Roddick: "Se me hace difícil verme en el Salón de la Fama"

Con motivo de su introducción en el Salón de la Fama de Newport, el último campeón americano de Grand Slam repasa imperdibles detalles de su gran carrera.

Rubén Pérez Serrano | 30 Jan 2017 | 17.00
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Cómo echa de menos el tenis estadounidense a Andy Roddick. Y con razón. El apodado como 'cañonero de Nebraska' sigue siendo a día de hoy el último tenista de Estados Unidos que logró ganar un Grand Slam, que logró llegar al número uno del mundo, que logró llegar a una final de Grand Slam y que logró ganar un Masters 1000. El de Omaha se retiró del tenis en 2012 dejando un profundo vacío en un deporte que en su versión masculina está pasando unas vacas flacas muy duras en Estados Unidos. The New York Times ha entrevistado a 'A-Rod' y ha tocado con él grandes temas de su carrera aprovechando su introducción en el Salón de la Fama de Newport en el primer año en el que Roddick era elegible para tal designación.

"Se me hace realmente difícil verme a mi mismo en el contexto de toda esa gente que está en el Salón de la Fama. Es como si ellos fueran Michael y yo Tito", cuenta Roddick con su habitual tono de humor, refiriéndose en su analogía a dos de los miembros de los Jackson Five. Y es que a muchos puede haber chocado la designación del americano. Su currículum cumple con los principales requisitos para entrar en Newport pero puede antojarse corto si evidentemente se compara con los de los ya presentes allí. Pocas semanas como número uno, solo un Grand Slam y un retiro del tenis aún muy fresco. El de Nebraska admite que su designación no era la más obvia precisamente.

"Honestamente no sabía si entraría. No soy Serena, tampoco soy Roger. No soy de esa gente en la que es casi una mera formalidad su introducción. Lo mío no creo que estuviera cantado", se sincera Roddick. Y es que hay otros ex tenistas muy laureados como el ruso Yevgeny Kafelnikov que están aún esperando a ser introducidos en el Salón de Fama. El moscovita fue como Roddick número uno y además ganó dos grandes (Australian Open y Roland Garros).

A simple vista y teniendo en cuenta de qué generación era heredero, la carrera de Roddick puede antojarse escasa en cuantos a grandes títulos e incluso decepcionante. Si sacamos la lupa y observamos con más detenimiento y apreciamos en su justa medida el trasfondo de su etapa como jugador, deberíamos cambiar de parecer. Precisamente el ser sucesor de una generación como la de los Sampras, Agassi, Chang y Courier, el llamado 'Dream Team', ha sido una losa pesadísima con la que ha tenido que cargar desde muy joven y que ha soportado sorprendentemente bien. Si le sumamos que alcanzó sus mayores logros muy joven y que pronto fue subyugado por la mejor generación de la historia del tenis con el 'Big Four', lo conseguido por Roddick es digno de elogio y admiración.

"Yo no fui nunca a reemplazar a la anterior generación", admite Roddick. "Lo hubiera pasado muy mal intentando reemplazarles. Sin embargo ellos me espolearon cuando yo era pequeño. Les vi mucho por televisión y siempre fueron una inspiración para mí. No sé si habrá mucha gente que haya podido conocer a sus héroes y ya no te digo pasar tiempo con ellos y tener incluso conversaciones reales con ellos", comenta Andy.

Ese factor de no imponerse la presión de suceder al 'Dream Team' americano se erige como una de las claves de su éxito. Sin embargo, su carrera ha tenido momentos que aún hoy en día le escuecen y mucho. Especialmente aquel Wimbledon 2009 y esa final resuelta por 16-14 en el quinto set para su gran némesis, Roger Federer, el genio que supo domar la potencia desbocada del 'Cañonero de Nebraska'. Aquel domingo de duro recuerdo para él le sobrevino con especial crudeza en 2015 cuando regresó al All England Lawn Club para hacer labores de comentarista con la BBC.

"Fue duro. Me hubiera gustado haber paseado por allí esa semana como campeón de Wimbledon", reconoce Roddick, tres veces finalista del torneo, en las tres tumbado por Federer. "Deseaba con todas mis fuerzas haber estado ahora en mi salón y tener alguna réplica símbolo de haber ganado ese torneo, pero no considero esto como un lamento. Es algo que desearía que hubiera pasado y me hubiera realmente encantado haber poseído. Pero yo salí ahí y llevé a cabo mi juego perfectamente durante cuatro horas y media. Simplemente no fui tan bueno", recuerda el estadounidense, que solo pudo ganar una de las cinco finales de Grand Slam que disputó, la única en la que no estaba Roger Federer al otro lado de la red.

Andy Roddick se despidió del tenis hace ya más de 4 años, en 2012 en el Abierto de los Estados Unidos, cayendo en cuarta ronda ante Juan Martín del Potro. Muchos han considerado temprana y precipitada esa retirada con 31 años. Para Roddick sin embargo, tocaba ya. "Cada vez que veo una final entre Wawrinka y Djokovic, me digo, 'Quéeee bien estoy donde estoy ahora'", cuenta. "Tengo ahora un montón de negocios relacionados con mi fundación y estoy cerca de mi hijo. Australia ha sido divertido porque puedo ver los partidos mientras mi hijo duerme. También me resulta divertido ver como yo me retiré y Feliciano, Roger y Berdych siguen, básicamente gente con la que yo jugué. Cinco años es mucho tiempo y desde entonces no ha habido muchas retiradas", observa el americano, que no quiso arrastrarse más, sabedor de que sus opciones de volver a ganar un Grand Slam se habían esfumado definitivamente. Su legado en cualquier caso, fue para estar orgulloso.