Los perdedores
Los mejores jugadores de la historia que nunca ganaron un Grand Slam

Tanto en el circuito ATP como en el de la WTA se habla mucho en los últimos años de jugadores de los que se espera que ganen un Grand Slam pero que todavía no lo han hecho y se duda de que lo hagan. El caso más representativo es el de Caroline Wozniacki que, pese a contar sólo con 21 años recién cumplidos, lleva sufriendo la presión de ser la número 1 de la WTA pese a haber disputado sólo una final de Grand Slam (US Open 2009) y una semifinal (Australia 2011), sin ganar nunca ningún "grande". A veces, al revisar algunos medios, parece que la danesa ocupe la posición que ocupa simplemente por la ausencia o el mal momento de jugadoras como Kim Clijsters o las hermanas Williams, y no por méritos propios.
En puntodebreak queremos acordarnos de esos jugadores a los que se recuerda porque fueron grandes pero no lo suficiente. Aquellos que nos hacen darnos cuenta de que, en realidad, no es que hayan hecho nada mal sino que los otros lo hacen muy bien. Sampras, Federers, Nadales o Grafs hay pocos porque, aunque ellos lo hagan fácil, en realidad, lo difícil siempre es ganar.
Mientras hay vida hay esperanza
Dinara Safina es, junto a Jelena Jankovic y Caroline Wozniacki, una de las tres mujeres de la historia del ranking WTA que han sido número uno pero nunca han conseguido un Grand Slam.
La danesa seguramente acabará uniéndose al club de Amélie Mauresmo, que fue número uno en 2004 pero no ganó su primer "grande" hasta 2006, y de Kim Clijsters, también nº1 sin Grand Slam en 2003 (logró el primero en 2005 pese a haber jugado ya dos finales). Con 21 años todavía tiene mucha carrera y muchos kilómetros que correr en la pista. En cuanto a Jankovic, es cierto que tiene sólo 26 años pero su paso por el número uno fue más fugaz y su rendimiento últimamente denota cierta "dejadez"; la serbia no parece tener la ambición de volver a lo más alto.
La jugadora rusa, DINARA SAFINA, está en un punto muy delicado. En 2010, una lesión de espalda la mantuvo apartada de las pistas por un tiempo y ya no se ha podido recuperar. De terminar el año en 2009 como nº2, pasó al nº62 en 2010. El problema no es que no pueda recuperar posiciones (lo estamos viendo en jugadores como Juan Martín Del Potro) sino que la mentalidad de Safina está fallando, y mazazos con el doble 6-0 este año en Australia, aunque fuera Clijsters la que lo propinase, duelen mucho (es la única ex-número uno de la Era Open en recibir un doble cero en un Grand Slam). Aún así, una servidora cree en Dinara Safina y cree que puede ser de esas jugadoras que protagonizan grandes comebacks (en la lengua de Cervantes: vuelta al ruedo), aunque sea dentro de tres o cuatro años.
Safina ha jugado en su carrera tres finales de Grand Slam (Roland Garros 08-09, Australia 09) y dos semifinales (Wimbledon 09, EE.UU. 08), además de ser medalla de plata en Beijing. Otro medallista, en activo, aunque en una situación aún más complicada que la de la rusa, es TOMMY HAAS.
El jugador alemán fue plata en el año 2000, número dos del mundo en 2002 y, entre 1999 y 2009, alcanzó cuatro semifinales de Grand Slam. Además, alcanzó los cuartos en el Abierto de EE.UU. en el '04-'06-'07. Sin embargo, desde 2008 está arrastrando lesiones que le han dejado prácticamente fuera del circuito durante 2010 y, aunque ha regresado este año, sus posibilidades de conseguir un título grande parecen prácticamente nulas.
Es un caso similar al de DAVID NALBANDIAN, seguramente superior en cuanto a calidad al alemán y también en resultados. El argentino ha jugado las semis de todos los Grand Slams e incluso disputó una final en Wimbledon 2002, pero acabó perdiéndola ante Lleyton Hewitt. Alcanzó el nº3 del ranking mundial en 2006 y durante los primeros años de la década del 2000 demostró en más de una ocasión que podía ganar a cualquier jugador. De hecho, en 2005, sin contar con ningún título de Grand Slam o Masters Series, ganó la Copa de Maestros en una final contra Roger Federer donde le remontó un set.
El Rey David pasará a la historia como uno de los mejores jugadores sudamericanos, un club con importantes tenistas donde muy pocos son capaces de ganar en los Grandes. Más ejemplos: otro jugador en activo que también ha pasado por lesiones incómodas pero que no quiere tirar la toalla, el chileno FERNANDO GONZÁLEZ. Llegó a jugar la final del Abierto de Australia de 2007, que perdió ante Federer, después de imponerse a jugadores como Tommy Haas o Rafa Nadal. Ganó una medalla de plata en los Juegos Olímpicos de 2008 y puede demostrar su versatilidad al haber alcanzado los cuartos de final en todos los Grand Slams. Llegó a ser nº5 en 2009 pero ahora está en 292 y lejos del nivel que un día mostró.
