Kiki Bertens, de superar un tumor benigno a soñar con todo en París

En mayo del 2015, la holandesa lloraba en París al confesar que tenía un tumor benigno en el tiroides. Un año después, lucha por lograr el título en Roland Garros.

Jose Morón | 3 Jun 2016 | 11.55
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Kiki Bertens es de esas chicas que a pesar de haber pasado los 20 sigue teniendo cara de niña. Cuando ganó el punto de partido en su encuentro ante Timea Bacsinszky, que la metía en semifinales de un Grand Slam, Kiki se tiró al suelo y se llevó las manos a la cara. La ilusión llenaba su rostro. Y es que no podía creerse que después de todo lo luchado durante los últimos dos años, hubiera logrado tan gran hazaña. "No me lo puedo creer", comentó la holandesa tras finalizar el partido. "Mis padres igual. Pensaban que esto no podía estar ocurriendo. Pero sí. Así es", añadía.

Esta chica, nacida en el pequeñísimo pueblo de Wateringen, cerca de La Haya, es toda una luchadora. "Los dos últimos años han sido muy duros para mí", comentaba en rueda de prensa. "Primero tuve mi operación de tobillo y luego, unos problemas de salud". Y es que a Bertens le diagnosticaron un tumor en su tiroides durante un test médico en Miami, hace dos años. Ella continuó jugando sin saber si era benigno o no, ya que los médicos no podían decírselo con seguridad, habiendo programado una operación para extirpárselo después de Roland Garros, pero tras pasar la fase previa, se metió en cuarta ronda y canceló su cirugía por miedo a los riesgos que podría tener, aunque los médicos le aconsejaron que lo extirpara.

Ella se resignó a que tenía cáncer, preparándose para lo peor, pero no fue hasta el año pasado, justo antes de Roland Garros, que tras unos tests en Estados Unidos, le confirmaron la noticia: el tumor era benigno. Esto le permitía al menos poder empezar de cero y que la ansiedad que le producía el no saber si era malo, se fuera finalmente. "No pude dormir durante un año", confesó la tenista el año pasado entre lágrimas tras perder en primera ronda en París ante Kuznetsova, haciendo público su sufrimiento. "Tener que pasar por esto es una cosa terrible", añadía. Pero sus lágrimas eran de alivio. Una vez todo pasó, pudo librarse del estrés y poder centrarse en su carrera.

"Hubo un tiempo en el que llegué a dormir 12 horas al día. Necesitaba recuperar", contó aliviada. "El estrés tiene una gran cantidad de poder sobre el cuerpo. De no dormir durante un año, estaba devastada. Casi no podía trabajar. Así, imposible poder competir profesionalmente", admitía. Superar esta enfermedad le hizo querer trabajar más y más. De la mano de un nuevo entrenador, Raemon Sluiter, el pasado mes de septiembre comenzó su gran preparación para este 2016. "En pretemporada trabajé muy duro. Entrenaba el físico dos o tres veces al día. Fue muy duro pero estoy muy contenta de haberlo hecho", confiesa la holandesa, que aparte, empezó una nueva dieta sin carbohidratos que le hace tener mucha más energía.

Kiki llegó a París como la segunda mujer con más victorias en tierra batida, por detrás de Samantha Stosur. La holandesa llegó con el título conseguido en Nürnberg, después de llegar de la fase previa. Toda una hazaña. Era su primer trofeo en cuatro años y le dio la confianza necesaria para hacer el torneo que está haciendo en Roland Garros, donde se cargó en primera ronda a la alemana Angelique Kerber y continuar con Camila Giorgi, Daria Kasatkina, Madison Keys y Timea Bacsinszky.

Hoy, ante Serena, jugará su partido número 20 en dos semanas y media. Ante la suiza, en cuartos, ya tuvo que ser tratada por el médico en su tobillo, pero eso no le impide soñar con algo grande en la capital francesa. Hace un año, Bertens lloraba en París al comunicar al mundo su dolor. Un año después, Kiki ha convertido esas lágrimas de sufrimiento en felicidad. Ella ya superó ese tumor benigno. Todo lo que venga a partir de ahora, será fruto de su sacrificio y esfuerzo, pero sobre todo, de su lucha y su grandeza.