Roger Federer recuperó el número 2 del ranking mundial con su triunfo en Madrid y consigue de paso un montón de récords y carambolas positivas para tratar de cazar a Djokovic en la lucha por el número 1, cada vez más cerca. De las múltiples marcas de las que podemos hablar tras la conquista del paraíso azul de Madrid, es que con su victoria en el Mutua Madrid Open, Roger Federer iguala a Rafael Nadal como el hombre que más títulos ha conseguido en torneos de esta categoría: 20. Completa un arranque de temporada con 28-3 y 4 títulos en el zurrón: Rotterdam, Dubai, Indian Wells y Madrid. Si le sumamos a esto su impresionante final de temporada, las cifras se disparan. Tras su derrota en el US Open contra Djokovic, al que tuvo con dos puntos de partido; arrasa la ATP con un parcial de 45-3. Y en este periodo de tiempo ha ganado Basilea, el Masters 1000 de París, la Barclays ATP World Tour Finals y todo lo que hemos comentado hasta la fecha. Sí, Roger Federer ha vuelto y hoy, es el mejor jugador del mundo, basándonos en unos criterios lógicos y objetivos. Pero lo más importante de su triunfo ayer sobre la nueva superficie de polvo de ladrillo azul trasciende más allá:
La importancia del número 2
A Roger no le va a beneficiar su número 2 en Roma donde el cuadro se sorteó antes de que alcanzara tal puesto con su victoria en Madrid, y continuará con la parte del cuadro del número 3. Puede parecer una pequeña diferencia, pero en realidad, la ATP ya no se puede ver como una cosa de 4. Esto es un triunvirato. Claro que nadie duda de la calidad de Murray y de que el británico puede ganar a cualquiera de sus tres predecesores, pero como lo puede hacer en cualquier momento, el mismísimo Berdych, Juan Martín Del Potro o Jo-Wilfried Tsonga. Sin embargo, de momento y a día de hoy, ninguno de estos ha podido tumbar a un Top 3 en lo que llevamos de año en un Masters 1000 o un Grand Slam, donde de verdad se juegan los puestos de honor de la temporada en el ranking mundial.
El número 2 tiene un gran privilegio y es que comandas una parte del cuadro principal del torneo y te quitas al número 1 como posible cruce antes de llegar a la final. Puede parecer una cuestión baladí, pero créanme que no. Hoy en día, cualquiera de los tres prefiere un cruce con Murray a cualquiera de sus dos grandes rivales. Federer también. Y en este sentido, Roger no ha tenido más camino que cruzar en uno de sus grandes partidos en semifinales, o bien Rafa o generalmente, y así lo ha querido más veces el destino con Djokovic. No volverá a pasar… a menos que Nadal gane en Roma.
Tomarle la delantera a Nadal antes de Roma ha sido clave. La presión que le mete al balear es bestial. Rafa defiende su puesto de finalista del año pasado y esto son 600 puntos, y Roger sólo defiende 90 en la capital italiana. Esto en matemáticas simples aplicadas nos da la siguiente ecuación para configurar los cabezas de serie de París. Para que Nadal vaya como cabeza de serie número 2 tiene que ganar el torneo. Así de sencillo. Si Rafa ganara y Roger fuera su rival en la final, (cosa harto probable), Nadal le superaría por poco, pero podría recuperar su puesto como segundo cabeza de serie, y esto es jugarse un 50% a tener una semifinal presumible contra Roger o Murray o cambiar el axioma del británico por Djokovic. Miren si cambia. Para Federer es justo lo contrario, pasaría a tener una semifinal, casi asegurada, contra Djokovic o Rafa, a poder sacar de la combinación a Nole para cambiarlo por Murray. Firma donde le pidan.
El periodista Álvaro Rama lo explica con este cuadro maravillosamente en su twitter:
Nadal sólo se puede garantizar el número 2 con su victoria en Roma. Y cuando menos, necesitará jugar la final. Si no la gana, es imprescindible que juegue la final y que Federer no pase de cuartos de final. Complicado en cualquier caso.
Tema físico
La única preocupación ahora mismo del suizo es saber cómo va a responder su cuerpo a nivel físico. No cabe duda de su calidad y de que en la tierra batida normal puede ser competitivo contra cualquiera, aunque se ha mostrado casi siempre inferior a Nadal. Al español no lo vería hasta la posible final, así que sus preocupaciones por el camino es que esté al 100%. No es seguro. De hecho, ni siquiera al acabar el torneo de Madrid tenía confirmada su presencia en Roma.
Roger sabe perfectamente que competir dos semanas al máximo nivel ya no está a su alcance. Se vio en el dueto Indian Wells-Miami, cuando no pudo con Roddick en un partido que en plenitud de facultades hubiera ganado fácil.
Jugar dos Masters 1000 de forma consecutiva no le beneficia en nada. Para ganarlos tiene que hacer 10 partidos de gran nivel en 15 días, mucho más que los que hay que hacer en un Grand Slam, donde, además, descansas 48 horas entre encuentro y encuentro.
Con un Roger con problemas físicos, que no son descartables, y con una superficie mucho más lenta en el Foro Itálico, a lo mejor, podría caer en una ronda prematura.
Sin embargo, sabe que su gran objetivo no tiene que ser Roma. Para Roger el objetivo debe de ser mantener el número 2 para formar parte de la segunda cabeza de serie en Roland Garros donde sí va a tener que dar un paso adelante. Para llegar al número 1 hay que ganar Grand Slams. No hay más discusión. Así de fácil. Sus tremendos esfuerzos en los Masters 1000 son muy loables, pero si no ganas un “major”, es imposible. La ventaja que se consigue con los 2000 puntos de un título de esta categoría son los que te mantienen arriba. Ahí está la diferencia y Roland Garros es el siguiente. Una prueba de fuego.