Federer cierra el cuento de hadas de Willis

Roger Federer ha puesto punto y final al increíble camino de Marcus Willis (772º del mundo) por Wimbledon con un triunfo por 6-0, 6-3 y 6-4.

Rubén Pérez Serrano | 29 Jun 2016 | 19.41
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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A pesar de acabar con derrota, fue un final feliz para el 772º del mundo, el británico Marcus Willis. Cedió en la segunda ronda de Wimbledon ante el suizo siete veces campeón del torneo Roger Federer por 6-0, 6-4 y 6-4 en 1 hora y 24 minutos de juego ante una pista central absolutamente rendida a los dos jugadores, aunque especialmente al zurdo inglés. Salió nervioso y dubitativo, pero se fue entonando y dejó para la galería una tremenda recua de grandes golpes de genio. Federer en todo momento jugó cómodo y no tuvo que desgastarse demasiado, siendo partícipe de la fiesta que era el partido. Menos lo será en tercera ronda, sobre todo si choca con Dolgopolov que juega ante Evans.

Roger Federer y Marcus Willis se encontraban en segunda ronda en una pista central cubierta por el techo y cuyo ambiente era más propio de otros deportes que del tenis, y menos en Wimbledon. Tremenda expectación por ver al 775º del mundo pelearle al ex número 1 y siete veces campeón de Wimbledon. El tercer punto del partido, una bola a la red de Federer, fue ampliamente celebrada por el público, que veía como un auténtico logro siquiera ganarle un punto al suizo. Federer sacó el primer juego adelante y así lo haría con los cinco siguientes.

Willis estaba haciendo del partido un auténtico circo, un puro juego de tiros cortados, tanto de revés como de derecha, dejadas, subidas a la red, globos... Al suizo no le molestaba ni los más mínimo este tipo de propuesta y tras varias opciones salvadas por el británico, rompía su saque y se marchaba en el marcador. Cerraría en 24 minutos con un doloroso 6-0 para Willis, aunque quizá no tanto. El inglés estaba disfrutando y haciendo disfrutar a un público entregado, que vitoreaba cada accción de este jugador, más cercano al amateurismo que al profesionalismo. Además, dejaba para el recuerdo un tremendo punto en el que tras resbalarse en el fondo de pista, metía un globo ganador excelente a Federer, provocando el delirio de la central.

¿Conseguiría el bueno de Marcus algún juego con el que levantar al público de sus asientos? Desde luego que sí. El británico lograría empatar a uno conectando saques directos que celebraba como si de títulos se tratase. Federer había bajado ligeramente el pistón y Willis, que había jugado siete partidos ya (un Grand Slam entero) antes de llegar a esta ronda, podía sonreír aún más de lo que lo estaba haciendo. Se había venido arriba porque acto seguido clavaba una derecha de zurdo a la carrera que hacía vibrar a la central. ¿Riesgo de que Federer se complicara el panorama? Nada más lejos.

Willis volvía a aguantar de nuevo con su saque, mantenía el partido bonito y vibrante, con tremendas voleas que dejaba mansas cerca de la red. Federer ponía la velocidad y la clase, el británico la magia y el punto simpático y divertido al partido. Pero el suizo tampoco quería alargar demasiado la función y conseguía el 'break' en el sexto juego de la manga. Willis se había encomendado al saque pero no le valió. En cambio, Federer ponía la directa con su servicio hacia el 5-2. Un par de juegos más y Federer ya tenía el 6-3 en el luminoso.

En la tercera manga se pudo ver al Willis más suelto al saque de todo el partido. Pegando muchos primeros con bastante colocación, tirando con fuerza con el revés a dos manos y con su continuo recital de golpes extravagantes y tremendamente vistosos. Cada juego que sacaba adelante era todo un triunfo que celebraba como se merecía. Federer era sabedor de que en cualquier momento se quebraría la resistencia del británico. Esto ocurriría con 4-4. En ese servicio, Willis falló más de la cuenta, algo nervioso y Federer no perdonaría rompiéndole el saque en blanco. Con el suyo propio, aún con algunos fallos, podría cerrar el partido y poner el 6-4 final al tercer set. Ambos se abrazaban en la red y Willis salía de nuevo al centro de la pista a saludar al respetable de la central, que tanto calor le habia insuflado bajo el techo retráctil. Un precioso recuerdo de un partido inolvidable, más allá por supuesto del tenis.