin embargo, a lo largo de la historia más reciente del tenis ha habido casos muy semejantes.
Quizás, el más sonado sea el del chileno Marcelo Ríos. El “Chino” tiene el dudoso honor de ser el único tenista que ha sido número 1 del mundo sin haber sido campeón de un Grand Slam. Tuvo su oportunidad en la final del Open de Australia de 1998, pero Petr Korda se lo impidió. Gran especialista en tierra batida, su nombre sonaba con fuerza en cada edición de Roland Garros, pero siempre había una causa que le evitaba salir vencedor.
También Alex Corretja era un firme aspirante a ganar el torneo parisino cada temporada. El ahora capitán del equipo español de Copa Davis llegó de hecho a alcanzar dos veces la final de Roland Garros, fue campeón del Masters en 1998 e incluso acarició el número 1 del mundo a principios de 1999. Pero, primero Carlos Moyà y después Gustavo Kuerten le privaron de esas posibilidad.
Opción que tampoco tuvo nunca Miroslav Mecir. El eslovaco, 4º jugador del ranking en 1988, alcanzó dos veces una final de un "grande", pero en ambas Ivan Lendl le apartó del sueño de salir de esta peculiar lista.
Tenistas con mejor ranking que nunca ganaron un grande:
1- Marcelo Ríos, nº 1
2- Alex Corretja, nº2
3- Tommy Haas, nº2
4- Magnus Norman, nº2
5- Guillermo Coria, nº3
El que más cerca estuvo de todos de lograr ganar un Grand Slam y nunca lo consiguió fue Guillermo Coria. El argentino tuvo en Roland Garros 2004 dos puntos de partido en la final contra su compatriota Gastón Gaudio, pero los desaprovechó y esa losa acabó por retirarle de las pistas con tan sólo 27 años. En su palmarés dejó dos títulos y cinco finales de Masters Series que le llevaron a ser número 3 del mundo.
Clase y mucha tenía otro nombre ilustre al que la mala suerte acompañó en su carrera. El británico Tin Henman ganó 11 torneos en su carrera, aunque siempre soñó con vencer en la hierba de Wimbledon para alegría de su público. Pese a cuatro semifinales en el All England Club, una en Roland Garros y otra más en el US Open, siempre fracasó en los momentos clave, esos que separan a los buenos de los elegidos.
El australiano Mark Philippoussis es otro de los que tampoco pudo coronarse nunca campeón. Llegó a las finales del US Open 98 y Wimbledon 2003, pero Patrick Rafter primero, y Roger Federer después, le obstaculizaron la entrada en la lista de ganadores de un Grand Slam.
Especial mención merece Francia, que lleva sin conquistar un Grand Slam desde que lo hiciera Yannick Noah en 1983. Y no es porque no haya tenido tenistas de gran calidad. Guy Forget, Cédric Pioline, Sébastien Grosjean o Henri Leconte llegaron a estar en su día entre los seis primeros del mundo, pero no fueron capaces de dar a Francia uno de los cuatro grandes. Esperemos que Jo-Wilfried Tsonga, otro finalista de Grand Slam, no siga la estela de sus predecesores.
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