
Kei Nishikori ha sorprendido a propios y extraños por su gran rendimiento en Monte Carlo. El nipón que ha llegado a octavos de final después de derrotar a dos “terrícolas” consumados como Albert Ramos, (que llegaba de jugar la final de Casablanca) y Paul Henry Mathieu, (que volvía de una lesión después de un año) aunque ha acabado cediendo en un partido igualadísimo ante Tomas Berdych, que el lunes aparecerá en el ranking ATP como sexto jugador mundial después de desplazar de esta posición a David Ferrer que, tras perder en primera ronda, se ha dejado 560 puntos en el Principado. Las prestaciones de Nishikori en tierra batida son sorprendentes porque el japonés presentaba unos números en esta superficie más que discretos en torneos ATP, aunque en 2010 ganó dos challengers. Sin embargo, su juego en la Costa Azul ha sido notable.
Su bagaje en polvo de ladrillo
Sin embargo, sus números no hacían presumir, ni mucho menos un resultado así en una de las pistas más lentas del circuito y contra la entidad de los rivales que ha tenido enfrente, algunos súper especialistas de la superficie.
Nishikori tocó por primera vez esta superficie como profesional en 2010. Lo hizo con dos grandes éxitos en los Challengers de Savannah y Saratosa donde consiguió sendos títulos. Sin embargo, allí, al jugador del ranking más alto que derrotó fue a Ryan Sweeting, que estaba, por entonces, en el puesto 134.
Así que su debut en un torneo ATP sobre tierra batida fue en Roland Garros. Ese año, 2010, consiguió su primera victoria en esta superficie ante Santiago Giraldo, pero perdió en segunda ronda y en un partido fácil para Djokovic ante el que hoy es el número 1 del mundo.
En 2011 volvió a probar suerte en la tierra batida de Estados Unidos, donde sí ha tenido grandes resultados y consiguió el título de Houston. De nuevo ante Ryan Sweeting en la final, pero esta vez con la meritoria victoria en su currículo ante Mardy Fish, que era número 11.
Dado su éxito en esta superficie se fue a Barcelona a competir en el Barcelona Open BancSabadell, el Conde De Godó. Allí consiguió dos victorias más ante especialistas como Pere Riba o Rui Machado, pero cayó en tercera ronda con Feliciano López. En Belgrado perdió en primera ronda con el local Tipsarevic y en Madrid, Pere Riba le devolvió la moneda de Barcelona con derrota en la primera ronda. Para jugar en Roma tuvo que acudir a la Fase Previa y cayó en segunda ronda ante el argentino Delbonis. Así que su participación concluyó con segunda ronda en Roland Garros, tras tumbar a Yen Tsun Lu, no pudo con Stakhovsky.
En definitiva, en torneos ATP, (excluyendo Challengers), Nishikori firmó un 1-1 en 2010 y 8-6 en 2011.
2012, la apuestas por la tierra batida
Este año, Nishikori ha afrontado la temporada dándole prioridad a la tierra batida. Ha entendido que puede ser una superficie que se adapte perfectamente a su estilo de juego y ha querido dedicar más tiempo a jugar en polvo de ladrillo que en pistas duras, donde se había especializado los años anteriores.
Sin embargo, sus números no daban pistas del rendimiento que podría esperarse de él en Monte Carlo. Nishikori llevaba un parcial de 3-2. En Buenos Aires ganó a Ferrero y Hanescu y cayó con Wawrinka, y en Acapulco pudo con Montañés, pero perdió con Jeremy Chardy.
En definitiva, un bagaje relativamente normal para un jugador poco habituado a los movimientos de la tierra batida y al juego lento. No obstante, su forma de jugar, su agresividad y sobre todo su paciencia, le puede haber dado una orientación de cómo convertirse en un jugador muy peligroso en esta superficie.
Su evolución en Monte Carlo
Lo más destacado de Nishikori en Monte Carlo ha sido su adaptación al medio. Nishikori, todavía muy joven, con 22 años, ha entendido que los partidos en tierra batida no se pueden ganar con una gran derecha o un gran revés y ha decidido limitar sus ataques planos y sus golpes ganadores para tratar de optimizarlos, pero sobre todo, no cometer errores no forzados, que acaba por ser la tumba de la mayoría de los jugadores de ataque y todos aquellos cuyos mejores resultados los obtienen en pistas rápidas. En tierra batida, la pelota corre mucho menos y bota mucho más, así que, con una buena defensa y un poquito de suerte, con rivales que se pongan nerviosos y te quieran ganar por la vía rápida, puedes conseguir pingües beneficios.
El japonés ha jugado muy inteligente sus partidos en la Costa Azul. Paciente cuando así el partido lo requería y agresivo cuando el rival le ha dejado una bola corta. Ha sabido sacar un buen rendimiento a sus golpes de fondo, pero sobre todo ha sabido esperar su momento y tener la paciencia necesaria para ir pasando bolas profundas y esperar el error del rival.
En definitiva, Nishikori, cuyo primer servicio nunca ha sido un arma especialmente importante, puede comprender que su juego aprendido en las academias norteamericanas de juego de fondo y golpes poderosos de derecha y de revés, puede ser muy útil en este tipo de superficies y mejorando su defensa, como ha hecho hasta ahora, puede ser un jugador realmente muy competitivo en tierra batida.