Tiro la toalla
Ya sea por problemas con las lesiones o por decisión personal, algunos de los jugadores que se quedaron a las puertas de ganar un Grand Slam nos han dejado para siempre con la duda de si podrían haberlo conseguido. Con Roger Federer o Francesca Schiavone ganando Grand Slams a las puertas de los 30 años, nos preguntamos si jugadoras como ELENA DEMENTIEVA no podrían haberlo hecho también.
Esta gran tenista rusa ha sido de las más constantes de la última década; entre 2002 y 2010, sólo faltó un año, en 2007, a la WTA Tour Championships que reúne a las mejores jugadoras de la temporada. Fue medalla de oro en China en 2008 pero sólo dos años más tarde, después de jugar en Doha, decide retirarse a los 29 años de edad. Suponemos que tendrá algo que ver el hecho de que se haya casado este sábado, 16 de julio, en Moscú, con el jugador de hockey Maxim Afinogenov.
Otro jugador que tocó con la punta de los dedos el título de Grand Slam pero decidió retirarse, fue GUILLERMO CORIA. El argentino llegó a ser número 3 del mundo en 2004, cuando disputó la final de Roland Garros que perdió ante su compatriota Gastón Gaudio.
En este artículo hemos visto, y veremos, ejemplos de jugadores que firmaron una carrera sin ganar ningún Grand Slam y que incluso llegaron a ser el mejor jugador del mundo sin tener ninguno de estos títulos. Sin embargo, Coria representa la otra cara de la moneda: aquellos jugadores a los que la derrota les acabó pesando demasiado.
El argentino alcanzó esa final de Roland Garros que se llevó Gaudio (quien ni siquiera era cabeza de serie y nunca más pasó de tercera ronda en un Grande) con tan sólo 22 años, por lo que un jugador rápido como él, especialista -como no- en tierra batida, estaba destinado a repetir final en París. El "Mago" no sólo no se vino abajo tras perder sino que siguió el año de manera magnífica y, tras Roland Garros, llegó a disputar cinco finales, cuatro de ellas de Masters Series. El problema: sólo ganó una. Coria se encontró en tres ocasiones con el súper poder de Rafa Nadal (seguro que el mallorquín, en sus últimos encuentros con Novak Djokovic, se ha puesto en algún momento en la piel del argentino), y únicamente pudo ganar en Croacia, ante Carles Moyà, el único torneo que no era Masters 1000.
La barrera psicológica que le supuso Nadal acabó por pasar factura y Guillermo Coria acabó 2005 perdiendo nueve de los diez últimos encuentros del año. Su saque fallaba y las dobles faltas se acumularon hasta que el argentino decidió tomarse un descanso en 2006 para recuperar su juego. Volvió a los circuitos pero ya no fue igual. En 2009, a los 27 años de edad, Coria se despedía del tenis profesional.
En cuanto a los jugadores que estaban predestinados a ganar Grand Slams pero tuvieron que retirarse por culpa de las lesiones, el ejemplo más claro es el de MARIO ANCIC. En el artículo Tú no tienes Wimbledon, elegimos al croata como uno de los grandes jugadores que nunca ganaron el campeonato inglés. Por desgracia, un saque que llevaba escrito la palabra "Grande" nunca pudo ganar ni ese ni ninguno de los otros Grand Slams. Ancic, aún con 26 primaveras, se retiró en febrero de este año por enfermedad.
¿Los futuros Murray y Söderling?
Hay jugadores con una calidad incuestionable que tienen la mala fortuna de tener que convivir con jugadores extraordinarios. Es el caso, hoy en día, de Robin Söderling y Andy Murray, que pueden ser el número 4 o el 5, incluso el 2 en el caso del escocés, y llegar a cuartos o a semifinales o a la última ronda de un "grande", pero al final siempre se topan con el triunvirato Nadal-Federer-Djokovic.
Murray ha cogido el relevo de la "gran esperanza británica" y está a sólo una semifinal de Wimbledon de igualar las cuatro de TIM HENMAN. Además, el escocés cuenta ya con tres finales (dos en Australia y una en EE.UU.) y una semifinal (París). El inglés, que se retiró en 2007, además de las semis de Wimbledon, también disputó una en Roland Garros y otra en el US Open. Henman no pudo con Sampras, Agassi, Hewitt, Roddick o Federer, veremos si a Murray le pasa lo mismo con sus contemporáneos.
