Roger Federer conquistó al mundo del tenis por su brillantez y calidad técnica que incluye un repertorio de juego tan exquisito y variado, que lo llevaron a ser el mejor de todos los tiempos. Pero por sobre todas las cosas, el suizo siempre se destacó por su lucidez mental: cabeza fría y calculadora e inteligencia de robot para matar a su rival en los momentos más calientes. Así, formó una personalidad inquebrantable y marcó una era en el tenis mundial. Una era que parece estar terminando: su técnica ya no reluce, ese cerebro diferente al resto de todos los mortales no responde como antes: en una conferencia de prensa en Wimbledon, lo demostró. ¿Chau Roger?
Caballero, elegante, distinto, exquisito. Puedo seguir porque Federer se merece esas palabras y más. Su tenis y su personalidad diferente a la de todos los seres, forjó un antes y un después en el planeta al crear una era que parecía no derrocarse más. Los errores no existían, la falta de respeto ni por asomo, el buen juego y la distinción siempre fueron su carta de presentación. Pero Roger, de a poco, va mostrando que es un ser humano de carne y hueso. Y muestra que el corazón también le da ordenes y que a veces la mente no filtra lo que corre por su sangre. Impulso, que le dicen.
Eso, le sucedió en Wimbledon, su reinado. Porque si alguien que se debe sentir dueño del All England Club es él. Amo y señor del césped. Pero en este 2010 Berdych se encargó de que el rey falte a una final por primera vez desde 2003. Sí, el checo le cortó una racha de 13 finales seguidas en pasto y, además, lo atrasará, desde el lunes, al tercer lugar del ranking mundial, algo que no ocurría desde noviembre de 2003.
Los números impactan, porque comienzan a construir la teoría de que una era acabó. Pero lo que más impactó al mundo del tenis fue su imagen: abatida, dolida, furiosa, resentida. Mejor dicho: extraña. Fue durante la conferencia de prensa tras la derrota. Desde la boca de Roger comenzaron a surgir respuestas cortas, secas y hasta irónicas y al borde de la falta de respeto. Raro, muy raro en él. Es que simplemente no parecía el ex número del mundo Roger Federer.
¿Qué dijo el suizo? Según publica del portal Fuebuena.com, al helvético no le sentó nada bien la pregunta formulada por un periodista: "Me pregunto si piensas que este podría ser el año de Andy Murray, teniendo en cuenta de que a algunos de los jugadores amenazantes no les está yendo tan bien este año". Y tras la interrogante llegó la ironía de Roger: "Seguro, Rafa viene jugando horrible, Soderling no es una amenaza. Andy tiene un camino fácil hacia la victoria seguro. Djokovic no puede jugar más al tenis, según parece. Tienes que hacer tu propia tarea, por favor, respeta a los jugadores", disparó descargando kilos de bronca y rabia acumulada. Tras su golpe miró para otro lado y la rueda de prensa acabó. ¿Habrá acabado para siempre su reinado en las pistas?
Wimbledon - Roger Federer: Una era que termina