Arbitrajes polémicos en el mundo del tenis

A debate la figura del juez de silla, cada día más relegado por el Ojo de Halcón

Los arbitrajes en el mundo del tenis empiezan a ser seriamente preocupantes. La llegada del Ojo del Halcón fue una novedad en el mundo del tenis a través de la aplicación de las nuevas tecnologías al arbitraje. Se pensó y consensuó que sería una mejor manera de arbitrar, desde luego más justa, pero es posible que lo que haya conseguido, en términos generales, es empeorar. “You can’t be serious”. Pues sí, estimado McEnroe, estamos en serio. El Ojo de Halcón ha hecho peores a los árbitros.

Contadores de puntos

Tsonga reclamaba ayer una realidad que no sólo se está haciendo latente sino que está empezando a transformar en una preocupación muy grande dentro del circuito masculino y también femenino. El Ojo de Halcón amenaza con impulsar un “auto arbitraje” de los tenistas. Si el juez de silla no se pronuncia, su figura está obsoleta. Todo el mundo sabe contar los puntos y hoy, la figura del “umpire” parece que más que estar atento a las jugadas e interpretar el reglamento, esté sentado en una posición privilegiada de la pista para contar y cantar los puntos y el marcador. Es una función que se ha reducido y está empezando a ser demasiado fácil y demasiado cómoda. Se deja en manos de los jueces de línea la decisión inicial y prácticamente final, y en caso de duda, se le transmite al jugador la opción del desafío, el “challenge”.

Lo que reclamaba Tsonga el otro día en su partido contra Nadal es que la otra postura es la de dejar que todas las jugadas dudosas se vayan en contra del mismo jugador y favorezca “al grande”. Esto obliga a un plus de atención al tenista, que, en vez de jugar tiene que jugar y juzgar al mismo tiempo.

La función del juez de silla es la de dominar las decisiones del partido. Apoyados por sus jueces de línea, no cabe duda, pero lo que se le pide al juez principal de un partido es que “se moje” en las decisiones y que sea él quien dé su opinión, sobre todo en los puntos definitivos.

Muchas veces, para un juez de línea, ver una bola puede ser reamente complicado, por la trayectoria cambiante, por la velocidad, por la irrupción del cuerpo del tenista que va a responderla o por una combinación de todos estos factores. El juez de silla no. Tiene una posición ideal; elevada y centrada en la que no se le puede escapar nada. Además, se supone que tiene más experiencia y es un cargo muy bien pagado. Pero se le paga bien para que tome decisiones importantes. Anotar los puntos de un partido lo puede hacer un niño de 13 años.

El Ojo de Halcón

La llegada del Ojo de Halcón, que es una gran ayuda, ha hecho más vagos a los árbitros. No se pronuncian. Confían en primera instancia en lo que cantan sus líneas y luego miran al jugador con su típica cara de… “Pues usted dirá, ¿quiere que le solicite el “challenge”?”.

A lo largo de la historia todos los jugadores han protestado jugadas ajustadas. Ha sido una de las salsas del tenis. La llegada del Ojo de Halcón le da también uno segundos de intriga que están muy bien, pero están haciendo vagos a los árbitros.

Tienen miedo a corregir, que el jugador les desafíe y acierte mostrando su falibilidad. Pero lo cierto es que cada vez que un jugador acierta, no es al juez de línea a quien está desafiando sino al propio Juez Árbitro.

El problema comienza a extenderse como una mancha de aceite. También en el partido Mardy Fish – Nicolás Almagro la posición del juez de silla fue más que dudosa. Además, en una bola importantísima del tercer set que había sido buena, pero que fue cantada a favor del norteamericano. Afortunadamente, Almagro optó por la prudencia. Aceptó la decisión arbitral. No perdió la compostura y siguió jugando. No le sirvió de mucho.

Al árbitro se le pide que acierte, obviamente, pero también que se moje y que sea imparcial. Quizá Enric Molina, máximo responsable del arbitraje mundial tuviera que empezar a tomar cartas en el asunto.

Ejemplos

El argentino Juan Martín del Potro, eliminado en cuartos de final de Indian Wells, primer Masters 1000 de la temporada, dijo que su derrota ante Roger Federer se debió a que no estuvo "a la altura de las circunstancias", y no culpó al juez de silla por un posible error. Pero en cualquier caso, las decisiones arbitrales le desconcentraron y el mismísimo Ojo de Halcón falló.

En el primer juego una decisión del juez de línea (dio por buena una bola que se había ido fuera) no se pudo comprobar con el "Ojo de Halcón" por un fallo en el sistema, algo que le hizo perder la concentración al tenista.

"Todavía no me olvido", admitió entre risas el de Tandil en la sala de prensa. "Siempre estoy tranquilo, he pasado por muchas situaciones de perder sets cuando los tenía ganados y que sí me podían frustrar, y hoy pasó eso en el primer juego. Pero yo me equivoqué en los 'breaks'", explicó.

"Después el árbitro me dijo que se había equivocado y está todo perfecto. Todos nos equivocamos. No perdí por culpa del árbitro. Federer jugó después mejor y yo no encontré la vuelta ni logré tranquilizarme ni jugar concentrado. No fue por ese punto, sino porque no pude sentirme cómodo en ningún momento", manifestó.

Del Potro admitió que no tenía muy clara la regla por la que la decisión arbitral imperaba en caso de que haya un error en el sistema del "Ojo de Halcón". "Creo que los árbitros se confían en que la máquina va a funcionar siempre y tienen esa tranquilidad, igual que nosotros. Roger sabía que había sido mala y eso me puso fuera de lugar. Ya está. No estuve a la altura de las circunstancias hoy", declaró.

La organización informó de que el error en el "Ojo de Halcón" se debió a un problema con la recepción de internet. "Igual no tienen plata para pagar el servidor", bromeó el tenista.

Otro ejemplo fue el protagonizado por María José Martínez y Samantha Stosur en los cuartos de final de Indian Wells, también, en 2010. En aquella ocasión ambas jugadoras se encontraban en pleno tiebreak del segundo set, habiendo salvado María José ya tres bolas de partido. Entonces María José sacaba para salvar un nuevo match-ball. Ajustó en el primer servicio, y Stosur la mandó fuera en el resto; Stosur pidió el challenge y acertó, la bola había sido fuera, entonces María José preguntó al árbitro con un 2 en la mano, preguntando si eres dos saques; el árbitro le afirmó con la cabeza, pensando que era un segundo. Entonces María José se jugó el saque, y el árbitro cantó doble falta y fin del partido con el abucheo del público californiano. En aquella ocasión el árbitro no acertó ni a una pregunta de la jugadora ni decidiendo repetir el punto al haber restado fuera Stosur antes de que se cantara la bola.

Ejemplos como estos hay muchos más. Los árbitro fallan, es lógico, pero desde que se instauró el Ojo de Halcón por miedo a fallar y a que todo el estadio reconozca su error, prefieren dejar la decisión casi siempre en el lado de los jugadores, con lo que ello implica a nivel de concentración y presión. No pasa nada porque un juez falle, los árbitros están ahí para decidir. Es su trabajo. Han de decir cómo han visto ellos la bola y después si algún jugador no está de acuerdo que solicite el challenge, sin alterar este orden pues sino su figura deja de ser relevante.

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