"En mi primer entrenamiento ya sentí que podía hacer algo grande"

Tras ser campeón en Oeiras, Pedro Cachín cuenta a Puntodebreak su historia, a corazón abierto. "Lo mío fue consistencia, consistencia, y al fin llegó esa alegría".

Carlos Navarro | 12 Apr 2021 | 19.52
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Pedro Cachín con el título de campeón en Oeiras. Fuente: Getty
Pedro Cachín con el título de campeón en Oeiras. Fuente: Getty

Siempre se ha dicho que lejos de la cara glamourosa del tenis existe una cara B. Gladiadores que se dejan la piel, semana tras semana, para poder vivir del deporte que aman. Torneos en lugares recónditos a los que nadie presta atención, en condiciones complicadas. Salir de ahí es difícil. Imagínense en una temporada marcada por la pandemia: muchos torneos se cancelan, el nuevo sistema de puntuación te ahoga un poco más, la competencia es feroz. Nada de esto le importó a Pedro Cachín (Bell Ville, Córdoba, 12 de abril de 1995) para llegar y besar el santo en Oeiras, donde conquistó su segunda corona de ATP Challenger Tour.

La primera llegó en Sevilla, allá por el 2015. El rival al que batió en la final, como si de un guiño del destino se tratase, también conquistó un título en el día de ayer. Claro, su corona era de categoría 250, y el jugador en cuestión (Pablo Carreño) está más que establecido en el top-15, mientras que nuestro protagonista ha conseguido volver al top-300 tras su título. Entre aquel triunfo hace casi seis años y el actual, han pasado muchos acontecimientos que le han hecho la vida difícil a Cachín, entre los que se encuentran múltiples lesiones (fractura de vértebra en la espalda o rotura de tobillo).

Eso no ha sido obstáculo para que el argentino se haya propuesto volver, una y otra vez. El dato es espectacular: su última victoria en un Challenger se dio hace casi dos años, en Braunschweig. En Portugal, lo suyo fue un 'Veni, Vidi, Vici' de manual. Incluso él, en diálogo con Puntodebreak, se muestra sorprendido.

"No recordaba lo de Braunschweig. Ahí precisamente fue cuando me rompí el tobillo, entero me lo partí, en el partido contra (Attila) Balazs. Iba set abajo, arriba en el segundo set, corrí a por una dejada y se me partió el tobillo. Me costó mucho volver a sentirlo bien. Todo aquel año, que volví en el Us Open, jugué con muchísimo dolor. Nunca me encontraba bien. Después de eso llega la pretemporada, pandemia… todo lo que pasó. Así se explica, pero esto lo he buscado. He entrenado mucho, la cabeza por momentos me ha jugado malas pasadas y es algo que he entrenado… esto es así, la verdad. Es consistencia, consistencia y consistencia y en algún momento llega ese algo que te da una alegría".

La tristeza por aquellos incidentes se mezclan, en un instante, con la felicidad de volver a verte al cien por cien. Lo cierto es que la semana de Cachín ha sido mágica: partido tras partido fue dejando rivales atrás con una facilidad pasmosa, cediendo solo un set en la fase previa y otro en el cuadro final. "Mi último partido de qualy fue durísimo, durísimo, creo que el peor partido que jugué. El chico (Henrique Rocha, 16 años) jugó muy bien, estaba en casa, no tenía nada que perder y me las hizo pasar putas, como se diría aquí (risas). Después, en primera ronda me tocó Benchetrit, que sabía cómo jugaba, que venía medio quemado y la verdad que ese partido lo jugué muy bien. El de segunda ronda fue un partidazo, jugamos casi dos horas frente a Andreev y jugamos un gran encuentro si bien el resultado fue 6-2 y 6-4".

Pasan los días y la pregunta que a uno le quema es bastante clara: ¿realmente entraba en los planes de Cachín conquistar el título?: "Puede que fuese uno de los objetivos. Me estoy sintiendo muy bien desde hace mucho tiempo. Eso sí, había gente de mucho nivel en el torneo; sí que es verdad que Couacoud, Lamasine y muchos otros que me estoy olvidando perdieron en primera o segunda ronda, se fueron temprano y el cuadro quedó un poco abierto.

Al fin y al cabo fue un torneo increíble. Jugué muy bien todo el torneo o casi todo. Culminarlo así es espectacular. La verdad es que me fui sintiendo mejor día a día. Sí que es verdad que cuando estás en la qualy ves muy lejano ganar el torneo, pero el primer entreno, yo llegué el sábado a las 2 de la tarde y entrené a las 5 y le metí 6-1 a Lamasine. Cuando vi eso, sentí que si jugaba así podía hacer algo grande".

