Nadal es resiliencia

Con la ilusión de la primera vez, Rafa Nadal volvió a ofrecer hoy en Australia otra muestra de capacidad para levantar hasta el más complicado de los momentos.

Jose Morón | 21 Jan 2017 | 18.00
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Dice la Real Academia de la Lengua que 'Resiliencia' es la capacidad de adaptación de un ser vivo frente a un agente perturbador o un estado o situación adversos. Es decir, revertir con éxito una situación que causa estrés; afrontar la adversidad y salir airoso. Y qué quieren que les diga, yo no puedo pensar en otro tenista que no sea Rafael Nadal cuando leo esa palabra.

¿Cuántos años lleva Rafa en activo? Tantos que es difícil que nos alcance la memoria para recordarle dando saltos de alegría mientras pasaba rondas en su primer Roland Garros. Ha llovido mucho desde entonces, sus músculos se han definido algo más, ha controlado un poco más el peso para no perjudicar a sus rodillas, ha perdido un poco más de pelo y le salen arrugas en la cara cuando sonríe pero si algo no ha perdido Nadal en todos estos años ha sido su espíritu de luchador, su capacidad para levantar hasta el más complicado de los momentos.

Se presenta en Australia después de año y medio de serios problemas para encontrarse a sí mismo. Meses atrás, tomó una decisión difícil, pero necesaria. Optó por parar un tiempo para recuperarse de sus problemas físicos y añadió la figura de Carlos Moyà a su equipo. Además, añadió peso a su raqueta con la clara intención de jugar más agresivo y buscar más tiros ganadores. Los ingredientes ya los tenía, ahora necesitaba ponerse a cocinarlos.

Y tras varios Grand Slams donde precisamente bien no lo hizo, llega a Melbourne con la ilusión del primer día. Sin la presión del que se sabe claro favorito (ese peso ahora lo llevan otros), Nadal se suelta y empieza a tirar el brazo y a conseguir winners con una facilidad pasmosa. En cierta forma, recuerda a aquél de Australia 2009 o US Open 2013.

A Rafa le apartan de la escena a empujones dos tipos llamados Andy Murray y Novak Djokovic. El castigo de las lesiones le hunden más en su inseguridad y falta de confianza y en este 2017 se le planta de nuevo la tarea de tener que levantarse y dar la cara. Y vaya si lo ha hecho. Porque si de algo nunca se le puede ni se le podrá acusar nunca a Nadal es de no dar la cara.

Y llega hoy su primer gran rival en este Open de Australia y se le ponen las cosas de mala forma. Dos sets a uno abajo y con la sombra de Fognini, Verdasco y Pouille sobrevolando la Rod Laver Arena. Esa maldita sombra de otro partido perdido en cinco sets. En su día, él era temible en ese terreno por todos, donde ni teniéndole a un punto de derrotarle con dos sets de ventaja podías pensar que lo tenías. Aún teniéndolo todo favorable, te recorría una especie de escalofrío por la espalda cuando echas un ojo al otro lado de la red y te veías a Nadal mirándote con la misma cara que un cazador mira a su presa. Y caías. No sabías cómo, pero caías. Zverev sabe que lo tiene herido. Sabe que ha caído en las redes de otros previamente y que él también lo tiene en su mano, pero no puede hacer nada al ver a Nadal apretando los dientes y yendo a la yugular. Al final, es él quien termina cayendo en las garras de Rafa.

Nadal, a sus casi 31 años, vuelve a hacer otro ejercicio de resiliencia. Otra prueba de esfuerzo, de trabajo, de superación, de lucha ante la adversidad. Una victoria a la vieja usanza. Con sabores de su mejor época. Y es que hasta el propio Roger Federer puso a Rafa como ejemplo de resiliencia, a su llegada a Melbourne. "Ahora, será él quien me vaya a mostrar el camino", decía el suizo. Y es que alguien que lo ha ganado todo en este deporte como él, que a su edad, y con el castigo tan grande que lleva en su cuerpo, que siga ofreciendo espectáculos como el de hoy, es digno de admirar.

Y no importará si sale campeón o no de Melbourne. Lo más reseñable de todo es que Nadal ha vuelto a demostrar que tiene hambre y que está dispuesto a seguir dejando momentos para goce y disfrute de todos los amantes del este deporte. Y viendo todo esto, yo más bien diría que Rafa no pone en práctica la resiliencia. Diría que Nadal es resiliencia.