
Ivo Karlovic y John Isner son, hoy en día, los dos tenistas que quedan más encuadrados dentro de la definición de “cañoneros”, o lo que es lo mismo, especialistas en el saque. Esto no quiere decir que no tengan más armas, si no que está es la principal. Se puede vivir en el circuito profesional “sólo” con un buen saque. La respuesta es obvia: Sí. Karlovic no tiene una gran derecha ni un gran revés y desde luego, sus desplazamientos laterales son una auténtica pena. Sin embargo, tiene que moverse habitualmente poco. El problema de medirse hoy a un jugador como el croata es que él toma la mayoría de decisiones tácticas las toma él. Hay muy pocas que pueda tomar su rival. Karlovic decide no dar un paso más, pega un “palo” y el punto se acaba, con un winner o con un error no forzado. Para él, es tan importante la gestión de sus esfuerzos como un punto en sí. Con Isner pasa más o menos igual. El norteamericano tiene más capacidad de maniobra y mejores golpes, puede aguantar mucho más un peloteo, pero es conocedor que puede ganar más del 70% de un partido en un solo golpe. El saque. Entonces, ¿cómo se puede ganar a un cañonero?
La paciencia
El tenis en general es muy psicológico, pero en este tipo de partidos, además de la presión que supone cualquier encuentro, se sabe que en muchos puntos no hay opciones. Ni siquiera se puede jugar. Un saque por encima de 220 kilómetros por hora no hace falta que vaya muy colocado para hacerse sencillamente imposible de responder. Y más todavía, si la pelota, en superficie rápida, bota baja y se desliza. Las opciones sólo de tocarla son mínimas, pero si además tienes que darle jugabilidad, es más complicado. Este tipo de tenistas tienen un porcentaje de puntos ganados con primeros servicios muy altos y esto hace realmente compilcado atacar su saque para consegui un break.
Karlovic no concedió ningún punto de break sobre su servicio ni contra Nishikori ni contra Go Soeda. Sus porcentajes fueron de 89% de puntos ganados de los jugados con primer saque ante Soeda y del 85% ante el número 1 nipón. Esto, en números crudos se traduce en 6 puntos perdidos con primer servicio ante Soeda y 8 ante Nishikori. Imposible atacar un servicio así. Pero los problemas para los japoneses se extendieron sobre el segundo saque, dado que ninguno de sus oponentes pudo superar un porcentaje del 71% y, en definitiva, no llegó a ceder más de 6 puntos contra ninguno de los dos.
Isner, más vulnerable, consiguió anotarse el 78% de los puntos disputados con primer servicio, pero éste venía amortiguado por la tierra batida de Friburgo. Y no pasó del 56% de puntos ganados con segundos. Sin embargo, la clave del partido estuvo en la cantidad de golpes ganadores que pudo conseguir, 85 por 66 de Roger Federer.
La concentración
En cada punto en el que hay opciones ante este tipo de jugadores hay que estar plenamente concentrado. No hay que tener ansiedad y desde luego, ninguna prisa. Hay que tratar de tomar el dominio del punto y hacerle sentir presión y que la consecución le va a costar un porcentaje alto de esfuerzo que consumirá su energía para los siguientes saques. Tratar de ganar puntos rápidos no sólo puede ser negativo por la posibilidad de regalar un error no forzados que va a penalizar mucho en nuestro rendimiento si no que, además, evitas el desgaste físico del oponente.
A partir de ahí, con movimiento de un lado a otro, si el rival es capaz de volver a conectar un golpe a la desesperada que va a las líneas, hay que volver a rehacerse psicológicamente y seguir trabajando.
Evidentemente, lo que condena un partido de estas características, es el porcentaje de puntos que le puedas conceder al resto, o sea cuando el servicio lo tienes tú. Ninguno de los dos y casi ningún sacador en un gran restador. Si es así, como Djokovic, Federer o Murray, hablamos de los mejores jugadores del mundo.
Esto significa que, en los puntos en los que se juega con nuestro servicio tenemos que aprovechar para desgastar al máximo al rival. No es tan importante anotarse el punto si no, también, hacerlo que lo sufra físicamente. Movimientos constantes y darle todo el ritmo que nos permita estar dentro de un porcentaje alto de efectividad, pero que le saque a él de sus rutinas.
La superficie
La superficie sobre la que se juega es muy importante, porque la tierra batida permite más el juego de fondo y defenderse mejor del saque y de los ataques en la red, donde los gigantes tratan de cerrar los puntos y donde son mucho más vulnerables con el bote alto de la pelota. Sin embargo, John Isner se está convirtiendo en una seria amenaza en una superficie en la que ha jugado muy pocos partidos como profesional. La clave la tiene porque sus golpes planos también están favorecidos por el bote alto de la pelota que le permite flexionar menos a la hora de empalarla y se convierte en un jugador que, sacrificado, llega a muchas bolas en defensa y es muy peligroso en ataque, sin embargo, Nadal encontró el camino para tumbarlo en París. Paciencia y bolas largas para que no pudiera coger la iniciativa. Y después buenos ataques a los costados y constante movimiento. Le costó muchísimo al rey de la tierra ganar su primer partido en Roland Garros, pero lo consiguió.
En pistas más rápidas, sólo queda hacerlo todo bien y esperar a que ellos fallen. Los errores llegan, pero si los jugadores que suelen soltar el brazo van cogiendo confianza, el oponente se achica.
Los gigantes han tomado la palabra en la Copa Davis e Isner e Ivo Karlovic se han convertido en verdaderos ogros para Japón y Suiza. Ahora, en Rotterdam, San José, Memphis y Delray Beach podremos ver a estos sacadores volviendo a competir en lo más alto camino de los Masters 1000 de Indian Wells y Miami.