Kim Clijsters, una de las grandes damas de la última década de tenis femenino, se despide de la alta competición tras perder hoy en el US Open, ese mismo escenario que le vio triunfar (hasta en tres ocasiones ganó dicho trofeo) y que ahora le dice adiós y hasta siempre.
Tras retirarse en el año 2007, en el 2009 volvió al circuito pues sentía que le quedaban espinas por sacarse. Lo consiguió y volvió triunfalmente, hasta coronarse de nuevo en Flushing Meadows. Logró lo que no había alcanzado antes de aquél parón: dejar en la sombra a una grande (que también volvió) como Justine Henin.
Ver a Clijsters es una auténtica delicia; con una agilidad digna de cualquier mariposa, su fortaleza física (que finalmente le obliga a retirarse definitivamente) y su capacidad mental (auténticamente privilegiada y que le colocan por encima de las grandes dominadoras actuales) le convierten en una leona del circuito. Una leona que se echará en falta mucho en un circuito femenino falto de jugadoras de carácter como la belga.
Hija de atletas que le inculcaron desde pequeña los valores del deporte, nos deja una historia de superación pero también una historia de vida; Clijsters ha sido de las pocas tenistas que ha alcanzado la gloria tras ser madre.
Su gran superficie siempre fueron las pistas duras (31 de sus 41 títulos son sobre dicho suelo), en ellas alcanzó la gloria ganando tres US Open y un Open de Australia, y en ella se despedirá. En tierra su nueva aventura por el circuito no le permitirá tomarse venganza y esas dos finales perdidas de Roland Garros pesarán en su historial. Tres veces maestra del año, es decir campeona del WTA Championships de final de temporada, lo cual deja bien claro quién es Kimmie para el circuito femenino, una auténtica maestra. Se le recordará también por su rivalidad con Justine Henin, tenista de su misma nacionalidad (aunque en Copa Federación nunca se entendieron suficientemente bien), y por ser una más de las grandes figuras de finales de los 90 y los 2000, compartiendo espacio con nombres como Serena Williams, Venus Williams, Amelie Mauresmo, Mary Pierce o Jennifer Capriati.
Enamorada del juego de Steffi Graf, adora todos los deportes y tiene un especial talento para otros deportes donde también habría triunfado como fútbol, squash, badminton o ski. Cuando se le preguntaba por sus sueños fuera de las canchas siempre se reducía a disfrutar de vacaciones junto a su familia perdida en la montaña o en un barco. Su mejor recuerdo de un partido fue ante Serena Williams en la final del WTA Championships del 2002. Así como su mejor torneo, el US Open de 2009 donde cada partido ganado parecía un regalo hasta que se coronó en la final cumpliendo un “sueño que he conseguido por y para mi familia”; palabras que decía una mami Kim emocionada con su hija en pista recogiendo junto a ella el trofeo.
Una tenista increíble que permanecerá en la memoria de todos aquellos auténticos amantes del deporte; se acaba la Clijsters tenista pero ahora empieza la Clijsters ama de casa, esa que siempre ha deseado ser como ha dicho en numerosas ocasiones. El circuito profesional es muy duro, Clijsters ha sabido navegar entre leyendas en su primera etapa y volver triunfalmente como una de las grandes en su retorno. Desde entonces todos sabíamos que esta nueva edición tenía fecha de caducidad y ha llegado en el mejor lugar posible: la central del US Open; y ante Laura Robson, una gran estrella del futuro.
Kim, leona y maestra del tenis femenino, será un ejemplo para todas las niñas que empiezan ahora a jugar al tenis, vivió y disfrutó el circuito a la vez que vivió y disfrutó de una intensa vida fuera de las pistas; su carrera queda como una lección de leyenda. Sin duda, un gran ejemplo.
Gracias por todo Kim.
TAMBIÉN TE PUEDE INTERESAR
LA META DE KIM CLIJSTERS. UN PERFUME QUE SE AGOTA
LAURA ROBSON: LA GRAN PROMESA BRITÁNICA
KIM CLIJSTERS NO JUGARÁ ROLAND GARROS