No nos podemos olvidar de una final igual de inestable que el momento tenístico actual. Después de finalizar sus semifinales por la mañana (debido a parones el sábado por la lluvia), Pedro ganó el primer set en el tie-break, pero se vio inmerso rápidamente en una espiral de errores que lo dejaron 1-5, 0-40 abajo. Momento para pensar en el set decisivo, pensarán ustedes. Nada de eso ocurrió.

"En el 5-1 del segundo set, con 40-0 y segundo saque le tiro un winner de devolución con mi derecha, hace doble falta, otra más y gano ese game, que duró una barbaridad. Después de eso empecé a jugar un poco mejor, erré muy poco. Sí que es verdad que con 5-3 tuvo 40-0 de nuevo y ahí se asustó un poquito, yo pude tomar mis chances y acabé ganando el segundo parcial". Ni más ni menos que ocho set points salvó el cordobés, uno de los escapes más impresionantes de la temporada para cerrar el duelo en dos mangas.

Entrar a los torneos Challenger, profesión de alto riesgo

Es un triunfo que sabe aún mejor por lo que realmente cuesta jugar un torneo Challenger en plena pandemia. Las oportunidades reducidas afectan a un gran núcleo de tenistas, y ante esto la única fórmula que Cachín predica es la del trabajo duro y la constancia. "Hoy entrar en los Challengers es durísimo, y más si hay pocos Challengers en la semana. Demostré que mi nivel es un gran nivel, pero si vos no tenés ranking tenés que bancártela por más nivel que tengas, bajar al barro, ganar los puntos que necesites y ahí vas a jugar los Challengers. Con esta victoria yo creo que a algún Challenger voy a entrar, o al menos a la mayoría de qualies, a la mayoría de qualies yo creo que sí. Si entro a todas las qualies yo las jugaría todas. Prefiero jugar qualies antes que ITF, por supuesto”.

Pero la movilidad en el ranking, además, se ha visto interrumpida por el nuevo sistema de puntuación de la ATP, un cambio que el argentino define como "precipitado". Más allá de eso, misma fórmula: no estar pendiente de las matemáticas, vivir el día a día y poner el trabajo para ir subiendo de nivel y conseguir más objetivos.

"Yo me considero uno de los perjudicados, pero si nos ponemos a ver cada problema que provocó esta pandemia nos volvemos locos. Creo que en algún momento todo tiene que volver a la normalidad, y cuando volvamos a la normalidad cada uno verá los puntos que ha hecho. Mirá lo que te digo, ya no sé ni cómo va la Race, qué se yo, ni yo estoy enterado. Yo voy semana a semana porque cada vez entiendo menos de todo este tema de las puntuaciones, no quiere decir que lo comparta o no, pero simplemente me perdí un poco: prefiero pensar en ir sumando partido a partido, ir jugando y ganando y si el día de mañana en diciembre estoy en el top-100 querrá decir que hice un gran año, y si estoy el #300 querrá decir que no fue un muy buen año".

Argentina, cuna de talentos

El triunfo de Pedro supone la tercera corona de Challenger para la nación albiceleste en 2021. Las generaciones más jóvenes vienen tirando la puerta abajo, siguiendo con el camino que algún día tanto Pedro como otros tantos construyeron a la velocidad de la luz. Para ellos, el cordobés solo puede tener palabras de admiración. "Esta generación viene con muchísimas ganas. Los dos Cerúndolo, Báez, Tirante, Etcheverry, muchos que me olvido… se empujan entre ellos, juegan un huevo y tienen un hambre terrible. Entrenan todos en Bs As, así que se conocen muchísimo y han armado un grupo ahí, como que todos tiran para el mismo lado. Eso es buenísimo”.

La madurez, la clave para ser mejor

Ponerse objetivos en una temporada tan inestable es una empresa difícil, aunque el inicial estribaba en alcanzar la fase previa del Open de Australia 2022. A buen seguro que este título da un impulso enorme a dicha candidatura, más allá de la subida de más de 40 puestos que Cachin ya ha experimentado. Sin embargo, de aquel joven imberbe que sorprendió al mundo en Sevilla al actual Pedro hay una distancia sideral, especialmente en el plano mental.

"Hay mucha diferencia a aquel Pedro Cachín del 2015: hoy en día entiendo mucho mejor el tenis. Soy mucho más realista: entiendo que gano acá y si gano es por algo. Hay mucha diferencia, aquel Pedro era literalmente muy inconsciente, muy joven: jugaba muy bien al tenis pero no era tan jugador de tenis. Hoy soy bastante profesional, intento ser muy buen jugador de tenis y mucho más consistente". Y es que, amigos, en este deporte conceptos como la confianza y la madurez lo son absolutamente todo. Los que llevan peleándola durante muchos años en los niveles más bajos de la pirámide lo saben de sobra.

Y Cachín, por fin, ha encontrado su modo zen. Que dure y le veamos proclamarse campeón en muchas más ocasiones.