Del Potro, el azote del orgullo serbio Djokovic

Le ha derrotado el día de su lesión en Copa Davis (2011) y en la lucha por la medalla de bronce

Xus Garrido | 6 Sep 2012 | 14.30
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Del Potro jugará contra Djokovic mucho más que unos cuartos de final del US Open dado que será el partido donde se reúnan los dos únicos ganadores de Grand Slam que quedan vivos en el cuadro del US Open 2012 y el serbio, favorito en todas las apuestas, se cruzará contra quien ha sido su bestia negra este último año, no tanto por la cantidad de derrotas que le ha infringido si no por la importancia de ambas, la semifinal de la Copa Davis cuando sufrió la lesión que le mermó el resto de temporada en 2011 y la derrota en la lucha por el bronce en Londres 2012, de la que Vlade Divac llegó a comentar, (simbólicamente), que había llegado a serrar todas sus raquetas.

En las dos últimas grande citas en las que Djokovic ha peleado por defender su estatus de máxima figura del deporte serbio y que ha sido encumbrado por sus compatriotas, las dos últimas veces que Nole ha jugado por el orgullo serbio, ha perdido contra Del Potro. Hay dos motivos por los cuales Djokovic ha perdido su condición de número 1: La primera es su evidente bajada de nivel con respecto al mostrado en 2011, en estrecha relación con su condición física y, sobre todo, a través de la lesión que se produjo en Belgrado en la semifinal de la Copa Davis. Un partido que nunca tuvo que jugar. Y, por supuesto, una situación anímica que le tiene muy mermado desde que su abuelo falleciera mientras él preparaba su asalto al Masters 1000 de Monte Carlo.

Situación Física y la semifinal de Copa Davis

Djokovic venía arrasando en 2011 con una temporada impecable. Una sola derrota, en las semifinales de Roland Garros y contra Roger Federer, y tres Grand Slams a sus espaldas. Su temporada individual y su dominio en la ATP hacía completamente incompatible con la defensa del título de Copa Davis que, de cualquier manera ya había conseguido para jolgorio de su país en 2010. La presencia de Djokovic en Serbia fue un error. Un riesgo mal medido basado en la euforia y un sentimiento de imbatibilidad que nada tenía que ver con las exigencias del guión. Djokovic estaba celebrando en Nueva York su título el día que se dio la convocatoria y llegaba, literalmente “tieso” a jugar 24 horas de comenzarse la serie, Nole y su jet lag, llegaban a la capital serbia. Se estuvo especulando, incluso, con que jugara un partido individual antes de arrancar la serie, en la primera jornada. No fue así. Argentina preparó mucho mejor la eliminatoria y sus dos líderes, Nalbandian y Del Potro dieron un recital en el Belgrado Arena de Serbia.

Del Potro pendiente de la lesión de Djokovic.

Nalbandian casi ni se despeinó con Troicki y Del Potro despachó a Tipsarevic. Con 2-0 el campeón capitulaba y se iba contra las cuerdas. Como era de esperar, Tito Vázquez confío en sus dos principales hombres para rescatar un punto en los individuales del domingo y no forzó a Nalbandian en el doble. La Davis se juega de muchas formas y el descanso es un tema capital en el planteamiento de cualquier competición en el mundo del tenis. Obradovic quiso forzar a Djokovic, pero Nole se sabía en una condición física insuficiente aún el sábado. Con su doblista Zimonjic y Troicki tuvo suficiente para ganar el doble que Chela y Mónaco a penas si pudieron defender. Para Serbia se abría una nuevo plan donde Nole se convertía en pieza básica. El mejor jugador del mundo volvería a tomar parte en este duelo, aunque muy mermado físicamente.

Del Potro sabía de la dificultad del envite, pero también de la debilidad de Nole. Le atacó sin compasión. Le pegó durísimo y lo movió con insistencia, casi lo agitó como una coctelera. La espalda de Djokovic dijo “basta”.

El serbio crujió y echó pie a tierra, mientras Del Potro se erguía campeón brazos al vuelo. Ante la atónita mirada del pueblo serbio, Delpo acaba de “matar” deportivamente al mayor símbolo del deporte balcánico en los últimos años.

La espalda de Djokovic le lastró el resto de 2011. Perdió más partidos en los apenas dos meses que pudo volver a competir que en el resto del año. A Londres llegó sin forma física. Las derrotas contra rivales a quienes había maltratado a lo largo del año no le dolieron emocionalmente. Sabía que era un problema físico, pero allí “sangró” mucho puntos que Federer iba a comenzar a recortar a bocados. Como un lobo hambriento.

Djokovic emocional

Pero si la derrota de la Davis fue un palo físico, lo de Londres 2012 fue el culmen a una temporada cargada de amarguras emocionales para el serbio. Su primera derrota este año, ante Murray en Dubai puede tener una explicación tenística. Su caída ante Isner en Indian Wells también, pero él seguía a un gran nivel. Ganó Australia con autoridad y con una exhibición ante Nadal y Murray, y conquistó Miami antes de afrontar la tierra batida.

Djokovic sabía que un golpe a Nadal en Monte Carlo hubiera sido letal para el español. Tumbarlo por octava vez consecutiva y de nuevo en tierra batida… y allí donde nadie le había ganado jamás, era proclamar su liderato sin fisuras. En ese camino estaba cuando faltó su abuelo, pieza clave en su formación como persona y como deportista.

Desde entonces pocas han sido las alegrías y muchos los dramas sobre Nole. La paliza de Nadal en la Costa Azul no se puede leer más allá de su tristeza por su abuelo. Con los brazos y la cabeza bajada, no pudo sostener a un Nadal rabioso por el 0-7.

Renunció a su propio torneo en Belgrado, necesitaba respirar. Pero en Madrid se encontró con una superficie que no le gustaba. Incómodo, también se dejó llevar. Su ventaja se acortaba y Nadal y Federer venían tras él a toda velocidad. Las derrotas en Roma y París le dejaron muy tocado. Cansado físicamente y mentalmente agotado reanudó su defensa en Wimbledon. Roger, a quien había controlado bien hasta el momento, quitando la semifinal de Roland Garros 2011, le pasó por encima. Aquello sonaba a pérdida de número 1. Así fue.

Su ventaja evaporada, su número 1 por el aire, sus récords y sus dominios aniquilados y su ventaja emocional sobre Nadal y Federer muy mermada. Así llegó a Londres.

Favorito pero con dudas. Nole llegó a semifinales abanderando a un país que creía en él por encima de cualquier otro representante para el oro. Su derrota con Murray fue terrible. Del mundo a sus pies a la moral por los suelos. Había fallado a la ilusión de una patria. Sin embargo quedaba la lucha por el bronce. Del Potro volvió a cruzarse en su camino.

Otra vez con la bandera serbia ondeando a su espalda y otra vez con Del Potro como rival. El bronce era el mínimo exigible para el abanderado serbio, pero Delpo se lo arrebató. Lloró en el vestuario. No cabe duda, aunque no serrara sus raquetas.

El orgullo serbio estaba tocado y trata de recuperarlo, de nuevo de vuelta a la ATP, lejos de lo torneos ITF que le traen en un sin vivir.

De vuelta a la rutina tumbó al argentino en Cincinnati, pero en Nueva York es donde realmente está en juego mucho más que un partido. Federer ha mostrado un halo de debilidad mucho tiempo después. Es la oportunidad de retomar el trono. Un nuevo Grand Slam espera y la reconquista del número uno empieza aquí, donde comenzó a perderlo… contra Del Potro.