Nadal aprovecha las arrugas de Dimitrov

Rafa Nadal avanza a cuartos de final sin claridad en su juego, aprovechando los problemas psicológicos de Dimitrov para conservar todas las ventajas de las que dispuso

Alejandro Arroyo | 28 Oct 2015 | 23.04
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Rafa Nadal estará en los cuartos de final de Basilea después de doblegar al búlgaro Grigor Dimitrov en tres mangas, 6-4 4-6 6-3, en un encuentro complicado, que generó nuevas dudas en su rendimiento inmediato y que evidenció los problemas tenísticos de los dos. Nadal mantuvo algo mejor la calma y aprovechó todas las arrugas que el búlgaro mostró: fue arriba 4-2, 4-0 y 2-0 en cada set del choque.

Fue un partido marcado por las dudas, los errores y la falta de consistencia que definen el tenis de ambos jugadores en estos momentos. No hubo brillo ni solidez en casi ningún tramo del encuentro, con serios problemas en numerosos turnos de servicio y poquísimos golpes ganadores. Las ventajas, principalmente las del búlgaro, quien fue por delante en los tres parciales, nunca fueron 'reales'. El temblor de Dimitrov pudo con el de Rafa, que avanzó a cuartos sin ninguna sensación positiva, más allá de la más importante: la victoria.

La ansiedad definió cada intercambio, cada servicio, cada momento importante. Rafa fue quebrado en el primer juego del encuentro sin que el búlgaro produjese y desequilibrase apenas. Preámbulo de lo que sería el encuentro, Dimitrov fue arriba hasta el 4-2 de la primera manga, altturas donde más se arruga la frágil mentalidad del ex número 8. Nadal fue cargando el revés, esperó que Dimitrov sirviera segundos saques uno detrás de otro y se hizo con un parcial por mera comparecencia. Los números comenzaban a delatar la pobre calidad del encuentro: 14 ganadores por 27 no forzados entre ambos, con Grigor sirviendo un 34% de primeros servicios y ganando únicamente el 42% de sus segundos.


Algo que le ha sucedido con frecuencia a Grigor en cada duelo disputado con otros miembros del antiguo top-4. Ante Murray o Djokovic no supo mantener las ventajas en parciales concretos. Su temblor domina su tenis en los juegos que deciden partidos. En el segundo a punto estuvo de ocurrir algo muy similar. El búlgaro quebró y se puso arriba desde el inicio. Nadal seguía sin dominar el escenario. Muy errático con su derecha, errores de bulto en la ejecución y una actitud especialmente conservadora; cepillando todos sus golpes de fondo, sin agresividad y con problemas para abalanzarse sobre la pelota. Optó por la más básica y eficaz de sus tácticas: cargar el revés a una mano del irregular Dimitrov.

Con 4-0, Grigor sirvió con 4-3, en situación idéntica a las del primer parcial. Logró sostener sus dos últimos turnos e igualó el partido. Los números no habían mejorado apenas, salvo el servicio de Dimitrov, más estable y efetivo en porcentajes. Sin embago, Nadal concedió determinadas bolas comprometidas que restó sobre segundo servicio. Ambos dependieron de una rendición completa del contrario para llevar a cabo con éxito sus intenciones. El partido se iba a una tercera manga en la que ya no cabía acto alguno de lucidez.

Y Dimitrov, más agresivo con su drive cuando el choque no se juega tan adelante ni el riesgo de perder asoma, quebró al mallorquín para colocarse 2-0. Desde ese instante, Rafa profundizó en la idea de no fallar, de frenar las concesiones y mover mejor las piernas para que Grigor pasara a terminar el punto y tomar él las decisiones. El de Haskovo comenzó a fallar numerosos reveses liftados y la película se acercó al final más predecible. Rafa recuperó la ventaja, aguantó bien sus servicios y rompió en el octavos juego, con 4-3, al igual que en el primer parcial. Nadal volvió a dar la vuelta a un encuentro que jugó con muchísimas dudas. El viernes, nueva prueba para dejar atrás las irregulares sensaciones experimentadas en sus dos primeras citas sobre el indoor de Basilea.