Guianluigi Quinzi: El tenis italiano espera su moda
Casi todos los jugadores son especialistas de tierra y tiene que evolucionar en pistas rápidas


Italia siempre ha sido la capital de la moda y un país muy competitivo en todos los deportes de cierta trascendencia o de gran seguimiento. Sin embargo, desde la desaparición de Pietrangeli, con quien los transalpinos lograron jugar dos finales de Copa Davis o con Pannata, lo cierto es que no ha vuelto a haber un tenista italiano relevante en el panorama internacional. En 2012, en vísperas de la llegada del circuito al Masters 1000 de Roma en el Foro Itálico, nos preguntamos por qué no hay más tenistas italianos en la élite. Ahora, se ha juntado una generación en la que muchos de ellos parecían poder despuntar mucho más alto, con Seppi, Cipolla, Potito Starace, Paolo Lorenzi y sobre todo Fabio Fognini. Sin embargo, no parece que sean capaces de meterse en rondas finales. El año pasado Seppi ganó en Eastbourne el último título para Italia, (curiosamente en hierba); pero en 2010, 2009, 2008 y 2007 no consiguieron ningún título ATP. Volvandri conquistó Palermo a mediados de esta década dos veces y Bracciali Casablanca, también en 2006. Pero cuatro títulos en 10 años se antoja muy poco bagaje. Por detrás llegan nuevas generaciones y su última gran esperanza se llama Gianluigi Quinzi.
Nuevas promesas
Italia siempre ha tenido la capacidad económica para generar grandes deportistas. Aunque el fútbol absorbe la mayor parte del flujo de interés deportivo del país, lo cierto es que también cuentan con grandes leyendas del motociclismo como Giacomo Agostini, Max Biaggi o Valentino Rossi; conocemos grandes leyendas del atletismo como Pietro Mennea o el campeón olímpico de Maratón de 2004 Stefano Baldini o ciclistas legendarios como Coppi o Chiapucci. Sin embargo, en el tenis seguimos sin ver un gran jugador que marque una época o que anime al país transalpino a ser una referencia en el mundo de la raqueta.
La gran esperanza del tenis masculino italiano se llama Gianluigi Quinzi. Es zurdo y tiene todos los rasgos que caracterizan a los clásicos jugadores italianos. Típico terrícola con habilidades en el golpeo liftado y con buenos golpes de fondo. Nació en 1996, así que todavía tiene mucho que evolucionar y muchos defectos que pulir, pero ahora mismo es el número 5 en el ranking júnior y podría ser el siguiente en dar un paso hacia el profesionalismo.
Antes que él ha habido jugadores con grandes resultados en su etapa de formación que no han acabado de dar el salto: Matteo Trevisan, que acabó como número 3 del circuito júnior en 2007 o Thomas Fabbiano (número 7), también apuntaban muy alto en su etapa juvenil pero no han acabado de dar el paso definitivo para afianzarse entre los mejores y afianzarse en el circuito ATP.
Los jugadores actuales, presos de la tierra
Mientras llegan los tenistas todavía en formación, a los que habría que añadir a Alessandro Colella, Alessandro Giannessi o Federico Gaio, Italia vive el crepúsculo de algunos de sus referentes, como Filippo Volandri o Potito Starace y con cierta templanza la madurez de Andreas Seppi, hay cierto desencanto en cómo se ha traducido la carrera de Simone Bolelli y ya se espera poco de un hombre como Cipolla. La aparición de Fognini la temporada pasada fue una ráfaga de viento fresco y su presencia en los cuartos de final de todo un Grand Slam como Roland Garros hizo albergar esperanzas sobre el hombre más joven de los italianos que está asentado en el Top 100. Pero Fognini comete el mismo error que ha lastrado la evolución de algunos de sus compañeros, vive preso de la tierra batida.
Fabio Fognini tiene muchísimos problemas para ganar un partido en pistas rápidas. Esta temporada su balance en las pistas duras es de 1-3. Casi no se dejó ver por el circuito Pacífico-Oceánico y en cuanto tuvo una oportunidad se fue a la tierra batida. Prefirió jugar un Challenger en Barletta que continuar por el circuito ATP en la época en la que casi no había tierra batida. Es cierto que ha tenido molestias físicas, pero, comentábamos la semana pasada, un tenista que se limita a vivir de sus resultados en tierra batida, o arrasa, o difícilmente puede sobrevivir más allá del puesto 40 de la clasificación.
El referente italiano de los últimos años ha sido el simpático Filippo Volandri. El veterano tenista transalpino no ha trascendido más allá de un hombre peligrosísimo en cualquier torneo de tierra batida después de muchos años. En la entrevista que hicimos al encordador Xavi Segura, nos explicaba que una de las características más curiosas del circuito ATP era que Volandri configuraba su raqueta con una tensión de las más bajas del tenis mundial, por debajo de 10 kilos.
La gran esperanza italiana fue Simone Bolelli. El jugador nacido en Bolonia, tiene características algo distintas a la del resto de sus compañeros. Es un buen jugador de fondo, pero sus golpes se pueden adaptar perfectamente a las pistas duras. Durante 2011 dio la sensación de poder establecerse entre los 30 primeros con comodidad por tenis y recursos, pero ha vuelto a estancarse y no parece que vaya a revertir una situación abocada, de nuevo, a un jugador mediocre.
Masters 1000 de Roma
Los italianos volverán a su tierra batida favorita, la del Foro Itálico dentro de dos semanas. Allí se esperan grandes cosas de ellos. En casa, los italianos son realmente temibles, por la afición tifosi y porque se sienten capaces de cualquier cosa. Cualquiera de los grandes tenistas del circuito prefiere eludir a uno de los italianos en Roma porque saben de su peligro. Son tremendos especialistas y no hay más que echar la vista atrás para ver cómo Volandri, en un partido pleno de precisión y pasión, tumbó al mismísimo Roger Federer en 2007.
La mejor baza italiana para Roma pasa por ser Fabio Fognini. Un jugador polémico y que tiene ciertos comportamientos bastante antipáticos para algunos jugadores del circuito: Sin embargo, a nivel tenístico parece el más dotado de todos los italianos, y el jugador que combina mejor forma física con golpes realmente decisivos desde el fono de la pista.
Fognini es un jugador muy peligroso cuando está inspirado aunque puede echar un partido por tierra en cualquier momento.
Conclusión
El tenis italiano tiene mimbres para poder dar un salto de calidad. La llegada de jóvenes promesas como Gianluigi Quinzi podrían darle un impulso, pero la federación italiana debe de apoyar y controlar el crecimiento de sus talentos, después de su etapa júnior bastante dispersos. Quinzi podría ser el nuevo abanderado de su país, aunque también se espera el despegue definitivo de hombres como Matteo Trevisan o Thomas Fabbiano. En Roma se presentarán en sociedad algunos de ellos a través de sus wild cards. La moda italiana espera dar un salto en el tenis masculino, porque, como comentaba nuestro compañero Pedro Gutiérrez, en la WTA ya están de moda.