Andy Murray no pasa por un momento brillante, ni mucho menos. El propio jugador británico no escondió en el día de ayer y tras ganar un duro partido ante Pierre-Hughes Herbert, número 95 del mundo sus sensaciones en estos últimos meses, aunque despejó cualquier especulación sobre la incidencia de su paternidad en ello.
'Definitivamente, he estado bastante gris y plano desde la Copa Davis (frente a Japón a principios del mes pasado). No sé exactamente por qué ha sucedido eso. Además, en muchos de mis partidos ha sido así; algunas cosas buenas mezcladas con algunas bastante malas. La norma es más mala que buena en este momento, así que tengo que mejorar, sin duda".
Andy Murray debuta su gira sobre arcilla con un triunfo por 6-2, 4-6 y 6-3 ante Pierre-Hugues Herbert en Montecarlo. pic.twitter.com/RiI1xBRiQs
— BATennis (@BATennisCom) 12 de abril de 2016
Murray se sincera y al mismo tiempo se sorprende porque no encuentra relación entre lo que sucede fuera de la pista y dentro. "No he tenido consistencia ni regularidad dentro de los partidos, tal vez no he sido tan fuerte mentalmente como suelo estar. Mi concentración no ha sido buena. Soy mucho más feliz fuera de la pista de lo que nunca he estado antes, pero en la cancha no, en la cancha no estoy".
Rápidamente, aparece el tema más recurrente tras estas derrotas: su paternidad y cómo afecta a su rendimiento. "No creo que tenga nada que ver con ello. Si fuese ese el caso en Copa Davis habría jugado de pena y jugué muy bien. Fue inmediatamente después del nacimiento, y es el mejor partido que jugué en el último par de meses".
Por último, el de Dunblane dejó una reflexión curiosa a la vez que interesante. "Creo que a veces puedes entrenar mucho y querer hacer las cosas muy enfocado y el resultado es el opuesto. Recuerdo el año que perdí la final de Wimbledon (2012) y después gané los Juegos Olímpicos, que interiormente me creí la idea de que nunca ganaría un Grand Slam, y eso como que me relajó".