¿Por qué la 'Next Gen'?

Incentivada por la ATP bajo un eslogan y una campaña de marketing, la ATP repite la fórmula que ya realizó en 2002 cuando necesitó revitalizar su producto.

Alejandro Arroyo | 7 Feb 2019 | 19.23
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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En 2014 sucede lo siguiente. En Wimbledon, Grigor Dimitrov y Milos Raonic alcanzan las semifinales del torneo. Dos meses después, en el US Open, la final la juegan Marin Cilic y Kei Nishikori. Cuatro jugadores que se encuentran, en edad y progresión, en posición de relevar y suceder a cuatro jugadores que siguen hoy, al menos tres de ellos, tiranizando el tenis. Esos cuatro jugadores tenían, bien la juventud o la madurez como para dar el salto. Pero no lo dieron.

La gente no tardó en ver que quizás esa no era la generación. Tampoco lo fue la anterior, la de Gulbis, Del Potro o Bellucci. Pero estos cuatro jugadores, aunque no nacidos en el mismo año, no fueron considerados generación como tal. No hubo campaña ni marketing que los englobara como una generación propia, un concepto, un eslogan; no fue la elegida. Por varias razones. La más obvia: no eran muy numerosos ni coincidían en año de nacimiento. La más opinable: ninguno era estadounidense, la nación con más capacidad de influir en campañas de marketing a través de su industria y sus marcas. Y la más importante: simplemente, la ATP no los necesitaba. La ATP no necesitó vender un recambio de unos jugadores, Roger, Rafa, Novak y Andy, que arrastraban millones de fans en todo el mundo. La ATP estaba a salvo.

No fue así en 2002, un momento en el que la ATP se estaba oliendo lo que podía pasar. En aquellos años, Pete Sampras daba síntomas de desgaste, retirándose tras ganar el US Open de 2002. André Agassi pasaba de la treintena, y aunque envejeció mejor que nadie de su generación, ganando tres Open de Australia en 2000, 2001 y 2003, y siendo finalista del US Open en 2005, con 35 años, su tiempo estaba llegando a su fin. La ATP necesitaba poner el valor el talento del que disponía. Su campaña tuvo éxito. Llamada 'New Balls, Please', el organismo que rige el circuito masculino, se valió de casi 15 jugadores, divididos en diferentes fotografías en las que se leía 'Stronger, Faster, Younger' o 'New blood, new attitude'.

Jugadores como Andy Roddick, Marat Safin, Lleyton Hewitt, Roger Federer, Magnus Norman, Juan Carlos Ferrero, Tommy Haas, Sebastien Grosjean, Guga Kuerten, Nicolas Lapentti, Nicolás Escudé, Mariano Zabaleta, Nicolas Kiefer o Arnaud Clement. La ATP agrupó a muchos jugadores con tal de crear un golpe de efecto. De un lado, vendía la proliferación de talento como resultado de una generación emergente, con capacidad de relevar y generar interés por sí sola. Del mismo modo, era difícil que fallara con los elegidos. Sí o sí, de ahí saldrían los mejores tenistas del mundo, aunque muchos otros se quedaran en clase media. No en vano, Ferrero, Safin, Hewitt, Federer, Kuerten, Roddick, Haas o Norman fueron número 1 o número 2 del mundo.

Y esa necesidad se ha trasladado a nuestros días. La ATP sabe que tiene que construir antes de que la grieta sea demasiado grande. El principal sustento de su negocio, las rivalidades, carisma y palmarés de cuatro jugadores extraordinarios por sí mismos e irrepetibles como grupo, va desgastándose. Andy Murray está al borde de la retirada, Roger Federer va camino de cumplir los 38 años, y las lesiones ya han avisado a Novak Djokovic mientras llevan castigando toda la carrera de Rafael Nadal.

La ATP hizo algo parecido cuando en sus campañas de marketing sobre la Next Gen, incluyó a jugadores como Nishioka, Ymer, Donaldson o Kokkinakis, jugadores de indudable calidad pero que, sumados a los Zverev, Coric, Tiafoe, Tsitsipas o De Miñaur, puede que no lleguen a lo que se les programa. Y de ello no deriva la responsabilidad de desbancar a los más grandes, al ahora 'Big3', porque todo parece indicar que ellos sólo serán superados cuando estén fuera del circuito, ni tampoco es que sea esta una generación inflada por el marketing. Simplemente, la ATP los necesita como pocas generaciones en la historia, pues nunca antes el tenis masculino se quedará tan huérfano como cuando se retiren las tres leyendas más grandes del tenis moderno.