
El supertiebreak a 10 puntos es el formato utilizado para disputar el tercer set en el circuito de dobles y puede ser una solución a la excesiva duración de los partidos de tenis individuales.
La final de la Copa Masters de dobles no sólo ha traído la victoria de la pareja española formada por Marc López y Marcel Granollers, sino también la resolución por primera vez en la historia del torneo de maestros de una final en un tercer set disputado a través del supertiebreak o match tiebreak.
Esta modalidad introducida hace pocos años en el circuito de dobles consiste en acabar la manga decisiva a través de un desempate en el que la primera pareja que llega a 10 puntos gana el partido siempre que lo haga con dos puntos de diferencia.
En realidad, no sólo es exclusiva de los torneos de dobles. En las categorías inferiores son muchos los campeonatos que se deciden mediante esta fórmula y cada vez hay más gente que piensa que debería trasladarse al circuito ATP.
Lo cierto es que como ocurre con todos estos formatos alternativos al tradicional sistema de puntuación, existen ventajas e incovenientes. Entre los beneficios más visibles está el de la emoción. El último set se condensa en un juego al mejor de 10 puntos, donde la tensión es máxima y los nervios apenas se pueden controlar. Cualquier fallo te lleva a la derrota, y no existe el más mínimo margen de error.
Para los organizadores, no existe mayor ayuda a la planificación de una jornada que la inclusión de supertiebreaks. Con ello, se consigue reducir mucho la incertidumbre de la duración de los partidos, lo que permite ubicar los encuentros por todas las pistas sin la necesidad de estar preocupado en exceso por los horarios. En partidos de Grand Slam, son muchas las horas que a veces tiene que esperar un jugador para saltar a la pista porque aún no ha concluido el duelo que se había programado antes del suyo, lo que supone una molestia para el tenista y los propios aficionados.
Especialmente beneficiadas salen las televisiones. Uno de los mayores problemas para una cadena que tiene los derechos de retransmisión de un torneo es el de la duración de los partidos. Si es a cinco sets, y en una pista no excesivamente rápida, el encuentro se puede dilatar en el tiempo más de la cuenta afectando a toda su programación.
Una final como la disputada en Australia entre Novak Djokovic y Rafa Nadal (5 horas 53 minutos) se hace insufrible hasta para los amantes al tenis, que deben de permanecer delante de una pantalla de televisión demasiadas horas. Y no digamos, para aquellos que esperan la finalización del partido para que la cadena correspondiente les emita su programa preferido.
Pero es que a nivel físico, la posibilidad de introducir un supertiebreak también es positiva. Un partido de cuatro o cinco horas castiga mucho el cuerpo del jugador y supone un elemento de riesgo de lesiones demasiado elevado. Con la introducción de este desempate se puede evitar este excesivo desgaste, lo que podría provocar que los tenistas pudieran jugar muchos más partidos, torneos e incluso doblar su presencia en el cuadro individual y de dobles.
Ahora bien, junto a ello existen toda una serie de incovenientes, empezando porque son los propios jugadores los que se oponen. La razón es que se premia más a la suerte y que las sorpresas aumentarían de forma considerable. Los mejores jugadores siempre quieren jugar en los grandes torneos a cinco sets, más que nada porque su capacidad de reacción es mayor. Con un supertiebreak, el hecho de perder el primer set ya implica jugártelo todo a una carta, con los peligros que eso conlleva.
Además, los jugadores con mejores saques saldrían beneficiados. Un sacador podría ser inabordable si le entraran sus servicios, dejando muy pocas oportunidades a un tenista que base su juego en el fondo de pista.
Para los torneos, el supertiebreak les permite, como hemos dicho, hacer una planificación más adecuada de los horarios, pero se arriesgan a que les eliminen a sus estrellas con mayor facilidad. Y ya sabemos que un torneo sin la presencia de las mejores figuras no es lo mismo.
Ante esto, la pregunta que surge es como contentar a todas las partes para que no se sientan mal paradas. Una posible solución podría ser sustituir el quinto set de los Grand Slams por un supertiebreak, si se quiere dejando a salvo las semifinales y final para mantener el espíritu de lucha. Otra podría ser justamente la contraria, no aplicarlo en los torneos grandes y dejarlo sólo para ATP 250 o 500 si se quiere.
En fin, son muchas las posibles propuestas. Lo único claro, es que el supertiebreak cada vez gana más terreno en las categorías más pequeñas.
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