Impredecible pero ilusionante. Así es como se presenta el 2017 para el tenis femenino español. Con Garbiñe Muguruza y Carla Suárez-Navarro afincadas en las posiciones nobles del ránking WTA y con la posibilidad de seguir ganando grandes títulos, la afición española anhela un plus de regularidad en ambas y, sobre todo, la suma de más tenistas que puedan competir con garantías en los mejores torneos del año.
Lara Arruabarrena y Sara Sorribes ofrecieron brotes verdes en el tramo final de 2016, y si son capaces de dar continuidad a su nivel de juego y carácter ganador, pueden consolidarse en el top-100 y erigirse en animadoras del circuito. Mucho se habla de jóvenes con gran proyección como Paula Badosa, Aliona Bolsova o Paula Arias, no se espera que alguna de las tres pueda respuesta, en 2017, a las aspiraciones de un país tan apasionado como impaciente con sus deportistas. Estas son alguna de las previsiones sobre lo que será el 2017 para el teenis español.
Garbiñe Muguruza
Su talento y potencial son innegables pero también su actitud poco constructiva en la pista y tendencia a hundirse moralmente cuando las cosas no fluyen a la perfección. Muguruza se despidió de 2016 con un título de Grand Slam pero también con la mirada condenatoria del público, que percibió una cierta apatía y falta de garra de la nacida en Caracas.
El bucle negativo en que se vio sumida tras su triunfo en París, no es nada halagüeño respecto a sus posibilidades de futuro, pero tiene tenis de sobra para seguir luchando por Grand Slams. Si logra ordenarse mentalmente y ser mucho más humilde, volverá a estar en la batalla por hacer historia para el tenis español.
Carla Suárez-Navarro
La canaria volvió en 2016 a su versión más sólida, fiable y regular, encajando derrotas frente a las mejores del circuito pero acostumbrando a llegar a octavos y cuartos de final en los Grand Slam, es decir, lo mínimo exigible para su potencial. No es la más potente, ni la más veloz, pero sí ostenta gran inteligencia táctica y muchas ganas de seguir evolucionando.
Su objetivo no será otro que el de poner cerco al top-10 de nuevo, e intentar plasmar su habilidad innata para jugar sobre tierra batida en los grandes torneos. Y es que Carla lleva dos años cosechando grandes decepciones en Roland Garros, donde no pasa de octavos de final desde 2014.
Lara Arruabarrena
La jugadora donostiarra parecía algo estancada en 2016, sin dar el ansiado salto cualitativo para el que parece estar capacitada. Sin embargo, el título cosechado en el WTA de Seúl en septiembre, infundió moral y confianza a una Arruabarrena que a sus 24 años está aún a tiempo de buscar un lugar entre las 50 mejores del mundo.
La exigencia de circuito es máxima pero si Lara juega calmada y no abusa del circuito de dobles, que le da ritmo pero genera un gran desgaste físico y mental, la pupila de Alejo Mancisidor pueda dar mucho de qué hablar en este 2017.
Sara Sorribes-Tormo
La castellonense parece estar en el mejor momento de su corta carrera, lo que da una idea de la tendencia ascendente que ha experimentado en 2016. Terminó el año como 106 del mundo y con resultados notables en eventos de primer nivel, como el WTA Linz, el WTA de Seúl y el WTA de Bastad, así como comparecencias exitosas en torneos ITF, como en Essen y Sao Paulo, donde se alzó campeona.
A sus 20 años, Sara está en disposición de entrar en el top-100, objetivo prioritario para una jugadora como ella, que necesita poder disputar los mejores torneos del mundo para ir fogueándose y quemando etapas en su evolución como tenista.
Otras jugadoras a tener en cuenta
Nombres ya clásicos como los de Silvia Soler-Espinosa, Laura Pous-Tio o María Teresa Torró-Flor, seguirán resonando durante todo el año y buscarán colarse en Grand Slams merced a buenas actuaciones en torneos ITF, que les permitan ir ganando posiciones en el ránking. Además, hay jóvenes con mucha proyección y en los que aficionados tienen muchas esperanzas puestas.
Paula Badosa se erige en la gran esperanza del tenis español desde hace años. Su triunfo en Roland Garros junior 2015 y sus comparecencias heroicas en el Premier Mandatory de Madrid, hicieron saltar su nombre a la palestra. Sin embargo, la nacida en Nueva York está teniendo serios problemas para competir en eventos de menor calado, y las lesiones la mantuvieron en el dique seco durante gran parte de 2016.
Aliona Bolsova se fue a probar suerte al tenis universitario de Estados Unidos, y forma parte del equipo de Oklahoma State, donde cosechó un balance de 9-2 en victorias-derrotas en modalidad individual, y de 10-3 en dobles. Está lejos del circuito profesional pero esta experiencia puede proveerla de mucha experiencia y favorecer su salto al circuito WTA dentro de unos años.
Otro nombre que viene sonando desde hace tiempo es el de Paula Arias-Manjón. Con apenas 16 años, fue de la partida en los cuadros finales de Grand Slams junior en 2016. logrando la hazaña de alzarse campeona en Roland Garros en la modalidad de dobles, junto a Olga Danilovic. Su juventud no puede esconder un caudal enorme de talento, que ha de ser pulido con mucha paciencia. En 2017 se espera que Paula sea más habitual en torneos ITF que en 2016, año en el que disputó tres pasando la fase previa tan solo en uno de ellos, como fue el de Palmanova.