Robin Söderling ha disputado dos finales de Grand Slam, las dos en París, y las dos perdidas ante dos de los mejores jugadores de la historia. Es el mismo guión, aunque con personajes y escenarios distintos, de TODD MARTIN. El americano perdió su final del Abierto de Australia de 1994 contra Pete Sampras, y la del Abierto de EE.UU. de 1999 contra André Agassi. Martin llegó a ser el nº4 y un jugador muy constante que disputó otras cuatro semifinales de Grand Slam, aunque nunca tuvo la suerte de llevarse el título. Es más, este gran sacador puede tildarse incluso de ser un poco gafe. Entre agosto de 2009 y abril de 2010 que estuvo entrenando a Novak Djokovic, se produce la época de peores resultados del serbio.
El ejemplo patrio
Es uno de los iconos de la tenacidad en el tenis, la versión masculina de Arantxa Sánchez Vicario y debería haber sido premiado con un Grand Slam. Es más, ese Grand Slam tenía que haber sido Roland Garros, porque prácticamente todos sus compatriotas contemporáneos se llevaron uno y él también lo merecía: Sergi Bruguera, Albert Costa, Carles Moyà, Juan Carlos Ferrero, todos ganaron en Francia.
ÀLEX CORRETJA jugó dos finales de Roland Garros, una en 1998, que perdió contra Moyà, y otra, que ganó Gustavo Kuerten, en 2001. Corretja es, junto a Nalbandian y Nikolay Davydenko, el único jugador en ganar la Copa de Maestros sin ser ni número uno ni ganador de Grand Slam; lo consiguió en 1998 con venganza incluida en la final contra Moyà. Además, el catalán consiguió llegar a cuartos de final del Abierto de EE.UU., un torneo nada fácil para los españoles y menos antes de la era Nadal. Aquellos cuartos de final de 1996 regalaron a la historia uno de los momentos más singulares del tenis; un partido a cinco sets contra el gran Pete Sampras, que demostró, de manera demasiado explícita, que es un jugador no grande sino enorme. Como reconoce el propio Corretja, ni aún vomitando, pudo ganar al americano. No hace falta que lo veáis, pero si lo hacéis... "el momento" está a partir del minuto y 50 segundos.
El único
MARCELO RÍOS puede presumir de ser el primer jugador sudamericano en llegar al número uno mundial (luego vendría Kuerten). De hecho, cuando lo consiguió y un periodista argentino le preguntó que qué sentía al llegar al nivel de Guillermo Vilas, el chileno respondió: "Vilas fue número dos, yo soy el número uno".
Sólo Ivan Lendl ha alcanzado el número uno de la Era Open sin ganar ningún Grand Slam. El checo disputó su primera final de Roland Garros en 1981 y se convirtió en número uno en 1983 pero no ganó su primer título hasta 1984. A Marcelo Ríos la espalda le condicionó para que, por el momento, sea el único número uno de la historia que ni ganó ni ganará un Grand Slam.
El polémico chileno fue número uno durante 6 semanas en 1998, año en que disputó su única final de Grand Slam, un Abierto de Australia que perdió ante Petr Korda. Alcanzó cuartos de final de un "grande" en otras cuatro ocasiones y ganó un total de 18 títulos a lo largo de su carrera pero, desde 1999-2000, los problemas de espalda le persiguieron y le obligaron a retirarse definitivamente en 2004 con 29 años. Aunque volvió a intentarlo en el 2007, su físico no pudo volver a jugar a nivel profesional.
Premios de consolación
No todo son historias tristes en el mundo de los "perdedores" hay quienes, tras mucho intentarlo, vieron sus esfuerzos recompensados y se llevaron un título de Grand Slam, aunque sólo fuera uno.
Goran Ivanisevic disputó en su carrera profesional tres veces los cuartos de final del Abierto de Australia, otras tres los de Roland Garros, semifinal en el Abierto de EE.UU. y tres finales de Wimbledon. Ivanisevic disputó su primera semifinal del Grand Slam londinense en 1990 pero tardaría otros 11 años en llevarse el título. Fue ante Patrick Rafter en una de las finales más recordadas de la historia, donde hasta el finalista se alegró de que ganase quien lo hizo.
Los argentinos no son los únicos a los que les cuesta llevarse Grand Slams, también a las argentinas, mejor dicho: a Argentina Divina, le costó. El currículum de Gabriela Sabatini no tiene desperdicio. Sus resultados en Grand Slam nos muestran por qué es una de las mejores tenistas de todos los tiempos pero es casi para echarse a llorar de lo cerca que ha estado de ser todavía mejor: tres semifinales en Australia, otras tres en Wimbledon, otras tres en EE.UU., cinco en Roland Garros, una final en Londres, otra en el US Open y, por fin, un título de Grand Slam. Sabatini se coronó campeona una sola vez en su carrera individual de Grandes, fue en el Flushing Meadows de Nueva York en 1990 ante Steffi Graf, con quien consiguió un título de dobles en Wimbledon.
Sabatini jugó su primera semifinal con 15 años y la última con 25; en 1996, a los 26 años decidió que ya había tenido suficiente.