Otro día serio y muy gris en la oficina, sin apenas rayos de sol sobre la raqueta de Garbiñe Muguruza. Aunque esta vez, el desenlace acabó en victoria. La hispano-venezolana debutaba este sábado en ‘su’ torneo de Beijing, lugar donde el curso pasado se hizo con el título, y donde hoy tuvo que sufrir hasta un tercer set para doblegar a la siempre peligrosa Irina-Camelia Begu (2-6, 6-2, 6-3), una jugadora que ya sabe lo que es ganarle esta misma temporada y que representa un caramelo muy amargo para una darse en una primera ronda. La igualdad en el encuentro terminó con un arreón final de la número 3 del mundo para plantarse en la siguiente ronda donde ya le espera Yulia Putintseva.
No está siendo la gira más brillante de Garbiñe Muguruza, de hecho, hace ya demasiados meses que no disfrutamos de un partido tranquilo y de nivel continuado de la caraqueña sobre la pista. Sean los nervios o sean otros factores, nuestra mejor baza del vestuario expresa un rostro herido, de suma vulnerabilidad, algo que luego se transmite también en su tenis. Basta el primer set para verlo reflejado, perdida sobre el rectángulo de juego a merced de la rumana, igual que ya le ocurriera en el torneo de Madrid. Vale que no es rival cómoda para arrancar un cuadro, ¿pero acaso lo es enfrentarse a la vigente campeona de Roland Garros?
No pensaba demasiado Begu sobre el terreno, tampoco Garbiñe, así que sería lo que los astros quisieran. Hubo remontada, tan esperada como necesaria para la pupila de Sam Sumyk. Una tercera derrota consecutiva hubiera sido quizá esa gota que colmara el vaso y que se llevara por delante algún testigo inocente. O quizá culpable, quién sabe. La relación entre jugadora y técnico volvió a mostrarse muy distante, fría y de poco entendimiento. La expresión corporal y el rostro de la española no mentían, algo a mal independientemente del resultado. Nos falta su sonrisa.
Al final Muguruza pudo calmarse y centrarse de cara a los últimos giros del partido, donde la experiencia siempre supone el arma más letal. Tiró de galones y cerró el duelo con sobriedad, aprovechando las oportunidades y sin concesiones. Ni siquiera lo celebró, tampoco había muchas ganas. Una firma a la cámara y directa a vestuarios, dejando seguramente las mismas dudas que si hubiera perdido. Lo mejor, que la tendencia negativa se corta con este triunfo, victoria especial al darse en Beijing. Lo menos bueno, la sensación de que se avecinan cambios debido a que ya son muchas semanas generando dudas con su tenis. Ojalá que den con la tecla. Hasta el momento, Yulia Putintseva en segunda ronda.