La actitud rebelde que muestra Nick Kyrgios de manera frecuente puede interpretarse como un signo de sufrimiento interno, de incomprensión y miedo. Así lo ha dejado entrever en alguna entrevista pasada y lo confirman sus escalofriantes palabras concedidas al medio australiano straitstimes.com, donde ha enunciado sin rubor el concepto siempre potente y difícil de normalizar para muchos como es la depresión. Verse en la vida sin apoyos, sin objetivos, sin anhelos, en definitiva, sin rumbo es una de las cosas más complicadas para un ser humano y es preciso tomarse en serio la confesión de un hombre que abre un agujero en esa fachada de bad boy de la que hace gala habitualmente, para desvelar sus temores y angustias.
"He pasado mucho tiempo en un lugar muy oscuro y solitario emocionalmente", desvela un Kyrgios que analiza el asunto. "No creo que la gente pueda hacerse una idea de lo solitario que es el tenis. Estás en la cancha tú solo, no puedes hablar absolutamente con nadie y debes encontrar soluciones constantemente. Soy una persona muy familiar y sentimental, necesito sentirme arropado por mi entorno y lo he pasado muy mal viajando por el mundo con el circuito ATP. Puedo decir que he luchado seriamente contra una depresión", comenta Nick.
Ya eran muchos los especialistas en psicología que habían alertado de las posibilidades de que ese comportamiento tan difícil de entender en pista de Kyrgios, escondiera un problema como este. "Recuerdo especialmente un episodio vivido en Shanghái. Eran las 4 de la tarde, me desperté en la cama con las cortinas cerradas y no podía levantarme, no quería ver la luz del día. Sentía en esos momentos que no podía confiar en nadie, que nadie quería conocerme como persona y entender cómo soy, sino que lo único que les interesaba era lo que pudiera hacer como tenista para aprovecharme de mí", asevera el australiano de 25 años que hace referencia a lo difícil que es responder a las expectativas de los demás.
Kyrgios habla de sus sentimientos hacia el tenis de competición
"Toda la vida he sentido que muchísima gente me presionaba para que fuera alguien que realmente no soy, para que fuera lo que ellos querían ver en mí. Debido a ello, me presioné mucho a mí mismo y acabé sintiendo el amor por el juego, perdí el control de mí mismo y de mi tenis. Caí en depresión porque veía que no podía ser lo que los demás pretendían que fuera", señaló un Kyrgios que explica abiertamente su relación con el tenis.
Niega que no le guste competir o que odie el deporte, tal y como podría desprenderse de algún comportamiento por su parte, aunque incidie en su pasión por otras cosas ajenas al tenis y la ansiedad que el circuito ocasiona en él. "No hay nada mejor que jugar en estadios espectaculares y medirse ante los mejores del mundo; es ahí donde tienes que demostrar tu talento y el trabajo que llevas haciendo toda la vida. Echo de menos eso, me lo estoy perdiendo ahora, pero no vivo por y para el tenis. Me encanta estar en casa con mi familia, mi pareja, trabajar con mi Fundación y ayudar a la comunidad. Hay otras muchas cosas que pueden hacerse en la sociedad además del tenis", asegura un Nick Kyrgios más sincero que nunca.