Festival serbio

Novak Djokovic dio una clase magistral de tenis, realizó un juego soberbio y despachó en tres sets a Kyle Edmund para meterse en cuartos de final del US Open.

Nacho Mühlenberg | 5 Sep 2016 | 06.22
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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¿Qué se puede decir de un hombre que practica un tenis sencillamente perfecto? ¿Cómo se explica el partido de un jugador que no da un solo síntoma de fisura? Poco secreto hubo en el encuentro que cerró la jornada del domingo en Nueva York. Novak Djokovic pasó por encima de Kyle Emdund por un resultado de 6-2, 6-1, 6-4 y se clasificó para los cuartos de final del US Open. El serbio estuvo con el ‘modo Dios’ activado, a excepción de un pequeño despiste en el comienzo del tercer set, mientras que Kyle Edmund, que dio la cara en todo momento y no le tuvo miedo al número uno del mundo, no terminó de descolocarlo.

Si Djokovic sonríe dentro de una pista de tenis es que las cosas van extremadamente bien y por el camino adecuado para sus intereses. Hoy, en su partido de octavos de final, se dio el lujo de divertirse, de probar cosas diferentes, de irse a la red, de tirar dejadas, globos y de hacer virguerías con su tenis.

El serbio pisaba la cuarta ronda habiendo estado en pista apenas 3 horas en en tres rondas. Un camino totalmente inusual, ya que en segunda ronda su rival, Jiri Vesely (49°), se bajó del cuadro y en tercera solo estuvo seis juegos dentro de la pista frente a Mikhail Youzhny (61°), quien también se apartó del torneo alegando una lesión. El verdadero nivel del balcánico era una incertidumbre debido al poco ritmo en los últimos días y todavía más cuando en su partido de primera ronda tuvo que ser atendido por unas molestas en su brazo derecho.

Sin embargo, la poca actividad y el descanso de los últimos días parece que le sentaron de maravilla. Djokovic realizó un tenis exquisito ante un tenista valiente como el británico Edmund, que dejó destellos de muchísima calidad, no se achicó en ningún momento y plantó cara al número uno del mundo. El joven diestro de 21 años demostró que puede tener un hueco entre los referentes de los próximos años en el circuito gracias a su potencia, descaro y carácter competitivo. Edmund, a pesar de lo que indica el resultado, dio la talla ante el balcánico, mostró al mundo entero que tiene un látigo en el brazo derecho y que su condición física es digna de un atleta de los pies a la cabeza.

Pero Djokovic fue demasiado Djokovic. Tuvo unos juegos de despiste al inicio de la última manga, pero cuando tuvo que apretar lo hizo con contundencia y solvencia. El número uno del mundo, pese a la primera semana extraña, está entero física y mentalmente y vuelve a decirle a sus rivales que él es hombre a batir en este torneo de Nueva York. Nole buscará el pase a las semifinales ante el noveno cabeza de serie, Jo-Wilfried Tsonga.