
El envejecimiento progresivo del circuito está provocando que cada vez sean más los tenistas que se encuentran casados y con hijos. En este sentido, el estado civil de un jugador no parece afectar en excesivo a los resultados.
James Blake ha sido el último tenista en sumarse a una moda que cada vez se está haciendo más frecuente dentro del circuito, la de contraer matrimonio aún siendo jugador en activo. El estadounidense, de 32 años, se ha casado con Emily Snider, una publicista cinco años mayor que él, y con la que comparte una hija desde hace cinco meses.
El caso de Blake como decimos es cada vez más habitual en el mundo del tenis. Dentro de los cincuenta primeros del mundo, son más de una docena los tenistas que están casados y muchos de ellos hasta con descendientes ya. Repasamos algunos de los casos más llamativos:
El más notorio por la importancia del personaje es el Roger Federer. El suizo contrajo matrimonio con Mirka Vavrinek en abril de 2009, meses antes de ser padre de dos gemelas. El helvético conoció a su mujer en los Juegos Olímpicos de Sidney, donde ella también competía, y desde entonces forman una de las parejas más estables de circuito.
Su nuevo estado civil parece venirle bien, pues en estos tres últimos años ha seguido cosechando éxitos, entre ellos cuatro Grand Slams (dos en 2009) y un retorno al número 1 que parecía casi imposible de conseguir.
Janko Tipsarevic es otro de los tenistas que está casado, y al igual que Roger Federer, su mujer también es conocida, pero principalmente por ser presentadora de una cadena de televisión en Serbia. Se trata de Biljana Sesevic, con la que se unió sentimentalmente en julio de 2010. Precisamente, desde esa época, es cuando el serbio está consiguiendo los mejores resultados de su vida, que han incluido dos presencias en Londres al acabar entre los ocho mejores maestros del mundo en 2011 y 2012.
Fuera del Top 10 también hay casos de tenistas que saben lo que es jugar al tenis mientras tienen que compaginar las obligaciones familiares. Gilles Simon fue padre de un hijo (Timothé) en pleno desarrollo del US Open 2010, y desde entonces si bien no ha conseguido los resultados que le llevaron a disputar la Copa Masters en 2008, si que ha estado con asiduidad en el Top 20.
Compatibilizar familia y trabajo nunca es fácil. Y si no que se lo digan a Stanislav Wawrinka. El suizo con una niña de siete meses pidió el divorcio a principios de 2011 a Ilham Vuilloud, popular presentadora en la televisión suiza. Wawrinka alegó que “no quería distracciones en los cinco años que le quedaban al máximo nivel”. El problema es que el suizo no ha evolucionado como quería y ha seguido en la misma línea de resultados.
Dentro de los 25 mejores, hay más casos de tenistas que también son padres. Así ocurre con Tommy Haas que en 2012 y con 34 años parece que está viviendo una segunda juventud. Casado con la actriz Sara Foster tiene una hija (Valentina) desde 2010, y no parece que ello le haya afectado lo más mínimo a su rendimiento. El ruso Mihjail Youzhny y el estadounidense Mardy Fish son más ejemplos de que se puede estar compitiendo al máximo nivel habiendo contraído matrimonio.
Una de las cosas más habituales es que la pareja del tenista sea también deportista. Radek Stepanek, por ejemplo está casado con Nicola Vaidisova, retirada en 2010, pero que llegó a ser número 7 del mundo en la WTA.
Algo similar le ocurre a Jurgen Melzer, que está casado con Iveta Benesova, con la cual además ganó el dobles mixtos de Wimbledon en 2011. Y es que no hay nada mejor que las cosas queden casa para estar bien compenetrados en la pista. O el chipriota Marcos Baghdatis, marido de Sprem Karolina, tenista también profesional, y con la que tuvo una hija el pasado mes de octubre.
No a todo el mundo, sin embargo, parece sentarle bien casarse y tener hijos para rendir al 100%. Otros, como es lógico se desmotivan y dejan de lado el tenis para estar más pendiente de la familia. Andy Roddick, con 30 años y casado con la modelo Brooklyn Decker, se ha retirado, harto de los viajes y exigencias del calendario.
Nicolay Davydenko y Lleyton Hewitt no se han retirado pero evidentemente no se encuentran en el mejor momento de sus carreras. El ruso ha finalizado el año como número 44 del mundo y el nacimiento de su hija Ekaterina parece que le hace replantearse su carrera deportiva. El australiano, por su parte, está apurando sus últimos pasos en el circuito. Con tres hijos fruto de su matrimonio con la actriz Bec Cartwright y las lesiones afectándole más de la cuenta, son ya pocas las motivaciones que encuentra para seguir rindiendo al máximo nivel.
Ivo Karlovic, Michael Llodra o Jarko Niemienen son otros ilustres veteranos que comparten la vida de casado con las obligaciones de un profesional.